en manos del mafioso , Emily escapó de una relación mala, cerro su corazón del amor, ahora estaba preparandose para su nuevo trabajo, sin saber lo que el destino le preparó
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capitulo 20
Volviendo al presente Esa misma noche en la mansión Bianchi
La lluvia había cesado, dejando un aire frío y limpio en la noche. Luca entró en el salón principal con paso firme, pero el aura de furia contenida que Emily había percibido antes de que se marchara... se había disipado. En su lugar, había una tensión diferente, una cautela intrigada.
Emily se levantó del sofá inmediatamente, su rostro marcado por la preocupación.
—¿Luca?¿Qué pasó?
Él se acercó a ella, y en lugar de abrazarla con la urgencia desesperada que ella esperaba, la tomó de las manos, sus dedos entrelazándose con los de ella con suavidad. Una sonrisa extraña, casi de incredulidad, jugueteaba en sus labios.
—No —dijo, su voz era grave pero tranquila—. No empeoró. Algo... absolutamente inesperado sucedió.
Emily frunció el ceño, confundida.
—¿Inesperado?¿Los Moretti se retiraron?
Luca soltó una breve risa, sin humor.
—No,preciosa. Para nada. Recibí una solicitud de reunión. De Carlos Moretti.
El nombre cayó entre ellos como una losa. Emily sintió un escalofrío. Carlos. El hermano menor, del que sabía poco, pero que sin duda era tan peligroso como el resto.
—¿Una reunión? ¿Es una trampa?
—Eso pensé —admitió Luca, llevándola a sentarse junto a él en el sofá—. Fui preparado para lo peor. Pero no fue una trampa. Fue... una oferta.
—¿Una oferta? —repitió Emily, sin poder creerlo.
—Sí. Carlos habló de agotamiento. De que esta guerra nos está costando a ambos bandos demasiado en recursos y vidas. Habló de... una posible asociación. Una alianza para controlar ciertos puertos del norte. Algo nunca antes visto entre nuestras familias.
Emily lo miró fijamente, tratando de leer en sus ojos. No había rastro de burla. Solo una profunda perplejidad.
—¿Y tú le crees?
—No sé qué creer —confesó Luca, pasándose una mano por el cabello—. Carlos no es como su padre o su hermano. Es más... impredecible. Pero su propuesta era concreta, detallada⁰. Sonó a un intento genuino. O al menos, a un movimiento estratégico tan audaz que no lo veo venir.
Se inclinó hacia delante, sus ojos oscuros fijos en los de ella.
—Pero hay algo más,Emily. Algo que no encaja. Durante toda la reunión, no dejó de hacer preguntas... sobre ti.
El corazón de Emily dio un vuelco.
—¿Sobre mí?¿Por qué?
—Esa es la pregunta del millón, preciosa —susurró Luca, su mirada volviéndose protectora y ligeramente preocupada—. Preguntó por tu bienestar. Si estabas a gusto. Dijo que había 'oído cosas' y que, en nombre de un nuevo comienzo, esperaba que la persona más importante para mí estuviera segura y feliz. Fue demasiado específico. Demasiado... personal.
Emily se quedó en silencio, procesando la información. El miedo inicial comenzó a mezclarse con una curiosidad abrumadora. ¿Por qué los Moretti, de repente, mostraban interés en ella? No era solo por ser el punto débil de Luca.
—¿Y qué le respondiste? —preguntó, su voz apenas un hilo.
—Le dije que estabas perfectamente protegida y que tu felicidad era mi prioridad —respondió Luca, su tono dejando claro que era una advertencia—. Y que cualquier tratado se iría al infierno si un solo pelo de tu cabeza corría peligro.
Emily asintió, sintiendo el latido del pequeño pájaro plateado contra su piel. La guerra había dado un giro extraño e inesperado. Ya no era una batalla frontal, sino un juego de ajedrez con reglas nuevas y desconocidas. Y ella, sin saberlo, había pasado a ser la pieza más importante del tablero para ambos bandos, pero por razones que ninguno de los dos entendía por completo.
—Entonces... —murmuró Emily, mirando a Luca— ¿esto es bueno o malo?
Luca la rodeó con su brazo, atrayéndola contra su costado.
—No lo sé,pequeña. Pero significa que, por primera vez en décadas, hay una posibilidad de paz. O la trampa más elaborada jamás tendida
Mientras se acurrucaba contra él, Emily no podía sacarse de la cabeza la mirada de Luca cuando había mencionado las preguntas sobre ella. Algo grande se estaba moviendo. Y una parte de ella, la misma que había sobrevivido a Tomás y había encontrado fuerza en la defensa personal, se preparaba instintivamente para la tormenta que se avecinaba, una tormenta que ahora venía disfrazada de olivo de paz.