En una época donde la alta sociedad, la reputación y las apariencias determinan el estatus de las personas, una joven Baronet se inscribe a la escuela más prestigiosa donde la crema y nata de la sociedad se reúnen para forjar a los futuros nobles y gobernantes del reino. Ahí tendrá que sobrevivir a los abusos y humillaciones de sus compañeros para ganarse un lugar dentro de la alta sociedad y recuperar el honor de su familia que ha sido pisoteado desde hace tres generaciones.
Pero sus planes podrían verse afectados con la repentina aparición de fenómenos paranormales y eventos más allá de la comprensión humana, que asolan la institución. Y que aparentemente iniciaron el mismo día que conoció a un conde atractivo, de figura galante y atractivo sobrenatural.
¿Qué misterios ocultan sus ojos carmesíes y su cabello negro como la obsidiana?, ¿será nuestra protagonista capaz de sobrevivir entre las fauces de dos bestias hambrientas?, ¡échale un vistazo a esta historia de romance y terror!
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Capitulo 19: "No eran cuentos"
Ya era lunes por la mañana, los pájaros cantaban en el jardín de la academia, revoloteando sobre los arbustos bien cuidados, de diferentes formas y tamaños, mientras que otros más pequeños y coloridos chapoteaban en una pequeña fuente que utilizaban para refrescarse y tomar agua. La torre de reloj ubicada en el punto más alto del tercer edificio (en dónde estaban los dormitorios masculinos), anunciaba las siete de la mañana con la melodía de las campanas que se escuchaban en cada rincón de la academia
Debido a los terribles sucesos ocurridos en la madrugada, las autoridades académicas emitieron un comunicado en el que le prohibieron a todos los alumnos de la academia Edem que salieran de sus habitaciones hasta nuevo aviso. La información llegó en forma de memorándums, a las puertas de los dormitorios y habitaciones privada. En la misma se especificó que los servicios de limpieza y servicio a la habitación estarían disponibles en todo momento, y que se encargarían de lo que hiciera falta para que los alumnos no tuvieran que salir de sus dormitorios.
Aquellos que desconocían el por qué, no le tomaron mucha importancia y simplemente se alegraron por tener estas "vacaciones", además pasar el día en sus habitaciones no era del todo desagradable tomando en cuenta los lujos que la mayoría gozaba día con día, esto sumado a la noticia de que la servidumbre iba a hacer todo por ellos para que no tuvieran que mover un dedo. Era más bien como un premio.
Pero Lisa Bellstar y el conde Tempest aún no tenían ni idea de aquel anuncio de último minuto, estaban en la enfermería, conversando en paz y tranquilidad mientras los *tick, tacks* del reloj en la habitación transcurrían al son de los segundos.
– Milord, entonces es cierto que su tierra natal ya ha visto este mal ancestral unos siglos atrás. ¿Los relatos históricos que he estudiado para mis próximos exámenes están en lo correcto?
– Así es milady, mi país ya luchó contra este poderoso mal. Fue duro, pero prevalecimos –respondió el conde, refiriéndose a los Ghuls, con su mirada seria y penetrante–. Hace 400 años, nuestro odio, la ira y la desolación de la guerra, atrajeron a estos monstruos a nuestras tierras caídas en desgracia. Al principio nadie podía creerlo, pues los invasores atacaban de noche, ágiles como sombras, letales como escorpiones y silenciosos como lechuzas al volar. Cuando todo empezó, había incertidumbre e incredulidad en las historias que narraban los soldados que luchaban en el frente, ya que nunca antes se había hablado de ellos, alrededor de ninguna fogata, en ningún campamento o trinchera, ni siquiera como un cuento de terror para asustar a los más pequeños. Y por eso todos los hijos de Valaquia, Moldavia, Transilvania y Netirvania de ese entonces tomaron por locos a los que se atrevían a hablar de ellos. Y los llamaron cobardes, y se burlaron de ellos... Pero muy pronto pagaron el precio, cuando aquel que gobernaba Valaquia en ese entonces fue ejecutado por un demonio rojo, que se hacía llamar "Señor Demonio" cuando una luna sangrienta se alzó más radiante que cualquier otra luna, bajo la mirada estupefacta de sus súbditos.
Lisa tragó saliva. La historia que estaba escuchando, de los labios de uno de los nobles más importantes de Rumanía, le había erizado la piel y le aterraba. Y por más que ya no quería seguir escuchando los horrores que el conde narraba, había "algo" que era mucho más fuerte que el miedo que sentía y que gritaba por encima de su hombro... Esta emoción que a veces podía ser más poderosa que el miedo, la ira, la alegría o la tristeza, era nada menos que: La curiosidad.
