**Sinopsis**
En un mundo donde la biología define roles y los instintos son incontrolables, dos hombres de mundos opuestos se ven atrapados en una ardiente atracción. Leon, un alfa dominante y poderoso empresario, ha rechazado el amor… hasta que Oliver, un omega dulce y sensible, entra en su vida como asistente. Lo que comienza como un deseo prohibido pronto se convierte en una intensa relación marcada por celos y secretos. Cuando verdades devastadoras amenazan con separarlos, deberán enfrentarse a su pasado y decidir si su amor es lo suficientemente fuerte para desafiar las estructuras que los mantienen apartados. ¿Están dispuestos a arriesgarlo todo por un futuro juntos?
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Capítulo 5: La Tentación se Intensifica
Los días que siguieron aquella mágica noche en la oficina fueron un torbellino de emociones encontradas. Oliver se encontraba en un constante tira y afloja entre el deber y el deseo. Cada vez que se cruzaba con Leon en la oficina, un hormigueo recorría su cuerpo, como si cada mirada y cada roce desencadenaran una avalancha de recuerdos de aquella tarde en el despacho. La esencia del deseo lo acechaba, pero el peso de la responsabilidad solía arrojarlo de nuevo a la realidad.
Era un lunes por la mañana, y Oliver estaba enfrascado en la preparación de una presentación crucial para un cliente potencial. Las imágenes del proyecto se llenaban de color en su pantalla mientras su mente divagaba hacia Leon. Lo imaginó en su impecable camisa blanca, esa que había acentuado su figura la noche que todo cambió. El breve roce de sus labios seguía fresco en su memoria, como un susurro atrapado en el viento.
Dándose una palmada en la cara, se concentró en el trabajo que tenía frente a él. Sin embargo, la puerta de cristal del despacho se abrió de golpe, revelando a Leon, que porteaba un café en una mano y un aire indescifrable en su rostro.
—Hola, Oliver. ¿Tienes un minuto? —preguntó, sus ojos oscuros llenos de una tensión que no pasó desapercibida.
—Claro, ¿qué necesitas? —dijo Oliver, tratando de esconder la palpitante confusión en su corazón.
Leon se acercó a su mesa, dejando el café sobre ella. La cercanía provocó que la sangre de Oliver latiera un poco más rápido. El aroma del café se mezclaba con la colonia de Leon, y en algún lugar de su mente, ese simple hecho lo llevó a recordar la calidez de su piel. Se preguntó si algún día podría desconectar la atracción de la razón.
—Quiero hablar sobre la presentación. Creo que hay algunos elementos que podríamos mejorar y... bueno, también quería saber cómo te sientes después de lo que sucedió —dijo Leon, su voz un poco más profunda de lo habitual.
Oliver sintió el rubor recorrer sus mejillas. La forma en que Leon lo miraba lo hacía dudar de su propia capacidad para responder. —Eh, lo de anoche fue increíble, pero... no quiero que afecte nuestro trabajo —respondió con honestidad, sacudido por la sinceridad de su voz.
Leon sonrió con suavidad, pero había una tristeza palpable en sus ojos. —Entiendo. Pero, ¿y si te dijera que creo que podemos encontrar un equilibrio? Ambos merecemos explorar esto, pero no quiero que se interponga en nuestra responsabilidad.
Oliver exhaló con fuerza, comprendiendo que enfrentarse a sus sentimientos lo haría vulnerable. Estaba parado en medio de un abismo entre lo que anhelaba y lo que creía que debería hacer. —No sé si eso sea posible, Leon. No quiero que esto comprometa nuestras carreras.
La tensión en el aire se volvió palpable, pero antes de que Leon pudiera responder, un sonido titilante interrumpió el momento. La alarma de seguridad del edificio empezó a sonar, resonando a través de las paredes. Oliver se sobresaltó y, sintiendo la urgencia, se levantó rápidamente.
—Es probable que sea solo una prueba. Vamos a salir para comprobarlo —propuso Leon, mirando a Oliver con determinación, y juntos se apresuraron hacia la salida.
