Juzgar a los personajes de una novela barata fue tan fácil, esto es Karma. Ahora soy la chica ridícula que se aferra al protagonista sólo para ser despreciada, ni en broma, afortunadamente la trama no empieza. Me salgo del guión, palabra de honor.
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Al fin hacia las Ruinas
Cael estaba disfrutando un delicioso pastel de Almendras, acompañado de un té de manzanilla, en la terraza de la pastelería. Observaba el hermoso panorama que se desplegaba ante sus ojos. El amanecer en el mar era una de las cosas más bellas que había visto y cuando el sol comenzó a subir en el horizonte incendiando el agua, una calma repentina inundó su alma. Esperaba la llegada del guía enviado por el Rey de Abner, pues iban a ultimar los detalles para el traslado a las ruinas. A los emisarios del Rey, sabía que los vería una vez llegado al otro lado del mar.
Ya habían pasado un dos en el Puerto de Haro y al amanecer de mañana debían embarcar en el Gaviota, el barco que los llevaría hacia el Puerto Esmeralda. El Secretario no había podido dormir bien los últimos días 😴. La responsabilidad depositada en él, era abrumadora, esos chicos se la pasaban saliendo y entrando de la posada, como perro por su casa, lo cual hacía imposible saber, cuándo estaban todos y eso que los profesores al frente de las clases hacían su trabajo, pero aún así, la energía de esos malditos infelices superaba cualquier fuerza humana.
Sabía por el Director de la Academia Delta Adhara, que el motivo por el que el Reino Abner, había aceptado esta excursión a las Ruinas de la Luna, era por el Príncipe heredero de ese reino que estaba matriculado secretamente en la Academia.
Al inicio del ciclo escolar Gabriel era un joven inteligente, pero taciturno, no se relacionaba con nadie. Actualmente eso había cambiado drásticamente, el chico tenía por amigos casi inseparables a Sol y su séquito como les llamaba mentalmente y era muy popular entre las chicas, siempre había una putizorra rondando sus cercanías, pero sus amigos las ahuyentaban, como si del diablo a la cruz se tratase. Para el Secretario esto representaba un fastidio, Sol tenía personas muy poderosas cerca de su círculo íntimo y eso sin contar a Rafael que aunque la chica parecía tenerle verdadera adversión, nunca se sabía.
Cael, como cualquier hombre enamorado, sabía reconocer a un potencial rival y no cabía dudas que a Rafael le atraía Sol y hasta lo entendía, quién no se sentiría así, después de ver a la chica con esa ropa tan descarada y aspirar su exquisito aroma. Lamentaba profundamente este hecho, quería ser el único que la viera así e incluso con menos de lo que traía en aquel entonces. Perdió la calma recién adquirida, respiró hondo y ya casi recuperaba su habitual sangre fría cuando finalmente llegó el guía. A partir de ahí la mañana pasó rápidamente y la tarde fue un verdadero caos. Se prohibió salir a los alumnos y, en cambio, se les dio las instrucciones que debían seguir al pie de la letra:
1- Estaba prohibido salir de la posada.
2- Debían preparar sus equipajes.
3- Debían cenar a las seis y media de la tarde.
4- A las ocho en punto de la noche, se realizaría una inspección por dormitorios, para comprobar, que todos estuvieran ahí.
5- A las nueve, los profesores designados pasarían por cada habitación, con personal de la posada, recogiendo los equipajes que serían trasladados hacia el barco por parte de la tripulación de este.
6- A las diez debían irse a dormir.
7- A las cinco de la mañana realizarían su higiene personal y se alistarían para bajar al comedor.
8- De seis a seis y media realizarían el desayuno.
9- Los profesores al frente de sus grupos de alumnos designados partirían al Gaviota para abordar el barco con rumbo a Puerto Esperanza.
