JAQUE MATE EN EL AMOR

Narra Analia

Me dolía la cabeza esto era mucho. Estaba tratando de reponerme recostada en el sofa.

 Estaba tratando de recuperarme de la noticia de lo que solicitaba Fernando, cuando escucho que golpean la puerta de la entrada.

 Hubiera deseado nunca abrir esa puerta, pero lo había hecho y ahí estaba el innombrable. Armando un espectáculo total, dijo tantas palabras palurdas, todo en mi contra, tratandome de promiscua, que gracias a mi cosita, conseguía favores, ¿Quién se cree para decir semejantes barbaridades?, jamás conseguiría algo acostandome para ello.

No me acostaría con nadie por conseguir favores, no como él lo dice, duda de mi idoneidad.

No lo tolere, no me importo si los vecinos escuchaban, antes me callaría para no armar un espectáculo, y así me fue, por lo que no me calle, le respondí, se lo deje bien en claro todo.

Hasta Angel le enfrentó a su padre, me defendió, le dijo todo lo que tanto lo tenía atorado en la garganta.

Ante Fernando no medimos las emociones, nos produce enojo y se lo demostramos.

¿Quién se cree?

Me dolió que menosprecie a mi pequeño, que a su propio hijo le diga que será un cartonero a mi lado. Jamás dejaría que le pase eso a mi hijo, haría todo a mi alcance para que nada le falte.

Conseguí trabajo, y gracias a el pagaba todo, porque Fernando no soltaba un mango, había cancelado las extensiones de tarjetas. Habrá creído que así conseguiría que nos arrastremos a suplicarle migajas.

Grande se equivocó, sabía que era capas de hacerlo, por suerte con la venta de pastelillos me hiba muy bien, y con las clases que brindaba en el colegio también me alcanzaba de sobra.

Cuando se marcho ingresé a la casa tratando de recuperar el aire.

-Te pediré un helado. Me dijo Marí.

-Saldre a caminar... Necesito tomar aire. Le dije.

Me dirigí a sacarme ese vestido ajustado y me puse uno más liviano.

-Tranquila... Me quedo con los chicos. Me dijo Marí al salir cambiada.

Ella entendía que necesitaba un momento a solas.

Salí a caminar, lleve mis sandalias en la mano y mi largo andar me llevo hasta la casa de Alejandro, me pare en la entrada mirando esa enorme casa de dos pisos como un cuento de hadas que no usaba, él vivía en su patio.

-Analia. Me dijo sorprendido al verme, salía justo vestido de manera deportiva con una mochila en los hombros.

-Sales. Le dije mirándolo.

-Si... ¿Qué paso?. Me preguntó.

Me aproxime a abrazarme a él como buscando consuelo, el me abrazo fuerte.

-Estas descalza. Me susurro al oído.

-Necesitaba caminar. Le dije.

-Te ves sexi asi. Me susurro haciendo que sonría.

-Hiciste figurar que soy profesora. Le consulte.

-Espero no te moleste... Pasaste los tres meses... Hice que figures como profesora permanente. Me dice.

-Fue antes o después de lo de anoche. Le consulto.

-Antes... Soy profesional en ese aspecto ... Separo lo personal de lo laboral. Me aclaró

-Entiendo. Le dije.

-¿Por qué?. Me preguntó.

-Aparecio Fernando en casa... Armó un escándalo... Dijo... Qué ... A cambio de favores tumbó postes. Le comento.

-Espero que no... Me sentiría herido. Me dice serio.

-No... Soy de esas. Le respondí.

-Menos mal... Porque estoy loco por ti... No sé si te diste cuenta. Me dice.

-No me di cuenta. Le respondo.

Me inco en el costado, sentí que suspiro y me llevo de la mano hacia el fondo de su casa.

-No era que salias. Le consulto.

-El gimnasio no se moverá de su lugar. Me respondió.

-Asi que ibas al gimnasio. Le consulto.

-Si... Tengo una profesora que es muy atlética en la cama ... Y debo ponerme en forma para conseguir su flexibilidad. Me dice atrayendome hacia él, aferrado a mi cintura.

-Ah, ¿si?... Y ¿cómo es esa profesora?. Le pregunto.

-Mmm...( Posa sus manos en mis glúteos).-Tiene pompis firmes. (Posa sus manos en mi cintura). - Cintura fina, con mis dos manos la agarro completa... Aunque me gustaría con más carne. Me dice y le pegó en el hombro.

-Ausch... Algo agresiva. Se queja.

Le rodeo con mis brazos su cuello, besando en sus labios.

-Ah... Me olvidaba... Es muy tierna. Me dice correspondiendo mi beso.

-Pero tengo una queja. Dice en un momento.

-¿Cuál?. Le pregunto.

-Es muy atractiva... Y más de uno la desea. Me dice apretándome contra su cuerpo haciéndome sentir su entusiasmo por mi.

-Te digo un secreto... Lo que me contó la profesora. Le respondo siguiendo su juego

-Si, dime. Me pide dándome besos en el cuello.

-Solo contigo quiere estar. Le dije, él se enderezó con un brillo en los ojos.

-Asi que la tengo solo para mí. Me consulta.

-Completa. Le dije.

Sonrió de manera amplia, estirandome hasta la hamaca que tenía bajo su quincho donde tenía su cocina. Al posar mis manos sobre su pecho sentí su corazón acelerado, respiraba agitado apoderándose de mis labios, su deseo por tenerme en ese momento era intenso, a mi también me provocaba eso.

-No entramos los dos acostados. Me dijo.

-Eso se arregla. Le dije recostandolo a él.

Me quite las pantis y me senté sobre él dejando que me invada por completo.

Él gimió de manera sonora, se mordió el labio aferrándose de mi cintura con fuerza.