El pasillo estaba abarrotado de empleados que discutían en susurros, algunos con teléfonos en la mano y otros con miradas nerviosas. Mientras avanzaban, la multitud los empujó un poco más cerca entre sí, y una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de Oliver. A cada paso, su corazón parecía acelerarse.
Caminando hacia las escaleras de emergencia, una situación inesperada provocó un torrente de adrenalina. Un empleado que corría tras ellos tropezó, cayendo hacia adelante y provocando un pequeño deslizadero en el pasillo. Leon, en un acto impulsivo, se lanzó hacia adelante, haciendo que Oliver lo siguiera. En cuestión de segundos, Oliver se encontró atrapado en la vorágine del movimiento, y en un giro decisivo, ambos terminaron en el suelo, encajados uno contra el otro.
—¡Qué desastre! —exclamó Leon, riendo mientras se levantaba, buscando su equilibrio mientras ayudaba a Oliver a ponerse de pie.
Ambos respiraban rápido, no solo por la sorpresa del momento. La cercanía entre ellos les hizo recordar lo que había ocurrido en la oficina, la chispa que había encendido ese fuego. Oliver, todavía aturdido, se encontró con la mirada de Leon, cuyas pupilas eran un océano oscuro de emociones.
—¿Estás bien? —preguntó Leon, su voz más suave ahora, mientras alisaba su propia camisa.
—Sí, solo un poco... sorprendido —respondió Oliver, limpiándose la chaqueta, mientras la intensidad de su mirada no se despegaba de la de Leon.
—A veces, estas "situaciones de emergencia" pueden traernos más cerca —dijo Leon en tono juguetón, pero había una cierta seriedad en sus ojos.
De repente, Oliver sintió que ese momento era el punto culminante de todas sus luchas. Las risas de los demás se desvanecieron, y todo lo que podía escuchar era el eco de su propio pulso. Se acercó a Leon un poco más, sus corazones mariposeando en el aire entre ellos.
—No podemos seguir así, Leon —dijo Oliver, sintiéndose consternado. Sus palabras eran un llamado a la realidad, pero estaban envueltas en la tentación de una verdad más profunda.
—¿Por qué no? —Leon bajó la voz, acercándose aún más, su rostro a unos centímetros del de Oliver—. ¿Y si esto no es solo un accidente? ¿Y si esto es lo que realmente deseamos?
Oliver se estaba hundiendo en un torbellino de emociones, atrapado entre lo que pudiera ser y lo que debería ser. La pregunta quedó suspendida entre ellos, y en un instante de vulnerabilidad, el deseo venció el temor. Corazones acelerados, miradas intensas y el silencio denso de la multitud se convirtieron en una burbuja que los aisló del mundo exterior.
—Tal vez lo sea —susurró Oliver, su voz temblando un poco. Fue como si, al pronunciar aquellas palabras, la seria estructura que había construido en torno a sí mismo comenzara a desmoronarse.
Leon sonrió con una luz que iluminó su rostro, y en el mismo segundo, una remanente de coraje lo impulsó a acercarse. —Entonces exploremos esto juntos, sin temor a lo que pueda pasar.
Ellos sabían que esto significaba poner en juego mucho más que su trabajo. La atracción se había transformado en una realidad palpable, una conexión que podría elevarlos o destruirlos. Pero por primera vez, Oliver sintió que el deseo y la responsabilidad podían coexistir, que la pasión y el deber podrían entrelazarse en una danza fascinante.
Se miraron por un instante más, el mundo exterior aparentemente desvanecido, mientras ambos hicieron un pacto silencioso, abriendo la puerta a lo desconocido. La tentación había intensificado, y lo que una vez fue un simple roce de labios estaba destinado a convertirse en un camino lleno de pasión, exploración y una confianza que se pondría a prueba a cada paso.
Mientras los demás empleados deambulaban a su alrededor, ajenos a la chispa que sabía que comenzaba a arder en sus corazones, Oliver vislumbró un futuro donde la ambición y el deseo se entrelazaban de una manera que nunca había imaginado. Era el inicio de algo más grande, algo que podría cambiar todo. La pregunta ahora era: ¿estarían dispuestos a atravesarlo juntos?