– El miedo gobernó tan pronto como se difundió la noticia, y mis ancestros tuvieron que enfrentarse a las criaturas de la noche, en medio de la guerra que ya libraban en ese entonces. –continuó el conde–: Los pequeños poblados que se extendían por los campos pronto quedaron vacíos, las noches eran cada vez más amargas y eternas, como si nunca más fuese a salir el sol, y todo aquel que no estuviera en su casa para cuando finalmente desaparecía el último rayo de luz del sol no volvía a aparecer jamás.
Lisa quiso interrumpir, tenía una... O más bien unas veinte preguntas, pero se detuvo a si misma y siguió escuchando.
– El día tampoco era un consuelo –el conde se puso sobre sus codos y prosiguió–: Ya que con las primeras luces del alba, se revivían los horrores que habían ocurrido durante la oscuridad de la noche. Con la sangre y restos humanos que estaban por todos lados, hasta el punto en el que se volvió parte del día a día el tener que limpiar el desastre frente a tu casa como si de barrer el polvo se tratase. Fue un infierno sin duda alguna.
– Milord, ni siquiera puedo imaginar una pequeña fracción del sufrimiento que la gente de Rumanía sufrió. Y si lograron salir de esa situación a pesar de todas esas adversidades entonces es por qué son un pueblo fuerte –Lisa hizo una reverencia–. Es increíble que los seres que llamamos "demonios" existan y sean capaces de atacar nuestro mundo cuando faltamos al buen camino... Todo parece tan irreal, pero es nuestra realidad, es lo que estamos enfrentando el día de hoy, milord estoy segura de que todo saldrá bien para nosotros, solo hay que resistir tal y como lo hicieron nuestros ancestros.
«Yo me encargaré de que así sea, esos monstruos no van a traer el caos de hace 1000 años a nuestra era de paz, yo los voy a detener».
Fueron las palabras que resonaron en la mente de Lisa, como si alguien más hablase por encima de ella. Y aunque no lo había notado, su cuerpo expulsó una energía muy fuerte que invadió la habitación.
El conde se ruborizó por tan solo unos segundos antes de continuar.
– ¡Nosotros prevalecimos! –afirmó el conde, algo apresurado–. Al final, superamos a las fuerzas sobrenaturales del Inframundo y defendimos nuestras tierras de los monstruos y de los invasores –ahora la voz del conde emanaba inspiración–. Después de años y años de ser tratados como ganado, nos enfrentamos a esas criaturas una última vez... Y esa última batalla fue muy diferente a las cien anteriores que ya se habían librado anteriormente. Porque la gente de Valaquia aprendió de ellos: sus aciertos, sus errores, todas sus fortalezas y debilidades, sus métodos de cacería, la fuente de su poder... Y también comenzaron a anhelar con todo su corazón la derrota inminente de las criaturas del mal... Deseos que se convirtieron en fantasías que a su vez crearon sueños, que finalmente desencadenaron en ambiciones por las que muchos dieron sus vidas en el reino de los sueños. Y así los vencimos por nuestra propia cuenta, sin la ayuda de ninguna nación o un dios. Solo se necesitó de una idea firme y determinante.
Ahora Lisa lejos de estar aterrada, había comenzado a emocionarse. Esas eran sus historias favoritas; aquellas trágicas que proponían mil y un trabas y que al final gracias al esfuerzo y a la determinación culminaban con una victoria absoluta. En cierto modo sentía que esa era su vida. Ella estaba ansiosa por seguir escuchando atentamente el relato del conde Tempest.
El conde sintió un dolor punzante en su brazo enyesado, por lo que después de emitir un pequeño quejido, lo puso sobre su regazo y continuó:
– Y absolutamente todo lo que aprendimos de ellos durante esos años de asedio, fue plasmado en distintos libros, pergaminos y documentos para llevar un registro de la calamidad y así evitar que la tragedia nunca se volviera a repetir en el futuro... Y para que esta información perdure hasta el fin de los tiempos, confiamos su seguridad en manos de la: "La Orden de los cazadores".
– Muy interesante –comentó Lisa, y se apresuró a enderezar su espalda, estaba algo cansada–. «Otra vez esa mentada orden de cazadores, mamá y papá tienen mucho que explicar» –pensó–. Aún no sé mucho al respecto, solo me han dicho que es una organización secreta que se dedica a cazar monstruos, pero según la señori.. –Y en ese momento Lisa recordó que el asunto de la orden era una especie de secreto para los otros miembros de la alta sociedad, así que para no delatar a la señorita Snow, mintió–: Según lo que me dijeron mis padres, los cazadores han protegido a este país desde hace siglos, de criaturas peligrosas como los Ghuls de anoche y si así ha sido siempre entonces creo que estamos en buenas manos.
