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Deseo Danzante

Deseo Danzante

Status: Terminada
Genre:Completas / Mafia / Dominación / Equilibrio De Poder / Juego del gato y el ratón / Amor-odio / La mimada del jefe
Popularitas:175.4k
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Claret es una chica con deudas hasta el cuello que intenta superarse, no descansará hasta encontrar un trabajo y dejar su vida de penurias atrás, en su camino se topará con Cillian un hombre millonario que oculta su vida de mafioso detrás de su apariencia de CEO. ¿Qué sucederá cuando sus mundos se entremezclen? Descúbrelo ya. (+18)

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Capítulo 20

...CLARET:...

En la cena no hubo mucha conversación, fue una cena bastante ligera, ensalada y jugo.

El Señor Cillian tenía una expresión neutral mientras comía, pero mis nervios estaban cada vez más alterados.

Tomó mi mano que tenía sobre la mesa y me estremecí.

Siguió comiendo, no estaba nervioso, obviamente para él era algo frecuente. Trazó su pulgar en mi torso.

¿Qué sería de mí cuando estuviera en mi habitación?

Me iba a dañar con su masculinidad tan grande.

— Quisiera ver televisión — Dije, cuando terminé de cenar.

Observó el reloj inteligente en su muñeca.

— Son las nueves — Me observó y tragué con fuerza — Ya le dije que no tiene porque estar nerviosa. No quiero que vea televisión y menos si es una película de Chris Hemsworth.

— ¿Y eso por qué?

— Siempre se queda embelesada con esas películas — Gruñó y reí — No quiero imaginar como será si es una película de Henry Cavill.

— También está guapo.

Me evaluó con seriedad — ¿Prefiere ver una película a estar conmigo?

— No...

— ¿Quiere retrasar esto? — Su ceño se frunció más — No tiene que dar excusas sino quiere, simplemente diga no.

— Si quiero — Dije, de forma firme y su expresión se suavizó — No veré la película.

Elevó una comisura.

— Genial.

...****************...

Caminé de un lado a otro en mi habitación, con el estómago revuelto y los nervios de punta. Era una locura lo que estaba a punto de hacer, definitivamente, yo nunca fui de hacer cosas atrevidas. Ahora, iba a tener mi primera vez con mi jefe, un hombre que cuando se cansara me iba a tratar como a la tal Laisa. No, yo no me rebajaría tanto por un hombre que no me quería, cuando aquello terminara, me marcharía de forma digna, sin mirar atrás.

¿Entonces por qué tenía una sensación amarga?

Como si fuera tan digno acostarme con mi jefe.

No lo estaba haciendo por dinero, sino porque me moría de ganas, eso debía quitarle algo de inmoralidad.

Además, el jefe no era un hombre mayor o casado y con hijos, era soltero.

No tenía nada de malo hacerlo, porque era muy habitual que la gente hiciera el amor sin tener ninguna conexión amorosa.

No habría amor, pero si mucha pasión y al menos comenzaría mi vida adulta con una buena primera experiencia, si las primeras sensaciones fueron deliciosas estaba segura que lo demás mucho más.

Me mordí las uñas mientras intentaba serenarme.

Decidí asearme otro poco para calmar mis nervios y me coloqué fragancia.

Cambié mi ropa por un blusón de dormir, sin nada debajo para mayor accesibilidad.

Solté mi cabello y dejé ondas rebeldes.

Me observé al espejo.

— ¿En serio harás algo así? — Susurré, colocando una mano en mi pecho — Si, porque quieres y eres adulta, madura y tienes deseos de sentirte viva — Argumenté ante mi reflejo — Además, está tan guapo y candente, pero nunca te querrá para algo serio y eso siempre lo debes tener en cuenta, así que hagas lo que hagas, deja tus emociones de lado esta noche — Afirmé con seguridad.

Volví a mi habitación, temblando como una gelatina, dejé solo la lámpara de la mesita de noche encendida.

Me pareció que Cillian estaba tardando demasiado.

Tomé asiento al borde de la cama.

