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Una Madre Para La Hija Del Mafioso

Una Madre Para La Hija Del Mafioso

Status: Terminada
Genre:Acción / Matrimonio contratado / Mafia / Padre soltero / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:4
Nilai: 5
nombre de autor: Josy Santos

Alex Borisov es un Don de la mafia rusa. Tenía un acuerdo de matrimonio cerrado con la italiana Caterina Colombo, cuando él alcanzaba la mayoría de edad y ella era apenas una adolescente. Una de las cláusulas de ese acuerdo era esperar a que Caterina cumpliera dieciocho años, y que ella solo supiera que tenía un prometido el día de la boda.
Los años pasaron, y Alex fue víctima de una trampa, obligándolo a casarse con la joven, con quien tuvo una hija. Fueron meses viviendo amargados, recordando que no deseaba ese matrimonio. Él, que siempre había sido serio, se cerró a todo, como una piedra inaccesible. Hasta que, misteriosamente, su esposa es asesinada.
Cuando queda viudo, decide ir en busca de su verdadera prometida en Italia. Caterina llega a la vida de Alex con toda su intensidad y persuasión, dispuesta a sacudir su mundo y, con su insistencia, promete romper la piedra que él puso en lugar de su corazón.

NovelToon tiene autorización de Josy Santos para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 19

Caterina

Alex está diferente esta mañana. Está más tranquilo, incluso parece atento y preocupado. Sigo muy dolida con él, pero como he conseguido convencerle de que se quede más cerca de su hija, por ahora lo he dejado pasar.

Cuando habla de bañarnos juntos, me pongo nerviosa. Pero por desgracia no siempre puedo huir, sé que en la mafia, en estos matrimonios concertados, los maridos tienen derecho a consumar el matrimonio. Crecí sabiendo cómo funcionaban las cosas. Creo que debería decírselo a Alex, y tal vez lo entienda.

Cuando llegamos al baño, empieza a quitarse la ropa, dejándome desnuda, y me tapo la boca con la mano para contener mi grito de sorpresa: su miembro está erecto y es demasiado... demasiado grande.

¡Santo cielo!

- ¿No vas a quitarte la ropa? - pregunta abriendo la ducha, como si estar totalmente desnudo delante de mí y demostrar que está excitado no fuera nada.

Trago saliva y me quito la bata. Las bragas y el sujetador son los mismos de ayer, que estaban un poco mojados y se me han secado en el cuerpo.

Me acerco, no me quito la ropa interior, pero Alex me da la vuelta y me desabrocha el sujetador, y por reflejo me tapo los pechos.

- No te cubras. - me suelta los brazos, dejándome los pechos al aire y me gira hacia él, siento sus dos manos cubriéndome los pechos y me los masajea. Me estremezco entera.

El tacto de Alex me hace sentir cosas... Sé que me pone cachonda. Sus manos recorren mi vientre y cuando está a punto de quitarme las bragas, lo empujo. No puedo evitarlo, es un reflejo que no puedo contener.

- Quiero verte completamente, no voy a obligarte a hacer nada que no quieras.

- No es eso...

Me alejo un poco de él, dejándole perdido.

- Entonces, ¿qué pasa? Te juro que no lo entiendo, Caterina.

- Cuando me tocas, recuerdo... otra persona me estaba tocando y yo... - mi voz sale un poco arrastrada. No puedo decirlo.

- ¿Te ha tocado alguien sin permiso? - pregunta y su cara cambia al instante.

- Sí. - Respondo.

- ¿Te ha tocado alguien sin tu permiso? - me pregunta como si no me creyera y yo asiento con la cabeza. - ¿Cuándo?

- Tenía diez años. - Digo e incluso Alex parece sorprendido, está furioso.

- ¿10 años? ¿Quién era el bastardo? Va a morir hoy.

- Ya está muerto, Alex. Era mi tío, el hermano de mi padre. Lo mataron unos enemigos y nunca se lo dije a nadie. - Me rodeo con los brazos, mostrándole una vulnerabilidad que nunca antes había mostrado.

Le veo apretar los puños, los músculos de los brazos tensos.

- Acaba de tocarte, o... - Aprieta la mandíbula y cierra los ojos sin poder terminar de hablar y yo asiento con la cabeza.

- No. Me tocaba las partes íntimas unas tres veces, a veces... me las masajeaba con esas manos... Mi padre confiaba en él, así que no le importaba si quería llevarme a "pasear" a algún sitio, pero eso era todo, si no hubiera muerto, no sé qué hubiera pasado, porque me paraba, no podía defenderme ni contárselo a nadie.

Alex tira de mí para abrazarme, sorprendiéndome. Las cosas están cambiando entre nosotros, está diferente conmigo, pero aún tengo miedo de que cambie drásticamente y me decepcione de nuevo. Pero por ahora, sólo acepto su abrazo.

Se aparta y me pone la mano en la mejilla, luego me besa en la frente. No dice nada, pero su mirada parece comprenderme.

Alex abre la ducha y empieza a salpicarme el cuerpo tranquilamente, pero no vuelve a intentar quitarme las bragas. Me pone boca arriba y empieza a enjabonarme, aunque su mano es gruesa y grande, su tacto es suave, y cierro los ojos disfrutando de la sensación.

Cuando me vuelve hacia él, la forma en que nos miramos es diferente ahora. Parece haber un vínculo, una conexión que solo nosotros dos podemos ver.

- No te estoy rechazando, pero no quiero recordar...

- No hace falta que lo digas, ahora lo entiendo. Y me gusta que no tengas miedo de decir lo que sientes.

- Ese soy yo.

- Eso me gusta. Tómalo con calma, seré paciente.

Apenas concordo com a cabeça. Eu e Alex estamos nos entendendo, tendo uma compreensão que eu achei ser impossível.

Ele toma banho rapidamente e depois pega uma toalha e se enrola na cintura.

— Voy a dejarte terminar tu baño bien.

Ele sai e eu tomo banho, me lavando. Quando saio, ele já estava se vestindo.

Visto la braga sin quitarme el albornoz, quito el albornoz para ponerme el sujetador, y Alex me mira, sin ocultar el deseo. Sé que debe estar conteniéndose al máximo.

Me pongo la ropa y salimos del cuarto, yendo hacia el de Alice. Odete ya había dado el baño de la mañana, ella ya estaba toda arregladita.

Tan pronto como me ve, extiende sus bracitos y la echo en mis brazos. Alex se queda en la puerta mirando, se puede ver que Odete ni se cree que él esté aquí.

— Buenos días, señora. Buenos días, Don.

Alex solo asiente con la cabeza.

— Buenos días, Odete. Buenos días, mi princesita, ¿dormiste bien?

Siempre es muy sonriente, y empieza a jugar con mi ropa. La quiero tanto.

Me acerco a Alex y le extiendo a la niña, quien casi se queda con los ojos como platos.

— Ve con papá, mi amorcito.

Alex parece una estatua y mira a la niña como si tuviera tres cabezas.

— Caterina...

— Puedes, vamos.

Me acerco un poco más y le muestro cómo sostenerla bien. Cuando toma a Alice, ella juega con su barba, curiosa; Alex la observa sin reaccionar por un instante. Veo a Odete llevarse la mano a la boca, tan sorprendida que parece estar viendo algo de otro mundo.

— Puedes solucionar algo que esté pendiente, Odete. Vamos a pasar la mañana con ella.

— Sí, señora. — Responde Odete con una amplia sonrisa.

Alex se pone serio y sacude la cabeza en negativo. Finjo que no lo he visto y lo empujo hacia fuera del cuarto.

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