Calvin Cole, un valiente bombero de Chicago, vive intensamente su misión de salvar vidas, pero guarda un secreto sobre su orientación sexual y un amor silencioso por un compañero.
Un día, tras una jornada agitada en el cuerpo de bomberos, Calvin es invitado por su colega Frank a su casa, donde surge un encuentro amoroso. Frank ya sabía que Calvin era gay, al igual que él. Tras este encuentro, recuerdos del pasado vuelven a la superficie.
Dereck Clark, un médico prometedor, enfrenta desilusiones amorosas, y sus dudas sobre el amor crecen con cada relación que mantiene.
Pero el destino decide unir a dos corazones heridos: Calvin y Dereck se encuentran en una situación inesperada donde verdades ocultas saldrán a la luz.
Ciertas circunstancias los llevan a cuestionar sus decisiones pasadas. En esta trama apasionante, Calvin y Dereck descubrirán que el amor y la felicidad pueden renacer de las chispas de una pasión que trasciende el tiempo.
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Capítulo 13
Los dos permanecieron por algún tiempo allí arriba, intercambiando algunas palabras sobre la situación actual y también sobre el hermano del enfermero, antes de que la necesidad de bajar se impusiera.
— Usted mencionó que mañana es su día libre. ¿Qué tal salir un poco hoy? Nada de quedarse en casa entregándose a la tristeza. Dé un paseo, relájese un poco.
El enfermero aconsejó al médico y partió, dejando a Dereck solo en aquel lugar. Tras ponderar un poco sobre el consejo recibido, el Dr. Clark también bajó, concluyendo que era mejor irse. Él sabía que no conseguiría continuar en el hospital.
Mientras se encaminaba hacia la salida del hospital, Dereck avistó a George, que inmediatamente intentó disimular y se retiró. La situación era frustrante y embarazosa, y mientras caminaba en dirección a su coche, él ponderaba sobre cómo sería difícil tener que encontrar a George diariamente, conociendo sus acciones y, peor aún, sabiendo que él no sufrió ninguna punición.
Considerando esa perspectiva, la idea de cambiar de hospital parecía cada vez más atractiva. Por lo menos así, él no tendría que lidiar con miradas juzgadoras y evitaría el desconcierto de encontrar a George y otros que lo trataban de esa manera.
Al llegar a casa, fue recibido por Teddy, que comenzó a maullar y frotarse en sus piernas.
— Hola, muchacho, también te extrañaba — dijo, acariciando a su gato.
Él siguió su rutina habitual, colocó comida para el gato, tomó una copa de vino y fue hasta la ventana de su apartamento, contemplando la ciudad allá abajo. Teddy se aproximó nuevamente después de comer, se sentó y lo encaró atentamente.
— ¿Qué pasa? ¿También crees que este humano aquí es patético? — preguntó, mirando al gato, que movió la cabeza una vez y maulló nuevamente.
Dereck sonrió, se sentó de espaldas al vidrio, llamó a su gato, lo acarició y comenzó a conversar con él.
— Entonces, ¿crees que yo debería seguir el consejo del tipo del hospital? Mi única compañía has sido tú. ¿Será que yo debería ser más sociable?
Teddy se movía y maullaba en el colo de Dereck. Tras tomar otro sorbo de vino, Dereck comenzó a sonreír de sí mismo.
— ¡Dios mío! A qué punto llegamos, discutiendo con el gato sobre qué hacer de la vida. ¿Será que esto es lo que llaman fondo del pozo?
Teddy lo miró y maulló más una vez, después se levantó y fue en dirección al cuarto. Dereck amaba a su gato y quería creer que él lo estaba ayudando, entonces decidió colocar en práctica el consejo recibido. En vez de quedarse en casa esperando que su gato le diese una respuesta, él resolvió arreglarse y salir.
Mientras Dereck decidía no permitir que la tristeza y la autocompasión tomasen cuenta de él, en el cuartel, Frank y el capitán estaban teniendo una conversación seria.