Buscando una postura atractiva, pero no descarada, crucé las piernas y tiré del dobladillo del blusón, pero decidí sentarme de forma normal cuando se me subió demasiado.

La puerta se abrió y me puse de pie de un salto, con el corazón volcado.

Cillian entró, observando hacia mí.

Solo llevaba unos boxers Calvin Klein negros.

— Encantador recibimiento.

— ¿Le gusta?

— Me fascina.

Cerró la puerta y recorrió sus ojos oscuros por mi cuerpo.

Su cuerpo atlético y esbelto era exquisito, como se marcaba su abdomen y sus estrechas caderas, sus hombros anchos y su pecho salpicado de pocos vellos.

Se aproximó y aspiró con fuerza, cerrando los ojos por un segundo.

Él también olía delicioso.

Estaba tomando un baño, porque su cabello estaba mojado.

Rompió la distancia y tomó el blusón, lo levantó y mi respiración empezó a agitarse.

Elevé mis brazos cuando lo pasó por encima de mi cabeza, dejándome desnuda.

Trazó su pulgar por mi boca y luego enterró sus manos en mi cabello, para dejarme inmóvil.

Besó mi boca con demanda, trazando mi cuerpo con sus manos posesivas, tocando a su antojo.

Me empujó hacia la cama.

Me acosté, temblorosa, agitada.

Se quitó el boxers, dejando su miembro firme al descubierto.

Apartó las mantas y las almohadas antes de subir a la cama.

Me tomó de las rodillas y abrió mis piernas de forma amplia. Mi vergüenza aumentó al ver como me observaba, con hambre.

Tomó mi pie y lo elevó, aspiró y recorrió su nariz de una manera que me dió escalofríos, besó mis dedos uno por uno y la tensión creció en mi cuerpo.

Dió una lamida y me estremecí.

— Voy a comerte entera — Mordisqueo el dedo gordo.

Dejó mi pie y se aproximó.

Se inclinó entre mis piernas y me tensé, trazó su pulgar en círculos y el placer se acrecentó.

Rozó su nariz y me cubrí la boca.

Su pulgar tocó en mi entrada mientras lamía arriba, dando besos que me dejaron inerte, gemí por la intensidad, por los movimientos de su boca y sus dedos en mí, comiéndome entera.

Mis piernas temblaron abriéndose más a aquella delicia, se me atoro la respiración y enterré las manos en las sábanas.

Mis caderas querían sacudirse, pero las mantuvo quietas, sosteniendo mis caderas para mover su lengua más rápido.

Mis gemidos llenaron la habitación y más cuando estuve a punto de colapsar.

Se elevó de golpe y sollocé ante el dolor que me causó el que se detuviera.

— Calma, se que estás hambrienta — Apoyó sus manos a cada lado de mi cabeza.

Su ojos brillaban, su pecho estaba agitado y esos músculos estaban tensos.

Rodeó mis muñecas y las inmovilizó.

— Espera... Protección... — Jadeé.

— Quiero sentirte a plenitud, descuida mandaré a que compren la pastilla del día siguiente, luego podremos ver a un doctor para algún método.

Se inclinó más cerca y succionó mi pezón.

Gemí de nuevo, cerrando mis ojos, con la piel tan sensible a su tacto.

Se alimentó de mis senos y me abrió las piernas con su rodilla, se acercó más y más.

— Dame todo, preciosa — Gruñó, ondeando sus caderas con profundidad y grité cuando se introdujo de un solo empujón.

Las lágrimas salieron de mis ojos.

Era muy doloroso.

Besó mi boca — Estás muy estrecha — Su voz costó en salir — Exquisita.

— Duele mucho...

— Pasará — Rozó su nariz contra la mía.

Ondeó sus caderas con profundidad y mi interior tembló.

Empezó a golpearme con dureza y rapidez, deteniéndose en seco y volviendo a poseer con ese ritmo frenético.

Aún dolía, pero mi interior se sentía cada vez más lleno, más adaptado y el placer me envolvía con cada roce.