– Y no lo dudo –afirmó el conde– su país ha resistido los ataques del Inframundo mucho mejor que las otras naciones que he recorrido durante mis viajes, después de todo, ustedes cuentan con la ayuda de la sagrada iglesia y con la orden de cazadores, ambas organizaciones se especializan en combatir el mal y casualmente decidieron asentarse principalmente en Nueva-Arcadia inmediatamente después de que los demonios fueron derrotados hace mil años... Que curioso ¿no lo cree?, es casi como si previnieran una catástrofe futura en estas tierras.
– ¿A qué se refiere? «Lisa tuvo una sensación muy extraña al momento de ver por unos segundos las pequeñas grietas que había en el yeso del conde. Sus heridas parecían ser quemaduras».
– Milady, yo ya he visto una y otra vez estas señales... En todos mis viajes por el continente Europeo, e incluso en las tierras aún más lejanas de África y Medio Oriente... He visto una y otra vez el comportamiento cruel, pecaminoso e inhumano que atrae a la desgracia... Y para prevenir que la destrucción caiga sobre estas tierras, necesito su ayuda.
El conde puso su mano derecha en el hombro de Lisa, lo que provocó que ambos se avergonzaran por unos segundos. Desviaron la mirada del otro por un instante y retrocedieron un paso. Luego el conde retomó:
– Su familia ha trabajado en la orden de cazadores desde hace tres generaciones y su abuelo, William Bellstar, fue un cazador muy reconocido del que se dice resguardaba un poderoso secreto capaz de arrasar con legiones de criaturas de la noche en cuestión de segundos. Tal y como lo mencionan los sucesos ocurridos en la frontera al sur, específicamente en la fortaleza arruinada de Bakalum; pues en aquella fatídica noche en dónde murieron cientos de personas inocentes, él fue capaz de combatir a un ejército de gremlins, liderados por una hechicera malvada que no paraba de invocarlos. Y aunque habían cazadores muy fuertes en ese lugar, se dice que William Bellstar, quien en ese entonces era un aprendiz, fue capaz de arrasar con dicha armada en tan solo unos segundos. Si pudiera compartir un poco de ese secreto conmigo, estaría en deuda con usted por toda mi vida.
Y el conde se inclinó, como cuando un vasallo se inclina ante su amo. Pero Lisa se apresuró a rebajarse a su nivel y le indicó con la cabeza que no lo hiciera más.
– «¿Mi abuelo un cazador?, así que por eso él...»
En ese preciso momento Lisa cayó en cuenta y recordó todas y cada una de las historias que su abuelo le contaba durante su tiempo libre. Si bien era cierto que su abuelo siempre fue una persona muy ocupada, siempre que tenía tiempo iba con sus nietos y les contaba todo tipo de historias extrañas que relataban sucesos extraordinarios. Normalmente eran protagonizadas por una "niña" que se enfrentaba a monstruos para proteger a su familia. Pero cuando organizó las piezas revueltas en su cerebro; fue capaz de armar el rompecabezas:
Aquellas sombras burlonas que ella veía en sus visiones de vez en cuando, y que venían en todas formas y tamaños, no eran más que los gremlins, duendes y trasgos que aparecían en las historias de su abuelo y que muchas veces la aterraron hasta el punto de hacerla llorar con desesperación, hasta que sus alaridos despertaban a sus padres y tenían que ir con urgencia a altas horas de la noche para consolarla.
Y la sangre que constantemente aparecía en todos lados y que solo ella era capaz de ver, debía tratarse de la advertencia de la "bruja maligna que come niñas" (nombre que utilizaba su abuelo) para referirse a un personaje de sus historias que anunciaba su llegada haciendo sangrar a los árboles y a las piedras de un bosque encantado, y que era también la madre de todos los duendes y gnomos. Ahora todas y cada una de esas historias cobraban sentido y estaban estrechamente relacionadas con sus visiones. Pero debía haber "algo más"; una especie de mensaje oculto que había pasado desapercibido, ya que debía haber una explicación para tantas coincidencias. Debía haber un por qué y ahora su nueva misión era llegar al fondo del asunto.
– Es mucha información para procesar milord... Pero antes discúlpeme si le respondo con una pregunta. Me gustaría saber ¿cómo es que usted sabe tanto de todo esto?, conoce muy bien el mal que nos acecha, también sabe del secreto de la orden de cazadores y está al tanto de las actividades de la iglesia. Sin mencionar que sabe mucho de mi abuelo y de mi familia... Antes de continuar me gustaría una explicación apropiada para saber si puedo confiar completamente en usted.
El conde respondió con silencio y retrocedió sospechosamente.
–“Yo puedo responder eso". –Dijo una voz estridente y confiada, como la de un comandante que dirigía un pelotón. Y tan pronto como se pronunció; la puerta de la enfermería se abrió de golpe y en ese mismo segundo esa persona ingresó y tan pronto como lo hizo, cerró la puerta de un azote.
Lisa sabía de quién se trataba, reconocería esa voz en cada rincón del mundo.