— Frank, voy a ser directo en lo que tengo para decir y preguntar. Usted ya debe saber que lo llamé aquí para hablar sobre el incidente entre usted y Calvin. No voy a preguntar el motivo que lo llevó a agredirlo; creo que es algo particular. No obstante, necesito saber si va a presentar queja contra él.
La mirada de Frank fue en dirección al suelo después de aquella pregunta, pero en seguida él alzó nuevamente la mirada, encarando con firmeza al capitán.
— Como usted dijo, ese asunto es algo particular. Fui yo quien dejó a Calvin irritado, y no voy a ser hipócrita en decir que no merecí. En cuanto a la queja, no quiero proseguir con eso; no quiero perjudicarlo.
El capitán se sentía aliviado con aquella respuesta, pues así podría aplicar apenas una corrección mínima para Calvin.
— ¿Él todavía va a recibir alguna punición? — preguntó, preocupado que aquello pudiese causar algún trastorno.
— Sí, él será suspendido por tres días. En cuanto al asunto que llevó a todo eso, sugiero que resuelvan lo más rápido posible, para evitar que esto perjudique a ustedes dos.
Frank agradeció y salió de la sala del capitán. Él sabía que su superior estaba en lo cierto y, así como Hector había sugerido, era mejor que resolviesen la cuestión fuera del cuartel. De esa forma, si Calvin no se controlase y lo confrontase nuevamente, por lo menos no estarían en el ambiente de trabajo.
Frank percibió que había olvidado algo en su armario y volvió para tomarlo. Calvin vio cuando él salió de la sala del capitán y lo siguió inmediatamente, ansioso para saber cuál sería su punición. Al oír lo que su jefe había decidido, Calvin quedó sorprendido por saber que Frank no prestó queja contra su agresión.
Calvin firmó su suspensión y salió de la sala, dirigiéndose a la salida del cuartel, evitando prestar atención en los hombres que sonreían y conversaban mientras lo observaban. Antes de llegar a su moto, una mujer apareció en el patio y habló con él.
— ¡Disculpe! ¿Podría decirme si el bombero Frank todavía está aquí?
Al oír esa pregunta, el semblante de Calvin cambió. Él miró hacia la mano de ella, notando la alianza, y dedujo que era la novia de Frank.
— Sí, él todavía está aquí. ¿Usted es la novia de él? — preguntó, queriendo confirmar, mismo que la respuesta lo irritase aún más.
— Soy yo misma. Yo estaba por cerca y decidí pasar aquí para hacer una sorpresa.
— Creo que va a conseguir dejarlo sorprendido. Él ya debe estar viniendo. — Calvin respondió y miró en dirección a los camiones, viendo que Frank se aproximaba a ellos. — Ahí está él, como yo dije.
Frank estaba con el corazón acelerado, no por la sorpresa, sino al percibir que Calvin hablaba con su novia y ambos todavía lo observaban. Él no había explicado la situación para su colega, y temía que Calvin acabase hablando de más.
Frank notó que Calvin parecía despedirse de su novia, que sonrió para él antes de que él se dirigiese a su moto. Así que subió, fue parado más una vez, pero esta vez por Hector, que llegó corriendo.
— ¿Para dónde estás yendo? — preguntó con un poco de euforia.
— Voy para casa, ese día ya fue suficiente — respondió, mirando en la dirección de Frank.
La escena que Calvin presenció fue Frank aproximándose de su novia, que lo besó cariñosamente, haciendo Calvin trabar la mandíbula. Antes de dejar el patio, Frank también miró para Calvin con una expresión indescifrable. Hector, al lado de él, testimonió todo y habló sin hesitar.
— No vas no. ¿Quieres saber?, vamos a salir esta noche. Mañana voy a entrar más tarde, e imagino que usted ha tomado alguna suspensión. Entonces, vamos a olvidar toda esa mierda: que usted pisó en la bola en no contarme, que fue suspendido y que agarró al tipo equivocado. Calvin, algunas tequilas pueden resolver, por lo menos por esta noche, el problema.
Calvin pensó un poco y, al final, concordó. Él no iba a dejar de divertirse y vivir por causa de Frank. Mismo que todavía estuviese molesto, tendría que seguir adelante, y como Hector dijo, la tequila ayudaría.