Su agarré en mí era firme y demandante, me tenía quieta mientras sacudía sus caderas.

Trazó sus dedos por mi mandíbula y me tomó el cuello para ahorcarme , soltó un gruñido, se lamió los labios y me dió una pequeña bofetada que me dejó desconcertada.

Su expresión estaba perdida en el placer.

Se inclinó, pegando su piel a la mía.

Su piel sudaba y sus gruñidos rozaban mi oído.

— tu es à moi (eres mía) — Su voz me atravesó entera junto a sus embestidas.

Me soltó las muñecas y abracé su espalda.

Encajé mis dedos en su piel tensa, gimiendo sin parar, las pesadas olas me recorriendo y me sacudí, sollozando y temblando por la intensidad con la que me atravesó, los espasmos me golpearon fuertemente hasta dejarme débil.

Cillian siguió moviéndose hasta darme una profunda embestida.

— Oh, qué delicia.

Se derramó dentro y se dejó caer a mi lado, jadeando.

...****************...

Apoyé mi cabeza de su brazo, mientras mi espalda se quedaba quieta contra su pecho, abrazándome.

Las sábanas cubrían la mitad de nuestros cuerpos.

Besó mi hombro y aspiró el olor de mi cabello.

Yo observaba hacia la ventana, muy agotada y adolorida.

— Fue tan exquisito — Su aliento rozó mi oreja — Gracias por entregarte a mí.

— Fue muy rico — Suspiré, cerrando mis ojos.

— Se repetirá, eso se lo aseguro — Dijo contra mi mejilla.

— ¿Hasta cuándo? — Giré mi cabeza hacia él, observando su rostro embriagado de placer.

— No lo sé, no debería preocuparse por eso, lo mejor es disfrutar, pensar en el presente y este presente me encanta — Me dió un pequeño beso en la punta de mi nariz — Me gustas mucho, Claret.

— Usted también me gusta.

— No me trates así, ya no soy solo tu jefe.

— ¿Qué nombre le pondrá a esto entre nosotros? — Pregunté y me abrazó con más fuerza.

— No lo sé, solo sé que quiero más y más — Su voz se volvió gutural, sentí su dureza contra mí y me tensé.

— Estoy cansada, adolorida.

— Lo sé, no te preocupes, te dejaré descansar — Tocó mi brazo — Duerme, mi Claret.

Cerré mis ojos sintiendo sus tiernos besos en mi cabeza.

...****************...

Desperté sola, Cillian no estaba a mi lado.

Observé hacia la mesita, había una pastilla y un jugo.

Comprendí que tenía que tomarla.

Hice un gesto de dolor cuando me incorporé.

Tomé el vaso y la pastilla.

La bebí y luego tomé mi teléfono para observar la hora.

Eran las once.

Abrí mis ojos como platos.

Dormí hasta tarde.

Esperé unos minutos antes de levantarme y cuando lo hice me dolió todo el cuerpo, más mis glúteos y mi centro.

Recogí la almohada que estaba en el suelo y observé avergonzada, la sábana estaba manchada de sangre.

Decidí recogerlas y amontonar todo en el suelo.

Me marché al baño y preparé la bañera, con un cansancio fuerte en mi cuerpo.

Me sumergí, siseando ante lo adolorida que estaba.

Me costó salir del agua, me sequé y me coloqué una ropa cómoda para salir de la habitación.

Me coloqué unos pantalones sueltos y una camiseta con unos zapatos bajos.

Cada paso era costoso.

— Buenos días, señorita Claret.

— Oh, señora Mariam, pensé que no vendría hoy — Dije, sorprendida, al encontrarla haciendo el desayuno.

— El señor Cillian me pidió que viniera, dijo que usted necesitaría ayuda.

— ¿Ayuda con qué?

— Dijo que estaría demasiado cansada.

Me sonrojé — Oh, si lo estoy.

— Siéntese, le serviré el desayuno.

Me senté con cuidado en uno de los bancos.

— ¿El Señor Cillian salió muy temprano?

— Si, de hecho fue a trotar, luego volvió, desayunó y se marchó a trabajar — Comentó — No hay un día en el que no este trabajando.