Cael una vez que había dado las instrucciones, se presentó ante la dueña de la posada, a liquidar la cuenta por la estancia colectiva en el lugar. Resuelto esto, se fue a preparar su propio equipaje. Esperaba poder dormir más tranquilo esta noche. En los cuartos se desataba una verdadera locura 😵💫, entre el hacinamiento por el exceso de personas y la búsqueda de las pertenencias personales hubo más de un enfrentamiento, pero nada demasiado grave, la sangre no llegó al río, porque a pesar de las fricciones el entusiasmo sobrepasa cualquier otro sentimiento. La emoción de los estudiantes era desbordante por lo que las diferencias palidecían con rapidez. Las instrucciones se seguían al pie de la letra. En la comida no se hablaba de otra cosa que no fuera de las expectativas de todos en las famosas ruinas.
Sin embargo, en cierta mesa la conversación era muy diferente. Gabriel contaba a las chicas su verdadera identidad.
- Joder Gabriel, pero cómo se te ocurre guardarte algo así.- había dicho Amarilis- Y el Claudio ese, si lo cojo se va a enterar.
- Tú no te preocupes que nosotros te defenderemos del cucaracho ese y lo aplastaremos, como a un insecto asqueroso 🪳.
Cucaracho, jajajaja, pero de verdad que eres cómica Sol, a veces me pregunto de dónde sacas esas frases tan raras.
- Ah, mi querida Alteza Gabriel algún día bajo tortura te diré, al fin y al cabo una mujer tiene que ser misteriosa, no crees.
Había contestado Sol a modo de broma, todos estallaron en sonoras carcajadas, que no desentonaban para nada con el animado y caótico ambiente que reinaba en el lugar. Sin embargo, desde dos puntos diferentes de la habitación, su mesa era observada con atención. Rafael y Cael se preguntaban de qué hablaban aquellos cuatro, del viaje seguro no era, tenían pinta de alguien que preparaba una conspiración; pero fueron los únicos que se dieron cuenta de esto, para el resto de los estudiantes solo sus mesas existían.
La mañana del embarque se desarrolló como estaba previsto, ya los equipajes estaban a bordo y la tripulación se preparaba para zarpar. Para Sol y casi el resto del estudiantado presente, esto era nuevo y emocionante, pues ni en esta, ni en su otra vida se había montado en barco. La emoción que tenía la hacía casi resplandecer, con la brisa del mar azotando su pelo color trigo y el embriagador olor del salitre marino, se acordó de la película Titanic y como Kate Winslet corrió a proa a abrir los brazos.
Tanto sus amigos como Cael y Rafael no pudieron evitar reírse de la ocurrencia, mira que era rara, pero se veía tan hermosa que dejaba sin aliento. Ella ajena a todo eso, insistía a Amarilis a hacer lo mismo. Esto llamó la atención de otros estudiantes y después se volvió un juego divertido, excepto para Gabriel que le tenía verdadera fobia a las alturas, por lo que Saulo tuvo que subir para apoyarlo, y solo así fue que se relajó. El mar de su reino nunca había sido más hermoso. Soledad tenía razón, esto era fantástico, no pudo evitar reír alegremente, la brisa movía su pelo y la calidez de su amigo le reconfortaba el alma. Este sería un precioso recuerdo que no olvidaría jamás en su vida.
Por otra parte la tripulación y los profesores asistían nerviosos a este juego de los estudiantes, que si bien era inofensivo, no dejaba de ser peligroso. Ya se veían rescatando a alguno de las aguas, pero como se estaban divirtiendo tanto, no tuvieron corazón para regañarlos. Dos horas después, el panorama era otro, casi la mitad de los estudiantes estaban afectados por el mal de la marea, y devolvían hasta el desayuno de tres días atrás; y el resto que no había sido afectado vomitaba también como por simpatía, para cuando llegaron a Puerto Esperanza, fue necesario enviar por médicos. Gracias a Dios los emisarios del Rey estaban en el puerto esperando, por lo que todo fue muy rápido, se decidió dejar reposar ese día completo a todos y por la mañana emprenderían el camino a las ruinas.