Tras morir de una manera cruel y también injusta, Dayana de una manera misteriosa ha regresado en el tiempo.
En su regreso, ella planea no volver a ser una tonta que se dejó engañar de sus enemigos.
Ella en esta segunda vida será realmente una villana, y no tendrá piedad de quienes la dañaron.
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"La solución"
Aquella bruja, al ser una mujer inteligente, por su bien, decide rendirse definitivamente, puesto que, luchar con esa niña y su acompañante, no es algo que le favorece para nada.
Más bien, está en desventaja nada más con la niña, y no se imagina con el niño, quien por su aura aterradora y roja, se nota que también es poderoso.
Totalmente rendida, ella dice.
—Perdonen la vida de esta bruja, estoy a sus servicios, yo haré todo lo que usted diga, pero déjeme conservar mi vida— dice la bruja sinceramente. Aquella mujer se llama Magali.
Al escuchar las palabras de aquella mujer, la niña decide dejarla ir, eso sí, le dará una última instrucción.
—Bruja, te perdonaré la vida, a cambio de que me ayudes a arruinar la vida de Marta, solo eso tienes que hacer, quiero que te comuniques con ella, y les haga creer que la estás ayudando — dice ella para luego decirle el plan que tiene.
La bruja lo entiende, y en cuanto pudo moverse, fue a su estante de pociones, y tomó la que necesitaba, luego, fue a un gabinete y de allí tomó algunos ingredientes.
Posteriormente, ella se va a su cocina, en dónde tenía un caldero grande.
Rápidamente ella comenzó a mezclar en el caldero todo lo que tenía en las manos, y en unos minutos, ya tenía una nueva poción en las manos.
Dayana solo se quedaba mirando a la mujer, quien al terminar su acción, le entregó la poción a la niña, luego, ella va hasta su escritorio y escribe una nota a Marta, y se la entrega a la niña, quien tras leer el contenido de la carta, se ríe con malicia.
Acto seguido, ella y su fiel amigo desaparecen mediante un portal, dejando a la bruja totalmente asombrada y asustada.
Aquella mujer se arrepiente en su corazón de haber ayudado a esa plebeya, de no ser así, ella como bruja, no habría siquiera pensado en ofender a alguien tan poderosa, una persona que es la personificación de una santa.
Por suerte aquella santa le perdonó la vida, y ella tratará de no hacerle enojar y menos llevarle la contraria.
Teme lo peor.
La bruja se quedó meditando en la situación, mientras que Dayana llegó a su habitación y mandó a llamar a ese sirviente que estaba haciendo de mensajero de Marta.
Cuando el sirviente llegó y ella le dio un gran susto, y luego, le entregó lo que la bruja le dio, y el sirviente fue a dónde estaba Marta, quien estaba en su habitación enojada.
Cuando el sirviente llega, ella rápidamente cambia de humor, y más después de ver lo que trae consigo.
Ella no dejó que él le entregará lo que traía en sus manos, sino que le arrebató todo y la sacó de la habitación.
Estaba tan desesperada, que no ha notado que la respuesta de la bruja llegó muy rápido, y por lo tanto eso es algo sospechoso.
Más complacida estaba, cuando la bruja le explica, que la poción que le mandó con ese sirviente, es una de amor, que se la tiene que tomar y luego ir a seducir al emperador, que esa era la solución a sus problemas.
Con una sonrisa en los labios y muy confiada, aquella mujer se tomó la poción de un solo trago, y aunque la misma tenía un sabor a aceite de careta y a agua sucia, no le dio importancia, puesto que, eso es lo que la ayudara a tener al emperador a sus pies nuevamente.
Muy feliz, ella el resto del día se la pasó de buen humor, y cuando la noche llegó, mandó a preparar en su habitación un escenario romántico, y sus doncellas la prepararon para recibir al emperador en su habitación.
Con todo listo, ella manda a buscar al emperador, y el hombre, pensado que es algo importante, va a la habitación de aquella mujer.
Cuando llegó a su habitación, vio el escenario romántico que ella tenía y eso le hizo levantar una de sus cejas, puesto que, son claras sus intenciones.
La mujer, al ver llegar al hombre que va a solucionar sus problemas, fue a él y lo condujo a la mesa que tenía preparada con anticipación.
Al estar allí, ella amablemente le sirve al emperador la cena, y el hombre solamente se limita a mirar.
Esa noche Marta tenía un camisón transparente sobre su cuerpo, para cualquier hombre eso sería tentador, pero no para el emperador.
—Majestad, como hemos tenido días muy difíciles, quise compartir una cena en pareja, esta es mi amabilidad por ser usted un buen esposo — dice ella con una sonrisa encantadora. Acto seguido, le sirve vino al emperador una copa de vino, quien estaba aun sin decir nada.
Ella le pasó la copa, y él, tras revisar que no tenga nada, tomó un pequeño sorbo de ella.
Marta al ver eso llena una copa para ella, y también toma vino.