¿Cómo tenía energías para trotar?

Me sirvió café.

— Me comentó que sus padres murieron en un accidente — Dije y ella se tensó — Usted debió conocerlos ¿No es así?

— ¿Quiere panqueques? — Ignoró lo que dije.

— Entiendo, es un tema del que no se puede hablar.

Me observó — Solo el señor puede contarle sus cosas, si él lo desea.

No tendría porque contarme nada, yo no era nadie especial, solo su... ¿Amante? Ni siquiera sabía que era para el Señor Cillian, a parte de ser una mujer a la que deseaba.

"Claret, acuérdate de lo que te dijiste a ti misma en el espejo"

Mariam me sirvió la comida.

— Iré a limpiar su habitación...

— ¿Cómo? — Me tensé — No es necesario yo puedo...

— El Señor Cillian me lo ordenó.

Me daba vergüenza que viera las sábanas manchadas.

— Pero... Es que...

— Señorita, no tiene porque avergonzarse, es mi trabajo limpiar y es su asunto lo que haya hecho, yo no tengo porque meterme.

Mi vergüenza aumentó.

— ¿Usted sabe lo que...

— No necesito que me lo digan para saber, además, conozco al señor Cillian desde pequeño, se los significados de su forma de actuar — Dijo, muy seria y casi me atraganto con la comida — Además, yo fui quien le dejó la pastilla sobre la mesita a petición del señor. Con eso ya es evidente.

Se marchó y me sentí muy avergonzada.

Saqué el teléfono de mi bolsillo, ni siquiera un mensaje para preguntar como amanecí. Estaba ocupado, pero no le costaba nada escribir un mensaje corto, por cortesía y consideración.

Eso me puso de mal humor.

Comí y decidí salir para contarle a Claret lo que había hecho, ya tenía algo que decirle sobre mis apasionados momentos.

Llamé a Dante.

— Al fin, señorita Claret, pensé que no cumpliría su palabra — Dijo, cuando se abrió el elevador, entre rápida con mi bolsa en mano, aunque mis piernas dolían como nunca — ¿A dónde iremos?

— Iré al trabajo de mi amiga.

— ¿Cuál? ¿La loca de los cabellos rosados?

— ¡Oye, deja la falta de respeto! — Gruñí, de un mal humor por mi cansancio.

— ¿No tiene más amigos?

— Los chóferes no se le pasan preguntando por los asuntos de sus jefes — Dije, usando sus palabras en su contra.

Se quedó callado y salimos al estacionamiento.

Entré en el Audi y Dante manejó.

1
Sol
creo que hay bb a bordo...viene en camino un pequeñin
Sol
ufff durand y Zajat están de rechupete se ven exquisito /Ok//Smirk/
Sol
d pana careta si tiene problema d autoestima todo le parece bonita y d una se menosprecia ..... vamos mija q papacito solo te quiere a ti y tus huesitos /Facepalm/
Sol
si supieras q fue ella la q te dejo perdida ese día /Facepalm//Facepalm/
may
yo quiero un empresario así
Lourdes Morales Jimenez
Bueno
Dana Escobar
me encanta esta historia
Noemi Elgueta
me encantó tu novela pero quiero saber cuándo continuarás con las dos otras historias o no seguirás escribiendo las otras dos
Magda borquez
juntas o separadas, pero si, continuación, porfa. gracias.
Magda borquez
rubí y esta. pero en general, todas. eres muy buena, bendiciones.
may
papacito 🤤🤤🤤🤤🤤🤤
may
rayos.... nooooo.
may
ay dios mío
Noemi Elgueta
Excelente
Selena Rosales
Me encantó, ya me estoy haciendo adicta a tus novelas😍
Alicia Steiner
muy linda novela me encantó...
may
porque va a salir muy caro 🤔. Jum, viejo mañoso
may
que oportuno. será que se puso de acuerdo con el anciano metiche jajajaja /Panic/
may
que consuelo. /Smug/
may
y asquerosas
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