** Saga Vannecelli **
Rachel Fiore es la mano derecha de Leandro Zanella, jefe de una de las ramas más importantes de la organización italiana. Desde que él la rescató a ella y a su hermana de la calle cuando solo tenía 14 años, ha estado perdidamente enamorada de él. Sin embargo, su temor al rechazo la ha llevado a ocultar este secreto durante seis años. Actualmente, la organización está siendo amenazada por los FGN, lo que obliga a Rachel a viajar a la capital para reunirse con el líder de la organización en busca de su apoyo. sin tener conocimiento de que se cruzaría con un hombre que transformaría por completo su vida.
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Capítulo 3 chico Fastidioso 2/2
Rachel fiore
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- Suelto su mano. Él acaricia la suya mientras sonríe y se aleja. Yo doy la vuelta y continúo disfrutando de mi margarita. Después de unos minutos, termino mi bebida, así que pido otra; esta será la última, ya que planeo irme. El barman me entrega la margarita y, en ese momento, noto cómo varias personas comienzan a correr y la música se detiene. Escucho discusiones, por lo que giro la cabeza y veo a mujeres gritando, mientras varios se pelean, tanto hombres como mujeres. Me doy cuenta de que uno de ellos es el que había estado molestando. Decido disfrutar de mi margarita mientras observo el espectáculo. La verdad es que la pelea es entretenida; tanto las mujeres como los hombres están peleando con habilidad, lo que evidencia que han recibido algún tipo de entrenamiento, ya que están dominando a sus oponentes. Continúo saboreando mi margarita cuando un hombre se acerca, derriba mi bebida y me dice- Apártate, perra.
-Observo cómo mi deliciosa y refrescante margarita de lima se derrama en el suelo. Una gran irritación recorre mi cuerpo; aunque podría haber perdonado que me llamara “perra”, lo de haber derramado mi bebida no tiene perdón. Por lo tanto, aprieto el puño y le propino un primer golpe en el rostro, incrementando la fuerza de mis ataques hasta que él cae de rodillas al suelo. Agarro su cuello y él me pide perdón, pero su disculpa no devolverá mi bebida completa a mi vaso. Sin pensarlo, le doblo el cuello y lo suelto; su cuerpo cae al suelo. Al mirar al frente, veo que el chico fastidioso me está observando, así que decido marcharme. No sé si me vio cometer el acto, pero debo irme rápidamente, ya que escucho las sirenas. Salgo del establecimiento a toda prisa y, de repente, me encuentro de frente con la policía, quienes me detienen.
Si me defiendo, podría levantar sospechas con la policía; no es conveniente. Ellos me llevan a una patrulla. Mientras respiro con pesadez, todo esto es culpa de ese maldito chico. Abren la puerta de la patrulla y lo veo entrar. No puede ser, ¡mi maldita suerte! Tantas personas debían ser él, por lo que se me escapa una maldición. Él voltea hacia mí y me pregunta con curiosidad- ¿Quién eres?
-Si no fuera por estas esposas, ya le habría partido el cuello por ser tan preguntón, así que le digo, irritada- ¿A ti qué te importa? Por culpa de tu grupo, mira en la situación en la que me encuentro.
- Él se acerca un poco más a mí y, en un susurro, me pregunta -¿Acaso nosotros tenemos la culpa de que hayas matado a ese hombre?
- Abro los ojos, sorprendida, ya que parece haber sido testigo de lo que sucedió, así que lo amenazo - A ti también te mataré si dices algo.
- Él me sonríe con picardía y me responde- Será nuestro pequeño secreto si me dices cuál es tu nombre.
- Revuelvo mis ojos y le digo- Me llamo Rachel. ¿Estás contento?
- Él me sonríe con aire triunfante y dice- Sí, sé que no me preguntaste, pero mi nombre es Gian. Un placer conocerte.
- Solo puedo observar su sonrisa arrogante. Hago una mueca de desagrado y le respondo- No me interesa, eres insoportable.
-Un oficial de policía se sube a la patrulla mientras conduce. Miro hacia la ventana y, de reojo, noto que ese individuo me observa, para luego sonreír y mirar hacia el otro lado. Pasados unos minutos, llegamos a la estación, donde me llevan a una celda. Para mi mala suerte, debo compartir la celda con él. Varios minutos después, introduce a su grupo en la misma celda. Al escucharles hablar, me doy cuenta de que son una familia.Me sitúo en una esquina, en el lado opuesto a donde ellos se encuentran, y decido ignorarlos por completo. Escuchamos al policía informar que permaneceremos aquí durante 48 horas, pero que si pagamos la multa podremos salir mañana. Ante esta situación, me rasco la nariz debido a la incomodidad; es una manía que heredé de mi padre, y la adopto cada vez que algo me incomoda o cuando tengo que mentir.
Escucho cómo ellos hablan de lo divertido que fue, pero cuando se entere, la familia estará en problemas. Por su forma de vestir, que denota ropa fina, y por sus joyas, se nota que son una familia adinerada. Recuesto mi cabeza contra la pared, cierro mis ojos hasta que siento que alguien se sienta a mi lado. Abro mis ojos y lo veo a él, ese fastidioso que me arruinó la noche, ese fastidioso al que quiero romperle el cuello. Contemplo su hermoso rostro, que evoca la imagen de un ángel, aunque también revela su faceta más irritante. Dirijo mi mirada hacia su grupo, que nos observa y sonríe mientras yo mantengo una expresión seria. Cierro los ojos y trato de ignorarlo mientras él continúa hablando de trivialidades. Intento respirar y contar hasta cien para evitar actuar impulsivamente, pero este hombre no facilita las cosas. Al abrir los ojos, él asume la misma posición y me dice -
¿Crees en el amor a primera vista? Porque me enamoré de ti. Quiero llevarte con mi madre y presentarte como mi futura novia y también como mi futura esposa. Si comenzamos desde mañana, podría mostrarte mis dotes de domador de leonas, y hasta podrías dejarte un cachorrito en tu vientre.
-Le doy un codazo en su costilla, por lo que él hace un gruñido de dolor. se lo merece por idiota le digo molesta- ¡Ya cállate, por el amor de Dios! Te juro que haré que te calles por el resto de la noche, o tal vez para siempre.
-Él me sonríe mientras se frota la costilla por el dolor y dice- Está bien, no diré más, pero tú, mi fiera, ya has encontrado a tu domador, y ese seré yo.
-Se reclina y cierra los ojos. Yo pongo los ojos en blanco y me recuesto hasta quedarme dormida.
Despierto al escuchar un golpe en los barrotes, que indica que ya podemos salir. Me levanto rápidamente de la celda, y mientras camino, siento que alguien me toma del brazo. Al girarme, es el fastidioso que me dice- ¿Podrías darme tu número para estar en contacto?
-No puedo soportar más la frustración que me genera este individuo. ¿Acaso no comprende que me molesta su comportamiento? Me encuentro llena de ira y exclamo- Eres realmente irritante, no te proporcionaré mi número. Más te vale guardar silencio acerca de lo que viste, o te arrepentirás.
-Salgo de la comisaría y tres vehículos me esperan. Decido subir a uno de ellos y respiro aliviada, ya que nunca más tendré que cruzarme con ese hombre tan insoportable. -