Dos corazones y una historia
La felicidad siempre incomoda a quienes son infelices. Un gran amor es interrumpido por la envidia y las intrigas. Ayla guarda secretos del pasado; su corazón insiste en proteger un amor que resiste al tiempo. Yuri, un atleta famoso y riquísimo, no entrega su corazón a ninguna mujer. Ambos se reencuentran años después, pero el orgullo, el dolor, los secretos y los resentimientos... causados por la supuesta traición e injusticia, ¿lograrán superar el amor? Ven conmigo, descubrámoslo juntos.
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Capítulo 9
Ayla
Salgo de la empresa y voy directo a la escuela a buscar a Ryan. Antes de llegar me obligo a llamar a Livia, necesitaba contárselo a alguien y ella es la única persona en la que sé que puedo confiar.
Después de hablar, bajo y voy a buscar a mi niño, ¡que viene sonriendo feliz! ¡¡¡Lo amo!!!
En el coche
- Mamá, la semana que viene tengo un partido especial, ¡con evento! ¡No te olvides! – dice Ryan
- Claro que no, sabes que siempre te llevo – dice Ayla
- Me gusta tanto jugar, ¡quiero ser tan bueno como Yuri! Es el mejor – dice Ryan
Ayla
¡Señor! Casi estrello el coche del susto que me llevé, nunca había mencionado el nombre de Yuri y ahora me viene diciendo que quiere ser como él. Mi corazón dejó de latir, ¡incluso me equivoqué de camino a casa, entré en la calle equivocada! ¡¡¡Ángel mío!!! Ayúdame…
- Dicen que dejó de jugar, ¿cómo sabes que es tan buen jugador? – dice Ayla
- El profesor Damiano (profesor de la escuela de fútbol) nos lo contó y mis amigos también, se lesionó y por eso ya no puede jugar, ¡pero aún así es el mejor!
Por favor, mamá, cómprame una camiseta del Real Madrid con su número y su nombre, ¿sí? – pregunta Ryan
Ayla
Me obligué a cambiar de tema o como dice Livia, me daría un ataque de nervios. ¿Cómo es posible que de repente empiece a hablar de Yuri?
Quiere una camiseta suya, lo convierte en ídolo, ¡si ha dejado de jugar!
- Mamá, ¿me la compras? – dice Ryan
- Ya no juega en el Real Madrid, lo dejó. Elige otro jugador, uno que esté jugando – dice Ayla
- Mmm… ¡no! Quiero su camiseta, él hace los mejores pases y el profesor me ha dicho que solo yo hago un pase como el suyo.
Ayla
¡Casi me da un infarto! ¿Esto es un castigo? ¿Es que las cosas no pueden ir de una en una? ¿Tienen que venir los problemas uno encima de otro?
- Luego hablamos de eso, ahora cuéntame qué tal tu clase – dice Ayla
- Muy bien y sigue contándome…
Al día siguiente
Ayla
Dejo a mi amor en la escuela, y una vez más me pregunta por la dichosa camiseta de Yuri.
Menos mal que hoy es viernes, porque estoy psicológicamente cansada. ¡Exhausta!
Han pasado tantas cosas esta semana que no sé cómo voy a lidiar con todo esto.
Marcella metiéndose conmigo hasta la saciedad, doña Mara y el señor Celso de viaje, mucho trabajo, Bruno a cada rato me pide ayuda, Yuri apareciéndome de la nada, Ryan volviéndose loco porque quiere una camiseta de ¡¡¡YURI!!! ¡Livia encontrándolo todo divertidísimo!
Por no hablar de que Livia, quiere obligarme a salir, lleva un mes hablándome de una discoteca que ha inaugurado y esta mañana, ha tenido la genial idea de despertarme antes incluso de que sonara el despertador para decirme que ha comprado entradas y que su abuela, mañana cuidará de Ryan. ¡Señor…!
Ángel mío, dame un poco de fuerzas, ayuda a calmarme. Estoy completamente perdida.
