El está enamorado de su mejor amiga. Ella está a punto de casarse. El día de su boda tiene un accidente y "muere" un año después el se encuentra con una chica que es idéntica a ella.
¿Será la misma mujer o una prima lejada muy parecida.?
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Le daría un amor sincero.
...Cristina....
Llegué al departamento muy cansada. ¿Cómo no estarlo después de todo el ejercicio que hice con mi esposo.?
— Buenas tardes señora. ¿Le sirvo la comida.?— Preguntó la señora Gema. Casi me olvidó de que ella está aquí.
— Muchas gracias pero no. Nicolás y yo comimos juntos. — Aunque casi no me deja comer.
— Está bien. ¿Necesita algo.?
— No gracias. Iré a dormir un poco.
— Si señora.
Me fuí directo a la cama. Ahí olí el aroma de Nicolás en la almohada. Se sentía tan bien. Acabó de verlo pero ya lo extraño. Estoy muy enamorada de él. No sé porqué, pero desde que me casé con el se convirtió en mi todo.
...Nicolás....
Llevé a Mark a cenar. No veía la hora en que tuviera que alejarme de él. Mejor dicho la hora en que el se fuera de México. Es un peligro que esté en la misma ciudad que Cristina.
— ¿Te gustó la cena.? — Pregunté al ver su plato casi vacío.
— Es muy buena. Elegiste un buen lugar. — Limpió su boca y tomó un sorbo de vino.
— Lo sé. Para mí mejor amigo siempre lo mejor.— Traté de no sonar sarcástico y creó que lo logré.
— Gracias. — Dijo el sin notar que debajo de la mesa mis manos estaban apretadas.
— Por nada. — Terminé de cenar y esperé a que el terminará también.
— La cuenta por favor. — Le pedí a un mesero.
— En seguida señor. — Unos minutos después volvió con la cuenta y pagué. Luego llevé a Mark a su hotel.
— Nos vemos mañana. — Dijo el y salió del auto.
— Nos vemos. — Conduje a casa rápido. Me sentía ansioso por ver a Cristina. En el camino no podía dejar de pensar en la posibilidad de que el y ella se encuentren. Me aterra esa idea.
Casi me pasó un semáforo por ir pensado en ello. Me tranquilice y fui menos rápido. Llegué a casa unos minutos después.
— Buenas noches joven Nicolás. — Siempre le digo que sólo me diga Nicolás pero no me hace caso.
— Buenas noches Nana. ¿Dónde está Cristina.?
— Ella está dormida. ¿Porqué no la despiertas.? No ha cenado.
— Si Nana. Ya vengo. — Fuí a la habitación y la ví plácidamente dormida. No me atreví a despertarla. Le dí un beso en la mejilla y me acosté a su lado.
— ¿Amor.? — Habló entré el sueño. O eso pensé. Volví a verla y tenía sus bellos ojos verdes abiertos.
— ¿Te desperté.? — No quería hacerlo. Me encanta verla dormida.
— Si. Pero que bueno que lo hiciste. Me gusta verte al despertar. — Sonrió con dulzura y me dió esa miradas hermosa que tanto me gusta.
— No hagas eso. — Me sentí mal al ver lo tierna que es su mirada conmigo. La actitud hermosa que tiene. Cada cosa que hace me confunde.
— ¿Qué cosa.? — Preguntó confundida.
— Mirarme así. — Esa forma tierna y encantadora.
— ¿Cómo te ví.? — Aún no me entendía.
— Olvídalo. — Le dí un beso. — ¿Tienes hambre.? ¿Quieres cenar.?
— Si. ¿Tú ya cenaste.?
— Cené con un amigo. — Al que ahora estoy considerando dejar de llamarlo por ese nombre. Y dejar de hablarle también.
— Mm. ¿me acompañas a cenar.?
— Tengo que hacer un trabajo que tengo pendiente. Cena tú. Le pediré a Gema que te la sirva.
— Está bien.
Salí de la habitación y le pedí a mi Nana que sirviera la cena de Cristina.
— ¿No vas a cenar con ella.?
— No. Tengo que hacer unos pendientes.
— Joven yo creo qué... — Cristina salió de la habitación y mi Nana ya no dijo nada.
— Estaré en el despacho. — Me marché a trabajar.
...Gema....
Noté a la señora Cristina un poco cabizbaja.
— ¿Le pasa algo señora.?
— No. — Negó rápidamente. — ¿Porqué piensa que lo estoy.?
