Ciel Levallois es solo una extra en una historia de romance de fantasía, en la cual ella y su familia pierden la vida cuando su hermana tontamente cae en las mentiras del villano.
Pero ahora, una nueva alma ha renacido en Ciel y ella no esta dispuesta a morir por culpa de su hermana, así que para cambiar ese destino, ella decide tomar el lugar de su hermana y casarse con el gran general del reino, el duque Aleksander Ronchembert, conocido como "la bestia", por ser un guerrero despiadado contra sus enemigos. ¿Podrá Ciel escapar de su destino?
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Capítulo 09.
Ambos llamaron la atención de los invitados al verlos bailar en medio del salón, Ciel llamaba la atención por su apariencia hermosa y aquel vestido resaltaba muy bien si figura. No faltaba hombre que envidiara a Aleksander por la esposa que "adquirido" y las mujeres se sentían algo celosas de la belleza de Ciel, además de que ella se veía tan tranquila pese a la clase de hombre con la que la han casado. Al baile seguía, con ambos ignorando los malos comentarios.
Mientras tanto, Avery logró escapar de su madre y buscaba la oportunidad de acercarse a Darrell, quería saber porque de repente le había dejado de ver. Tal vez estaba teniendo problemas o mucho trabajo, pero necesitaba saber. Cuando finalmente Darrell se dirigió al balcón solo, Avery le sigue presentándose ante él.
— alteza, que gusto verlo.— hace una reverencia.— me había preocupado al no saber de usted.
Darrell frunce los labios al ver a la chica, había olvidado que ella también estaba en la fiesta.
— he estado muy ocupado, y si no es mucha molestia, quiero estar solo.— responde cortante.
— comprendo, me alegra saber que esta usted bien.— agacha la mirada al escuchar lo último.— yo, espero pueda responder las cartas que le he enviado.
— ¿no te acabo de decir que he estado ocupado?, no seas infantil.— le regaña.
Avery se sobresalta al escuchar las duras palabras del segundo príncipe y se encoge de hombros pidiendo disculpas por importunarlo. Darrell solo aparta a la chica de su camino y regresa al salón, pues la presencia de la chica es una molestia, en especial porque de nada sirve tener que aguantarla si ya no puede usarla para sus planes.
Para cuando los recién casados terminaron su baile, los hombres invitaban a la damas de su interés a bailar, otros bailaban con su prometida o esposa, incluso los padres de Ciel pasaron a bailar. Las horas pasaban, Avery, rechazaba a cualquier joven que se le acercará, pues estaba esperando a que Darrell la buscará para bailar. La noche avanzó y Avery vio a su padre hablando con el rey, lo que la hizo emocionarse, porque quizás podrían estar hablando de un compromiso entre ella y Darrell. Pensar en eso la emocionaba, pero al buscar a Darrell se dio cuenta que este ya se estaba retirando en compañía de la reina, lo cual la decepciona porque no pudo bailar con él.
Ya que el rey se ha retirado también, Avery se acerco a su papá preguntando de que ha hablado con rey y el conde le menciona que solo hablaban sobre la expedición a la que Aleksander se irá y el rey le pedía al conde no preocuparse porque Ciel estará en una zona segura.
— ¿y sobre el segundo príncipe y yo?, ¿no dijo nada?— pregunta emocionada.
— no Avery, deja ya ese capricho, el segundo príncipe no es un hombre para ti.— le advierte.
— por lo visto sigues enojado conmigo por no casarme con el duque Ronchembert, pero no me importa.— responde molesta.
Dicho esto, dijo que se iría al carruaje, ya se quiere ir, porque ya Darrell se ha ido y para ella no tiene caso seguir en esa fiesta. Los condes deciden marcharse, así que buscan a Ciel para despedirse, aunque se preocupan de dejarla sola y Ciel les hace saber que irá en la mañana a despedirse.
— excelencia, por favor, sea amable y respete a mi hija.— pide la condesa a Aleksander.
— así será madam, no se preocupe.— responde de forma amable.
