Rota

Esa mañana Cristal se reusaba a salir de la cama, pero eso no iba a ser impedimento alguno.

Uno de los guardaespaldas por orden de Adolfo la tomo y la llevo al auto en pijamas.

Cristina lloraba a mares abrazada a Mariano.

Mami debes calmarte, aunque no estoy de acuerdo con los modos de papá, creo que esta vez hace lo correcto imaginas la vergüenza que hubiera sido que Cristal estuviera embarazada, es solo una niña arruinaría su vida con un hijo, ni siquiera sabía quien era el padre.

Cristina le dio una bofetada, como pues calumniar así a tu hermanita.

Hay madre como si tú no supieras que se ha acostado con todo el personal masculino de la mansión, con todos mis amigos y sus compañeros de clase, sería una vergüenza que fuese hijo del jardinero o del chofer.

El único que no a caído es el chofer de papá.

Cristina estaba indignada por la forma en que su hijo se expresaba de su hermanita.

Basta Mariano como es posible que te expreses así, es tu hermana de la que hablas.

Lastimaron a Mackenzie y ahora dices cosas horribles de Cristal, esto es demasiado, he tratado de entenderte, eres mi hijo el único hijo hombre, me sentía orgullosa de ti, pero cada día me decepcionas más.

No puedo entender como es que sabiendo todo eso de tu hermanita callaras, crees que si yo lo hubiera notado, me habría opuesto a tu padre, desde hace mucho tiempo yo misma la hubiera llevado a ese internado.

Has dañado a mis hijas y yo de estúpida defendiéndote y abogando por ti para que Mackenzie no te denunciara, debí dejarla hacerlo, así recapacitarías de todas las barbaridades que haces, el mundo no gira a tu alrededor, por mucho tiempo te has creído el ombligo del mundo.

Suegra por favor cálmese, está muy alterada, todos lo estamos, hay cosas que decimos en momentos de presión y después nos arrepentimos.

No me toques Brenda, crees que no sé que tú junto con este lastimaron a mi hija, si no estás en prisión es porque desgraciadamente formas parte de esta familia.

Cristina se marcha al estudio y ordena le lleven un té, se desploma en el suelo a llorar a mares.

Su familia estaba desmoronándose, en su afán por ser buenos abogados y brindarle todas las comodidades a sus hijos descuidaron lo más importante su educación y cuidados.

Se sentía mal al recordar todo lo vivido estos días con Mackenzie, estaba tan decidida a apoyar a Mariano que hasta dejo de visitarla en el hospital y le prohibió a su esposo hablarle de ella, ahora ya no sabía que pensar de todo esto.

Fue tanta la tristeza que se desmayó, el ama de llaves al ver que no abría la puerta tomo el manojo de llaves y abrió encontrándola tendida en el suelo.

Corrió a su encuentro y le daba pequeños golpecitos en el rostro.

Mientras llamaba a otros empleados para que llamaran al médico.

Mariano y Brenda había salido con Felipe, debían alejarse o seguirían empeorando la situación.

Brenda lo reprendía por no contenerse ahora no solo tenían al padre en contra, también a Cristina.

El jefe de seguridad vio necesario llevar a señora a la clínica, él amas de llave fue con ella.

Al llegar fue atendida de inmediato, aún no reaccionaba y todo parecía indicar que había sufrido un infarto.

La ingresaron, su estado de salud era delicado y su familia no estaba presente.

Adolfo agilizó todo el proceso lo más que pudo y salió directo a la clínica.

Cristal lloraba suplicando la llevarára con él, pero no caería ante sus chantajes, se arrepentía de haberla consentido tanto, era una niña caprichosa y berrinchuda, debía tener un cambio.

Adolfo se preguntaba como era que se había equivocado tanto con la educación de sus hijos.

Ante los ojos del mundo eran una familia perfecta, y en verdad lo eran, si perfectamente podrida.

Adolfo llegó a la clínica sintiéndose devastado con el parte médico.

Cristina había sufrido un infarto y aunque estaba viva, su condición era delicada y debía tener muchos cuidados su corazón estaba muy débil, venía sufriendo de este desde hace un tiempo, pero por su trabajo descuido su salud.

Adolfo se sintió culpable, si lo hubiese sabido no habría actuado así, aún no sabía de la discusión entre madre e hijo momentos antes, que fue el detonante de lo ocurrido.

Mariano decidió no entrar a clases estaba tan alterado que seguro seguiría cometiendo estupideces que lo dejarían peor parado.

Entro a un bar de lujo y pidió un whisky que bebió hasta el fondo.

Brenda no hallaba como hacer, todo lo que había construido con las manos lo destruía con los pies, las cosas se salieron de control y todo por culpa de Mackenzie si esta no existiera todo fuese mejor.

El idiota de Felipe tenía que dar aviso si unos minutos más ella, estaría bajo tierra y yo sería la más querida de la familia.

Se sentía tan frustrada y en cima Mariano parece un idiota, no podía mantener su boca cerrada.

Cristal es una estúpida, bueno yo me alegro en parte esa niña tonta creyó ciegamente a mis consejos ahora quien la querría si está más rayada que una cebra.

Brenda para sacar su frustración se fue a un hotel con dos del equipo de Futbol los supuestos amigos de Mariano.

Esa habitación fue testigo de una orgía entre los tres jóvenes, Brenda grita y gemía como perra en celo, mientras era embestida por ambos a la vez.

Todo esto fue notificado a Adolfo quien guardaría muy bien esa información, su hijo era un idiota con letras mayúsculas, pero dejaría que siguiera creyendo que tenía la mejor mujer por esposa, cuando solo abriera sus ojos el usaría esta carta.

En esta familia todos debían cambiar y para hacerlo es necesario que uno cambie primero.

Adolfo tomó la decisión él seria quien cambiara y así dio paso a un nuevo comienzo.

Mackenzie no supo nada de lo ocurrido, Adolfo hablo con la nana y le pidió no decirle nada, su hija estaba convaleciente y no deseaba que esto la afectara.

Adolfo permaneció todo el día junto a Cristina.

Cuando por fin abrió los ojos ambos se miraron con tristeza, había arrepentimiento es sus miradas

Perdón pronunciaron al unísono.

Adolfo la abrazo y beso en su frente.

Cristina se corrió y Adolfo se recostó con ella en la cama, atrayéndola a su pecho, así permanecieron un largo rato hasta que se durmieron.