— Se ve un poco... — No quise ser entrometida.
— ¿Un poco que.?
— Desanimada.
— Son cosas de la escuela. No me está llendo cómo me gustaría. — No creó que sea por eso.
— ¿No le está yendo bien en la escuela.?
— No soy muy inteligente. Cuándo piensas que no vas a vivir mucho tiempo no pones demasiada atención en las clases.
— ¿De que está hablando señora.? — ¿No va a vivir mucho tiempo.? ¿A qué se refiere con eso.?
— Nada. Perdón sólo digo tonterías.
...Cristina....
Incluso la señora Gema nota mi estado de ánimo. Nicolás me conoce de más tiempo y no lo nota. Tal vez sea una tonterías el porqué estoy cabizbaja pero no me gusta cenar sin el.
Creó que soy demasiado codiciosa. El tiene trabajo. Debería ser más comprensiva. Soy una terrible esposa.
— Señora de verdad no le pasa nada.
— Si. De verdad. Y por favor sólo dime Cristina.
— Usted es la esposa del señor Brown.
— A veces me siento cómo si sólo fuera el remplazo de alguien a quien el ama.. — ¿Lo dije o lo pensé.?
— ¿Qué.? — Preguntó sorprendida.
— Ho, no es nada. Perdón sigo diciendo tonterías. Pensé en voz alta. — Me levanté de la mesa. — Todo estuvo muy rico. Gracias por la cena.
— De nada. — Antes de irme ella me tomó de las manos.
— Por favor dejé de pensar esas tonterías. El señor la ama mucho.
— ¿De verdad piensas eso.? — Si eso se ve desde el exterior debe ser verdad.
— Si. De verdad. Usted no es ningún remplazo. Usted es el amor de su vida.
— Gracias por decirme. Así dejaré de hacerme ideas tontas en la cabeza. — Me fuí a la habitación muy contenta.
...Nicolás....
Llevaba una hora trabajando cuándo tocaron la puerta.
— Adelante. — Dije sin despegar mis ojos de mi computadora.
— ¿Aún no terminas.? — Cristina entró.
— No. — Ella dejó una taza de café sobre mi mesa. — No te desveles mucho. No es bueno para tú salud.
— No te preocupes. No lo haré.
— Bueno. — Se acercó y me dió un beso en la mejilla. — Te amo. — Voltee a verla y ella me miraba con una linda sonrisa. — Te esperó en la cama.
— Por favor duérmete. Tienes escuela mañana.
— Si. Hasta mañana. — Salió del despacho. Unas horas después volvieron a tocar.
— Adelante.
— Joven. — Mi Nana entró.
— ¿No te has dormido.? — Ya era muy tarde cómo para que estuviera despierta.
— Quería hablar contigo. Y no quiero que tú esposa nos escuché.
— ¿Sobre qué quieres hablar.?
— Ella se está dando cuenta de tus sentimientos.— ¿De mis sentimientos.? ¿A qué se refiere mi Nana.?
— ¿De que sentimientos hablas.?
— Yo sé que te casaste con ella porqué es idéntica a ...? — Puse mi mano sobre su boca.
— No digas su nombre. — Me asomé en la puerta.
— Cristina ya se durmió. No tiene de que preocuparse.
— Nana por favor nunca digas su nombre. Es algo que no quiero escuchar. — Cristina jamás debe descubrir la razón de mi boda con ella. Me odiara. Querrá dejarme. Muchas cosas podrían pasar.
— Nicolás te estoy diciendo que tú esposa nota que no la amas.
— Tal vez no la amó pero la quiero. Le doy una buena vida y trató de ser cariñoso con ella. ¿No puede conformarse con eso.?
— Ella te ama. Y en éste momento créeme que se está conformando.
— Lo siento Nana. No puedo hacer nada al respecto. — Por ahora es lo único que puedo ofrecerle.
— Cristina es muy hermosa.
— Lo sé.
— No habló sólo de su físico. Ella es muy hermosa por dentro. Es amable, cariñosa y si cualquier otro hombre estuviera en tú lugar no le daría migajas de amor. Le daría un amor sincero. — Mi Nana salió un poco molesta. ¿Se pelea conmigo por ella.? Creó que si le cayó muy bien.
¿Y a qué se refiere con migajas de amor.? Yo no le doy migajas. Yo la quiero. Trató de darle lo mejor.
Mi Nana me acaba de hacer sentir fatal.