Mientras tanto, Avery los espera en el carruaje y al ver desde lejos a Aleksander, solo cierra las cortinas, temiendo que este aun le guarde rencor por rechazar el matrimonio con él.
***
Ya que los padres de Ciel habían ido, ella decidió retirarse de la fiesta, había sido un día cansado y le urgía quitarse los tacones y el vestido ajustado. Aleksander y Ciel son guiados por el mayordomo de la mansión a una habitación, mencionando que la habían preparado como la suit nupcial por orden del príncipe heredero, en esa zona era la única habitación en el segundo piso, así que tendrían total privacidad.
Cuando el mayordomo se fue, ambos se quedaron de pie en medio de la habitación, pero Aleksander fue a la cama tomando una almohada y una sábana.
— no se preocupe, no haré nada malo.— le entrega la sábana y la almohada.— puede usar el sofá, así no se sentirá incómoda.
Ciel sostiene los objetos, pero no esperaba escuchar tal propuesta del duque. Es decir, ¿la estaba mandando a ella al sofá?, Ciel frunce los labios, pero camina hacía el sofá y toma asiento quitándose los tacones sin decir nada más, si esa bestia cree que ella se asusta por algo así, esta muy equivocado, pero si le enoja que él no parezca tener intenciones de consumar el matrimonio, ¿como puede resistirse a ella?, es una mujer hermosa y joven. Ya verá ese hombre. Ella misma comienza a quitarse al vestido, quedando solo en camisón y antes de dormir, hará unos estiramientos.
Desde la cama, Aleksander la observa, sorprendiéndose al ver que ella misma se ha quitado el vestido quedando en ropa interior. Se queda mirando fijamente a la joven mientras esta parecía hacer una especie de ejercicios. Aleksander mantiene su vista en ella, tenía una bella figura, cintura pequeña, piernas bien torneadas y un busto de un tamaño perfecto, pues no era exageradamente grande, ni pequeño. Estaba siendo difícil resistirse a no traerla a la cama y consumar el matrimonio en lo que resta de la noche.
Ciel termino sus ejercicios, obviamente noto la mirada del duque en ella. Se envuelve en la sábana y se recuesta en el sofá, por suerte este era grande, lo suficiente para poder dormir cómodamente. Aleksander se acercó al verla ya dormida y la cargó con mucho cuidado para dejarla en la cama, por supuesto él se quedo a su lado abrazándola contra su pecho.
Cuando Ciel sintió los rayos de sol en su rostro, abrió los ojos notando que estaba contra algo firme y suave, y en definitiva no era el respaldo del sofá, al levantar la vista, pudo notar los ojos grises que le miraban fijamente y una sonrisa ladina que formaban en los labios del duque, ya que no llevaba la máscara, y justamente como ella sabía, el rostro de ese hombre era atractivo, un verdadero adonis.
— buen día esposa, espero haya dormido bien.— comenta en tono burlón.
Ciel se aparta hasta el punto de casi caer del colchón, incluso mira el sofá y mira al hombre a su lado, ¿como había llegado ahí?, hasta donde sabe, no sufre de sonámbulismo.
— ¿usted me trajo a la cama?— pregunta confundida.
—¿yo?, no, usted vino sola, imagine mi sorpresa al sentir como se aferraba a mi.— comenta con una expresión preocupada.
— debe de ser una broma...— murmura.
Se baja de la cama mientras se acomoda el cabello, pero ha recordado estar solo en camisón y no traía otro vestido más que el de la boda.
— puede llamar una doncella, necesito ropa.— comenta la chica.
El duque se coloca nuevamente la máscara y se asoma al pasillo, hablando con alguien, para después volver a entrar y sentarse en el sofá. Ciel se quedo sentada en la cama.
— ¿por qué usar esa máscara?, obviamente no tiene ningún defecto en su rostro.— pregunta con curiosidad.
— así luzco más aterrador y las damas no se vuelven un fastidio.— responde rápidamente.
Ciel no dijo nada, era una excusa poco creíble, pero, por una parte es mejor así, pues nadie más que ella sabrá que tiene un esposo sumamente atractivo.
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