Amargas Mentiras

Al terminar su bebida Felipe comenzó a sentirse acalorado y su deseo por la mujer aumentó aún más, en ese instante acercó a Ivana y le preguntó.

¿Alguna vez te han dicho, que tienes unos ojos encantadores? El joven corrió un mechón que cubría parte de rostro de la joven y luego la beso sin desenfreno, al sentirse correspondido, continuó con sus besos hasta llegar al cuello de la joven.

-¡Vamos a otro lugar! - Le susurro Ivana al oído.

La Srta. Luján ya se había tomado varios tragos y también comenzó a sentir deseos por su víctima.

Al escucharla, Felipe la tomó de la mano y la condujo al hotel que estaba situado al otro lado de calle, este era el hotel más lujoso de la ciudad y parte de la herencia de Felipe, sin embargo, el joven desconoce esto, ya que su tío se ha encargado de quitarle todo lo que le pertenece.

Una vez en el hotel los dos entraron juntos a la suite, Ivana colocó el maletín a un lado de la puerta, luego se arrojó a los brazos de Felipe, el joven la condujo con cuidado a la gran cama, ante esto Ivana lo miró a los ojos y descubrió que la mirada de Felipe era vacía, en ese instante se arrepintió de todo; sin embargo, ya era demasiado tarde, el joven frente a ella era como un lobo hambriento que solo quería devorarla.

Felipe le quitó el vestido con delicadeza, dejándola únicamente en ropa interior.

-¡Quiero poseerte!

-¡Quiero hacerte mía!

Le susurró mientras continuaba besándola en el cuello, el joven lo hizo con tanta pasión que Ivana cayó rendida ante su deseo, ella nunca había estado con un hombre y a pesar de estar drogado Felipe sabía cómo comportarse con ella.

La temperatura de la habitación comenzó a aumentar, y conforme Felipe la besaba se fue despojándose de sus prendas, al mirar el cuerpo del joven, la Srta. Se mordió el labio, ella había guardado su virginidad para el matrimonio, era

con Alex con quién se quería casar, era a él a quien quería entregar su pureza Sin embargo, fue él quien la puso en dónde está ahora.

En el instante en que Felipe le quitó la braga, le beso el monte venus, luego volvió a subir, para besarla dejándola probar su propio sabor,

-¡Felipe, por favor sea cuidadoso!

¿No te gusta el sexo salvaje? Le preguntó Felipe con la respiración algo agitada.

¡No es eso! ¡Es que aún soy virgen!

Ante esto Felipe abrió los ojos y mostrando una sonrisa le contestó;

¡Entonces te haré conocer la gloria!

Dicho esto le abrió las piernas y se preparó para introducir su miembro, la joven estaba tan mojada que facilitó mucho su trabajo.

¡Oh por Dios nena estás tan estrecha, eso me encanta!

Por su parte Ivana sintió un poco de dolor, conforme Felipe hacía sus movimientos el dolor desapareció y se convirtió en placer, la joven comenzó a gemir, esto hizo que las embestidas fueran en aumento, él solo quería saciar su deseo y más ahora que ya no puedo controlar el efecto de la droga.

Un tiempo después Felipe por fin logró satisfacer su deseo y antes de caer rendido al lado de Ivana volvió a besarla y le susurro al oído, estuviste espectacular, él realmente se sintió complacido con la mujer, por esta razón no abandonó el hotel, en cambio, se quedó al lado de ella.

Ivana acomodo su cabeza en el pecho de Felipe

y conforme pasaron los minutos se fue quedando dormida.

Al cabo de unas horas, los golpes en la puerta lograron despertar a las dos personas que

dormían abrazados.

Felipe fue el que más se alteró, al escuchar que la persona al otro lado de la puerta, es Sara su prometido que le gritaba desde afuera;

-¡Felipe sé que estás ahí!

-¡Abre la puerta de inmediato!

Ante esto el joven se apresuró a ponerse el pantalón, luego miró a Ivana he instó;

¡Nena por favor vístete!

Ivana salió de cama y de inmediato la puerta se abrió, Sara entró mostrando asombro y enojo a la misma vez.

Todo sucedió tan rápido que Ivana no tuvo más remedio que cubrió su cuerpo con la sábana blanca y cuando estaba por entrar al baño una fuerte cachetada cayó sobre su rostro.

-¡Eres una perra!

-¡Felipe es mi prometido, nosotros nos casaremos en dos días! - Sara le gritaba furiosa.

Cuando Ivana sintió el dolor quiso devolverle el golpe, sin embargo, Felipe se metió en medio de las dos mujeres y se dirigió a Sara para decirle;

-¡Deja ir a Ivana!

- ¡Ella no tiene la culpa de nada, yo soy el único culpable, si con alguien tienes que desquitarte es conmigo!

Al menos Felipe era consciente de lo había hecho y estaba dispuesto a dar la cara.

¿Por qué llamas a esta perra por su nombre?

-¡Felipe yo soy tu prometida se supone que pronto nos cansaremos!

¿Acaso ella es tu amante? le preguntó Sara con lágrimas en los ojos.

-¡Hablaremos en otro lado!

Felipe estaba por salir de la habitación cuando de un pronto a otro, Alex, entró junto a unos oficiales de la policía, al parecer las cosas sé

pondrán peor y eso quedó más que demostrado cuando Alex apuntó con el dedo a su amiga y exclamó.

-¡Es ella!

-¡Ella es la mujer que tomó mi maletín con el dinero!

Instantáneamente, Ivana miró el maletín que contenía los cinco millones, luego gritó a todo pulmón;

_¡¡Ese dinero tú, mismo me lo diste, para qué me acostará con tu primo!!

En ese instante hubo un gran silencio en la habitación y todas las miradas cayeron sobre

Alex quien después de un rato se defendió diciendo;

-¡Miente yo jamás, pondría a mi primo en una posición como esta!

_¡Además tengo la evidencia, pedí una grabación del club y ahí se ve claramente que tú tomaste el maletín con el dinero!

-¡Yo jamás te lo di!

Está más que claro que un hombre tan ambicioso como lo es Alex, no perderá a así como así cinco millones de dólares.

De inmediato Ivana se sentó sobre la cama, y volvió su mirada hacia el joven que la miraba con desprecio.

-¡Felipe tienes que creerme! -¡Yo no soy una ladrona, tu primo me dio ese dinero para que me acostara contigo!

Al escucharla Sara camino hacia ella y volvió a golpearla en la mejilla.

-¡No digas estupideces, ellos dos son como hermanos, no le levantes calumnias a Alex!

-¡Él es un hombre culto y recto!

En ese instante Felipe apartó a Sara y sujetó la barbilla de Ivana, él solo quería que ella le contestara mirándolo a los ojos.

¿Entonces lo hiciste por dinero? Preguntó Felipe con una fría voz.