Yuri
Quedé con Bruno para ir al "happy hour", me aseguré de encontrármelo en la empresa, esto es una locura, pero necesito ver esa mirada de nuevo.
- ¿Pensando en las musarañas, hijo? – pregunta Laura
- Estaba pensando que necesito acostumbrarme a trabajar en un despacho cerrado – dice Yuri
- Pronto le cogerás el tranquillo, eres muy trabajador y eso marca una gran diferencia – dice Silvio
- Tu padre tiene razón y además lo estás haciendo muy bien – dice Laura
- Sinceramente me gusta, claro que no tanto como jugar al fútbol, pero administrar la empresa era una de mis opciones. Así que creo que pronto me acostumbraré – dice Yuri
En eso entra Noemi, que es el ama de llaves, trabaja con ellos desde que vivían en Asti, es como de la familia.
- Con permiso, Rinaldo y Fausto quieren verte, chico – dice Noemi sonriendo
- Seguro que quieren tomar un café con nosotros – dice Laura riendo
Entran los dos.
- ¡¡¡Buenos días!!! Familia linda y amada de nuestro corazón – dicen los dos al unísono.
Todos se echan a reír.
- Chicos, sentaos, qué alegría que hayáis venido – dice Laura
- Son unos caraduras – dice Yuri
- Nosotros también te queremos, gato – dice Rinaldo haciendo gestos.
- Echaba de menos que estos chicos aparecieran para robar un café – dice Silvio riendo.
- Papá, no los incites – dice Yuri.
- Venimos a avisarte de que hoy es viernes, vamos al "Happy Hour" y mañana vamos a una discoteca y vienes con nosotros – dice Fausto.
- Vaya, ¿y me habéis preguntado si quiero ir? ¿O si tengo algún compromiso? – pregunta Yuri.
- No, y no te lo vamos a preguntar, vas a ir y está decidido. ¿Lo veis? Llegó ayer a Turín y ya se cree que puede hacer lo que quiera – dice Rinaldo sonriendo.
Y así se quedan tomando café, charlando y riendo.
Horas más tarde…
Ayla
Bueno, hoy Constanza y yo hemos almorzado aquí mismo en el despacho, no hemos parado, desde primera hora haciendo pagos, súper agotador.
¡Bruno nos pidió que organizáramos unos informes que necesita para su viaje del lunes a primera hora!
Va a reunirse con unos empresarios de Milán y tiene que llevárselos.
Nos va a pagar horas extra. Yo no iba a quedarme, porque tengo a Ryan, pero dijo que podía traérmelo hasta que terminara. Bruno sabe que no puedo dejarlo solo.
Iba a dejárlo con la abuela de Livia, pero ella sale del trabajo a las 19:00 horas y después se quedará con él mañana.
¡Ya que a la loca de Livia se le ha metido en la cabeza esta historia de celebrar su ascenso en esa discoteca! Y lleva un mes diciéndomelo…
En realidad, no quiero ir, voy a decirle a Livia que no voy a ir, sé que se va a sentir mal… ¡¡¡maldita sea!!! Es mi mejor amiga, no puedo hacerle esto.
Y encima me va a traer a Ryan aquí, así gano más tiempo y me voy enseguida, aunque él no me molesta en absoluto. Ryan es muy tranquilo, muy calmado.
Livia
Estoy tan contenta de que Ayla vaya a salir, nunca acepta, hace un mes que programé celebrar mi ascenso en esa discoteca y llevo un mes diciéndoselo…
Ayla me ha llamado, diciéndome que van a tener que hacer horas extra, ella y Constanza tienen que dejar unos informes listos para Bruno, que va a viajar, como no trabajan ni el sábado ni el domingo, les ha pedido que se queden hasta terminar.
Me ha preguntado si puedo llevarme a Ryan y ¡claro que sí! Aunque voy a ir súper liada, ¡pero ya me las apañaré! Adoro a Ryan.