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Promesas De Hielo Y Fuego

Promesas De Hielo Y Fuego

Status: En proceso
Genre:Amor tras matrimonio / Traiciones y engaños / Matrimonio arreglado / Amor-odio / Diferencia de edad / Venganza de la protagonista
Popularitas:9.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Valentina Claros

En el frío norte de Suecia, Valentina Volkova, una joven rusa de 16 años con ojos de hielo y cabello dorado, se ve obligada a casarse con su padrastro, Bill Lindström, un hombre sueco de 36 años. Marcados por un pasado lleno de secretos y un presente lleno de tensiones, ambos deberán navegar entre el deber, el resentimiento y una conexión que desafía las normas. En un matrimonio tan improbable como inevitable, ¿podrá el amor surgir de las cenizas de la obligación?

NovelToon tiene autorización de Valentina Claros para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

III. Två veckor av frost och eld (Dos semanas de escarcha y fuego)

La noche había caído sobre Norrskog, pero Valentina apenas lo notó. En su habitación, la oscuridad era rota únicamente por la luz tenue de una lámpara en la esquina. La joven estaba sentada en el suelo, con la espalda contra la cama y su diario abierto sobre las rodillas. Las palabras en alemán fluían como un río turbulento, cada oración cargada de frustración y miedo.

"Wie kann er das tun? Wie kann er das verlangen?!" (¿Cómo puede hacer esto? ¿Cómo puede pedírmelo?)

Las lágrimas salpicaban las páginas, difuminando la tinta, pero Valentina no se molestó en limpiarlas. La impotencia era un pozo sin fondo, y ella se sentía como si estuviera cayendo más y más profundo.

Un golpe firme en la puerta la sacó de sus pensamientos.

—Valentina, abre la puerta.

La voz de Bill era calmada, pero llevaba un peso que hacía que el corazón de la joven se acelerara.

—No quiero hablar contigo —respondió ella en alemán, esperando que eso lo mantuviera alejado.

Pero el ruido de la cerradura girando le indicó que su intención no había funcionado. Bill entró en la habitación con pasos seguros, cerrando la puerta detrás de él.

—Esto no es algo que puedas ignorar, Valentina —dijo, deteniéndose a unos metros de ella.

Valentina lo miró con ojos llenos de furia. Había una mezcla de desafío y vulnerabilidad en su postura, como un animal acorralado que todavía tenía fuerzas para luchar.

—No tienes derecho a entrar aquí sin mi permiso.

—Tampoco tienes derecho a ignorar la realidad —replicó Bill, cruzándose de brazos. Su tono era firme, pero no agresivo—. Necesitamos hablar.

Ella se levantó lentamente, dejando el diario a un lado.

—No hay nada que hablar. Ya te dije que no.

Bill dio un paso hacia ella, su altura y presencia dominando la habitación.

—Valentina, estoy tratando de ayudarte.

—¿Ayudarme? —espetó, dejando escapar una risa amarga—. Esto no es ayuda, Bill. Esto es manipulación.

Él frunció el ceño, como si la acusación lo hubiera herido más de lo que quería admitir.

—Sabes que no es así. Estoy ofreciendo una solución a un problema que no tiene otra salida.

—¡No quiero tu solución! —gritó Valentina, su voz temblando por la emoción—. ¡No quiero nada de esto!

El ambiente se volvió más tenso, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad.

—No tienes elección —dijo Bill finalmente, su voz baja pero cortante—. Si no aceptas, tendrás que irte. Y si te vas, no tendrás nada. Ni dinero, ni casa, ni futuro.

Las palabras cayeron como un martillo, haciendo que Valentina retrocediera un paso.

—¿Me estás amenazando? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Bill apretó los puños, como si estuviera conteniendo algo.

—Estoy siendo honesto. No puedo mantenerte aquí sin justificar tu presencia. Y si no aceptas este matrimonio, todo lo que te queda es la incertidumbre.

El corazón de Valentina latía tan rápido que casi podía oírlo en sus oídos. Se sentía atrapada, acorralada, y la presencia de Bill hacía que la presión en su pecho se intensificara.

—Esto es cruel —dijo, las lágrimas comenzando a llenar sus ojos—. Sabes que no tengo a dónde ir.

—No es crueldad, Valentina. Es realidad.

—¡No, es abuso! —gritó ella, incapaz de contenerse más—. Usas tu poder, tu dinero, para obligarme a hacer algo que no quiero.

La acusación lo dejó helado. Por un momento, el rostro de Bill se suavizó, y algo parecido a la culpa cruzó por sus ojos. Pero fue reemplazado rápidamente por su habitual máscara de control.

—Tienes dos semanas para decidir —dijo, ignorando su comentario—. Si no aceptas, haré los arreglos necesarios para que regreses a Alemania.

Valentina lo miró, sus ojos llenos de rabia y miedo.

—No puedes hacerme esto...

Bill dio media vuelta, dirigiéndose hacia la puerta.

—No es algo que quiera hacer, Valentina. Pero es lo que tiene que hacerse.

Antes de salir, se detuvo en el umbral y se giró hacia ella.

—No voy a dañarte, pero tampoco puedo dejar que destruyas todo por capricho.

Cuando la puerta se cerró detrás de él, Valentina se dejó caer al suelo, incapaz de contener las lágrimas. Su mente estaba inundada de pensamientos oscuros.

¿Qué significaba realmente esa amenaza? ¿Podría Bill realmente hacerla regresar a Alemania? ¿Y si intentaba forzarla aún más?

El miedo tomó una forma tangible en su pecho, y por un momento, un pensamiento aterrador cruzó su mente: ¿Y si Bill llegaba a golpearla?

Sacudió la cabeza, tratando de disipar esa idea. Aunque era duro y controlador, Bill nunca había levantado una mano contra ella. Pero en ese momento, con la presión acumulándose y el tiempo corriendo, todo parecía posible.

Mientras la nieve seguía cayendo fuera de la ventana, Valentina se sentó en silencio, mirando las sombras que proyectaban las ramas desnudas de los árboles. La jaula en la que se encontraba atrapada parecía más opresiva que nunca, y las dos semanas que tenía por delante se sentían como un camino hacia un abismo sin fondo.

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Beatriz Coelho
Lo que no entiendo es cómo le dan tanto poder y le enseñan a manejar negocios si es una niña de 16 años o ya para 17, no estudia no va a la preparatoria???
y de paso es una maquiavélica...no, no, no aburre
Magda borquez
mucho preámbulo. repite mucho. da vueltas en lo mismo...
Magda borquez
una pregunta... Valentina no estudia? sólo tiene 16 años...
Mayelin Almonte
fotos porfavor
うacacia╰︶
Quiero saber más, ¡actualiza pronto! ❤️
Celia Luis Huamani
Emocionada por la continuacion
Max >w<
No puedo esperar a leer el siguiente capítulo! 😃
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