El mundo conocido está dividido en tres reinos, el mundo humano, el cielo habitado por los dragones celestiales y los zorros inmortales, mientras que entre ambos reinos se encuentra el reino de las bestias demoníacas. El gran dragón celestial tiene tres hijos, dos príncipes y una princesa consentida.
Fue prometida a un matrimonio al que se niega rotundamente. Ella, Yareli, única princesa y gran comandante de los ejércitos celestiales que lideró varias batallas consiguiendo muchos logros. Siendo respetada por todos sus méritos y grandes logros, ahora se veía en la obligación de casarse con alguien que mi siquiera conoce.
¿Qué pasará con ella cuando logré escaparse?
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Cap #20
Y ahí estaba Cixi ahora, con el zorrito en sus brazos y frente a ella tres soldados asignados por su padre para cuidarla.
- ¿Están seguros de que mi padre los envió? Porque si es así, regresen y díganle que no es necesario.
- Señorita, su padre nos ordenó cuidarla y eso haremos.
- Y yo ya dije que no quiero. Y menos si se trata de ustedes dos-, señalando con el dedo a dos de los tres soldados frente a ella.
- Ustedes me maltrataron hace poco, así que no tengo intenciones de tenerlos cerca. Quiero que se vayan de aquí.-, Cixi como toda una niña caprichosa se dio la vuelta, entró a su habitación, cerrando la puerta tras ella.
Los soldados no sabían qué hacer. Habían recibido una orden que, aparentemente no sería fácil de cumplir. Ellos se dirigieron dónde se encontraba el gran general explicando lo que había pasado con la joven señorita de la casa. A lo que él, inmediatamente se dirigió dónde se encontraba ella y le tocó la puerta;
- hija, soy yo. Necesitamos hablar-, el gran general tocaba insistentemente la puerta hasta que está se abrió, pudiendo ver a Cixi con el zorrito en sus brazos.
- ¿Desde cuándo tienes esa cosa contigo? Es un zorro, puede ser peligroso tenerlo. Será mejor que lo des, y pediré que alguien se encargue de él-, el general extendió las manos para agarrarlo pero el zorrito empezó a gruñir. Cixi dándose cuenta de que de esa situación no saldría nada bueno, se negó apartándose de su padre y se sentó en la cama.
- Padre, él no va a lastimarme. Más bien todo lo contrario, cuando mi hermana me engañó y abandonó en medio de un bosque, Subían fue quien me ayudó. Es por eso que lo estoy cuidando, y no pretendo dejar de hacerlo. Espero que lo entiendas padre.
- ¿Cómo que tu hermana te abandonó en medio del bosque? Eso no me lo dijiste-.
- no creí que fuera importante, quizás solo fue una broma, pero realmente me asusté y fue ahí que lo conocí. Me ayudó a salir de ahí y regresar a casa hace unos días.
El silencio reinó entre ellos después de eso. El gran general pensó que su hija había sufrido más de lo que había imaginado.
- hija, escúchame. Voy a sacar a Miyu y a Masako de la mansión. Todo esto es tuyo, y ellas se comportaron mal contigo en mi ausencia. Quería pedirte perdón, por mi culpa sufriste durante todo este tiempo-, el general se acercó y acarició el rostro de su hija.
- pero padre, mi hermana también tiene derechos....- Cixi no terminó de hablar cuando su padre negó con la cabeza.
- ella no es tu hermana, y la única razón por la cual permití que se quedaran en esta casa, fue para que no estuvieras sola durante mi ausencia. Pero me equivoqué, sufriste por esa decisión y te pido disculpas-.
- entonces, todo este tiempo, ¿me estuvieron mintiendo? ¿Nada de lo que me dijeron fue verdad?-, su actuación era perfecta. Quería que su padre le tuviera lástima, deseaba poder vengar a la verdadera Cixi quien había sufrido en manos de esas dos arpías.
- Así es. Quiero que olvides todos los malos momentos. Hoy mismo regresas a la habitación que te corresponde. Eres mi hija, la única dueña de todo esto. Así que es hora de que ocupes tu lugar. ¿Qué te parece si mientras alisten tu habitación vamos a comprarte algunas cosas?-.
- me encantaría. Pero más que las compras, deseo que me hagas compañía durante todo el día. Quiero que hoy sea un día de padre e hija. ¿Qué te parece padre?-. Una brillante sonrisa se dibujaba en el rostro de Cucu, y con una leve sonrisa, el gran general asintió a la petición de su hija.
El zorrito que estaba presenciando toda la situación, a estas alturas ya no sabía si Cixi estaba actuando o no. Se veía muy natural en su papel. Y simplemente suspiró para luego acurrucarse en los brazos de ella cerrando los ojos.
Padre e hija salieron juntos acompañados de unos pocos soldados. Fueron a comprar muchas cosas, entre ellas ropa para Cixi, que fue lo primero que pidió el gran general. Quería ver a su hija arreglada y con hermosos adornos porque es lo que le correspondía y como debería ser. Y ahora ahí estaba, apreciando a su hija...
- eres tan hermosa como lo fue tu madre. Desde ahora nunca más te dejaré sola, incluso si tengo que volver a la batalla, te llevaré contigo-.
- no exageres padre. Ya estoy grande, puedo cuidarme. Además, a partir de ahora, quiero rodearme solo de gente confiable para no volver a pasar por lo mismo en tu ausencia. Quiero pedirte autorización para cambiar a todo el personal de la mansión-.
- no tienes que pedir permiso. A partir de ahora tienes el control total de la mansión. Eres la única que puede ordenar. Siempre debió de ser así-.
- gracias padre. Y ¿qué pasará con la señora Miyu y Masako?-
- abandonaran la casa pronto. Le daré mensualmente un poco de dinero para que puedan pagar un lugar para vivir. No sé merecen nada, pero lo hago más que nada por su padre quien me sirvió fielmente y alguna vez salvó mi vida. Nada más que por eso-.
Cixi se quedó pensativa, se preguntaba a si misma sobre lo que haría el gran general si supiera que esas mujeres fueron las causantes de la muerte de su verdadera hija. A su parecer, es un castigo débil para ellas el ser expulsadas de la casa.
- de cualquier manera, me puedo ocupar de ellas personalmente cuando abandonen la mansión-. Pensó Cixi. Quería vengar como corresponde a la pobre Cixi.