Damian Dufort, un empresario con un gusto a las prácticas del BDSM, en una salida conocerá a una mujer que cambiará su mundo, sin embargo en el camino deberán atravesar dificultades, pero las pasiones prohibidas los unirán, enseñando que hay fuerzas más fuertes que la maldad.
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Capítulo 20.
Capítulo 20:
La tomé en mis brazos, la saqué del edificio, subiendo a mi automóvil.
Conduje directo a mi apartamento, en el camino mi madre volvió a llamar.
Tome el celular y conteste —Dime.
—supe que estás aquí hijo, podemos hablar, dijo con voz quebrantada.
—Mañana voy a verte, dije y corté la llamada.
Llegué al conjunto, anuncié mi llegada y entré al parqueadero, ahí la tomé en mis brazos y la llevé directo a la habitación que tenía preparada para ella.
Luego de unos minutos empezó a moverse la quería lúcida para mi, así que solo la sede, con poca droga donde solo pudiera estar dormida durante una hora.
Fue abriendo sus ojos me vio y retrocedió un poco.
Ya viéndola despierta la deje ahi y camine directo al baño necesitaba una ducha, luego de bañarme seque mi cabello, puse en mi rostro una máscara que pudiera tapar de mi nariz hacia arriba cubriendo parte de mi rostro dejando descubierto mis ojos y boca, pero que tapara mi cabello, salí del baño solo en una sudadera blanca dejando mi brazos y abdomen descubierto.
Cuando me vio retrocedió quedando sentada en la cama abrazando sus piernas.
Me senté en el mueble frente de la cama, y la observe, no parece la persona que baila en el club y enloquece a cada hombre que la ve en su espectáculo.
—En el baño deje tu uniforme quiero que bailes para mi, dije sacando un control del bolsillo de la sudadera, undi un botón y las cortinas se rodaron quedando una tarima con un tubo.
—¿Quieres preguntar algo? indague.
Movió su cabeza en modo de acierto.
—Pregunta, dije mirando su actitud.
—¿Qué quieres de mí?, según todo lo que veo aquí, le gusta la práctica del sadomasoquismo, ¿es usted un amo de esa práctica?, preguntó casi en un susurro.
—Si, soy un amo y a tu pregunta ¿que quiero de ti? “¡Lo quiero todo!”.
Ella no dijo nada más, pero el asombro en su rostro era un deleite, su celular empezó a sonar, me percate de traerlo, por sí su amiga llamaba.
Lo tomo en sus manos, casi no lo pudo tomar de lo nerviosa que se encontraba, le dije que podía responder.
Contesto y conecte los auriculares que tenía en mi oído para poder escuchar lo que su amiga le preguntaría.
Cuando contesto su amiga pregunto que donde se encontraba, que la fue a buscar y su habitación estaba vacía y su cámara aún tendida que donde se encontraba a estas horas de la noche.
—Estoy con…. No dio para decir mi nombre y se quedó en silencio.
—¿Estás con Vicenzo Olivieri?, preguntó su amiga.
—Si, contestó ella.
—Te hizo daño, preguntó con nerviosismo.
—¡No!!! contestó rápidamente.
—Es bueno, entonces, recuerda lo que te dije ese día en la mañana, sobre él, dijo su amiga.
—Esta bien, dijo ella y cortó la llamada.
Dejó el celular en la mesa de noche y entró al baño.
Tomé mi computadora y busque la grabación del día que la rapte, para ver lo que dijo su amiga, vi como en el momento que leyó la carta, preguntando si yo la había lastimado, ella respondió negativamente y ella le dijo que entonces había que esperar, que de pronto yo no era tan malo, y resultaba ser un príncipe azul.
Cerré la computadora, undi el interruptor, cambié las luces y me acosté en la cama para ver el espectáculo.
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Zaidymar.
Cuando vi a ese hombre en la habitación de mi cuarto mi mundo se paralizó, no se que le pasa a mi cuerpo, cuando lo ve siente deseo de obedecer a él.
No di para omitir sonido, que tanto era gritar o decirle que se largara, pero no, simplemente me quedé ahí dejando que el hiciera conmigo lo que quisiera.
Cuando puso aquel pañuelo, empecé a ver todo oscuro, luego recordé, en la misma habitación que esa noche, pensé que se había olvidado ya de mi debido a que tenía una semana sin aparecer.
Pensé que me iba a esposar como aquel día, pero no fue así.
Se levantó sin decir palabra, abrió una puerta y entró, segundos después sentí el agua, así que era el baño.
Mire la habitación, estaba con una luz oscura, pero permitía observar todo en su interior, en la habitación se encuentra esta amplia cama en la que me encuentro sentada, hay una mesa de noche a cada lado de la cama, al frente de la cama hay una cortinas rojas, a un extremo unas puertas con un estampado en la madera, como un clóset y al otro extremo el baño.
Después de observar todo, volvía a mirar la puerta del baño esperando que él saliera.
Minutos después salió, retrocedí en la cama quedando sentada abrazando mis piernas, lo observé y no pude quitar mi mirada de él, es un hombre con una apariencia física perfecta, salió con una sudadera blanca que dejaba ver una perfecta V abajo de su ombligo, su abdomen, sus brazos, su piel, todo el es perfecto, quisiera descubrir qué hay detrás de esa máscara, cuando llegué a sus ojos baje mi vista, qué vergüenza, vio cómo le hacía una examen físico completo.
Camino directo a un mueble, que se encontraba a un extremo, casi al frente de la cama, me observo por un instante y luego hablo, diciendo que en el baño se encontraba un uniforme para mi y quería que bailará para él.
Cuando dijo eso mi respiración se agitó baje mi rostro, y quería preguntarle algo, pero no encontraba la manera de hacerlo, ese hombre crea en mí, algo muy extraño mezclado con miedo.
Preguntó si quería preguntarle algo y asentí con la cabeza, me respondió las dudas que tenía sobre si él, y la práctica del BDSM, estos días había investigado algunas cosas sobre ese tema, por mí carrera de psicología.
Mi celular sonó, me sorprendió que lo estuviera ahí, me dijo que podía responder, la que llamaba era Marbel preocupada por que no me encontró en la habitación, le dije donde estaba y observe que el no se molesto ¿será posible que Marbel tenga razón y el no sea tan malo?
Corte la llamada, deje el celular en una de las mesas de noche y camine directo al baño, cuando entré y vi el uniforme no lo podía creer.