-Ahora entramos los dos. Le dije moviéndome suave.

-Ven aquí. Me estiró a besarme con lujuria mientras sus manos apretaban mis duraznos.

Una mano deslizo bajo mi escote y se apoderó a juguetear con mi botón rosa, me hacía jadear de placer mientras nos besábamos.

Soltó mis labios y se deslizo a besar mis lomas. Nuestros jadeos se intensificaron, nos dejamos llevar, se quitó su remera y deslizo la parte de arriba de mi vestido hasta mi cintura, nos sentimos piel a piel, sus labios recorrieron mi cuello, mis hombros, mis lomas y regreso a mis labios.

"ANALIA...OH SI... NO DEJES DE MOVERTE" Grito agitado y note en su expresión que se liberaría, su mano dirigió a acariciar mi punto G, quería que con él explote de placer.

"¡FER!". Grite agonizando por el fuego que me quemaba por dentro.

Me aferre a sus labios y él me apretó contra su cuerpo, nos liberamos sintiendo que estábamos flotando en una nube de placer, quedamos recostados, él me cubrió con una manta que tenía a mano.

-Ahora se volvió mi hamaca favorita. Me dijo al oído.

-Ja,ja. Me hizo reír.

-Si te toco no será un problema. Me consulto.

-Solo si estás dispuesto a aguantar otra ronda. Le respondí.

Él me enderezó acomodandome el vestido y tomo mi pantis guardando en el bolsillo de su jogging al subirlo.

-Este es mi trofeo. Dijo y me guío al interior de la casa.

-¿Qué vamos hacer?. Le pregunto.

-Ten cuidado dónde pisas... El baño funciona. Me comenta llevándome escaleras arriba.

Observé que la parte de abajo estaba todo cubierto de plástico y tachos de pinturas en un rincón.

-Tu solo estás arreglando. Le consulte.

-En mi tiempo libre. Me dice haciendo que ingresé a una habitación que era amplia, no tenía cama, apenas un placard y me guío al baño que contaba con una gran tina en el medio y una ducha de mano.

-Me gusta el color azul. Le dije.

-Me alegro que te guste... A mí me gusta. Me respondió quitándome el vestido.

-Se me hace o quieres algo. Me hago la desentendida.

-¿No te diste cuenta?. Me pregunta divertido, acariciando mi vientre.

Se quitó su ropa dejándola en un canasto junto a la mía, me llevo de la mano hasta la tina que puso a cargar

-Tienes buen físico. Le dije dándole una palmada en su glúteo, haciendo que salte.

-Eres muy traviesa. Me dice sorprendido.

-Solo hago un cateo. Le respondí.

-Debo hacer lo mismo. Me dijo dándome una que retumbó el sonido.

-Eso me dolió. Me hago la ofendida, siendo que me gustó.

-Lo siento ... Haces que mis emociones desborden. Me dice besándome.

Nos metimos en la tina dejando que el agua caliente nos cubra.

-Eres muy bella sin maquillaje. Me susurra sobre los labios.

-Tenias miedo que solo sea maquillaje. Le dije sonriendo.

-Diria que me gustas más así... Tienes un rostro fresco... Me sentiría un viejo ... Mejor maquíllate. Me dice salpicandome con agua.

-Ja...Ja ... No eres tan viejo. Le digo quitándole sus gafas.

Tiene unos hermosos ojos azul oscuro, un par de pestañas pobladas, su rostro es armónioso. Me gusta sentir su barba rozar mi piel.

- La barba me agrega años. Me dice.

-Me gusta tu barba. Le digo

-Te gusta que te haga así. Me dice rozándome el cuello.

-Ja...Ja... Si... Me gusta. Le respondo divertida.

En ese momento sonó su celular.

-No, no. Dijo al oírlo ocultando su rostro en mi cuello.

-Debes atender. Le dije.

Suspiro posando un beso en mis labios y salió a atender.

Veo que mira serio, suspira tomándose la cabeza.

-¿Era un mensaje?. Le pregunté.

-Debo irme. Me dice.

-Quieres que te acompañe. Le consulto y me quedo mirando.

-Analia... ¿Lo nuestro tiene futuro?. Me consulta.

-¿Me lo preguntas en serio?... Estoy desnuda en tu tina... Quieres que sea algo casual... Aclaramelo ahora. Le digo sería.

- No lo mal entiendas... Es que debo ir a ver a mi padre... Y solo si estás dispuesta a tener algo serio conmigo... O si no quieres... Lo entenderé ... Mejor me callo. Dijo suspirando al ver como lo miraba.

-Cargo con un gran paquete... Un hijo adolescente... Un divorcio... Si me aceptas así. Le digo.

-Estoy dispuesto a aceptarte con todo eso... Si no te diste cuenta. Me dice Alejandro.

Me salgo de la tina y me envuelvo la toalla.

-Conozcamos al suegro. Le digo.

Él sonríe y se me aproxima a besarme.

-Nunca dices la palabra. Me dice.

-Soy más de los hechos. Le respondo besándolo.

-Me gustan los hechos. Me responde.

-Solo hay una cosa... Si vamos en serio con esto... Deja que hable con Angel primero... No sé cómo lo tome... Viste que es muy sobreprotector conmigo. Le dije.

-Vi como le dejo la cara a Derek Guzman, que solo pegó fotos tuyas en el vestidor de los alumnos... No quiero imaginar que me hará si sabe que tú y yo... Batimos la mayonesa. Me dice.

-No es necesario decirle eso. Le aclaró.

Me vesti, peine mi cabello, por suerte el maquillaje de Mari casi no sale con el agua, solo los labios, revise mi cartera y me hice un retoque rápido, me puse las sandalias.

-Vaya... Si que estás hermosa. Me dice Alejandro al verme.

-Crees que está bien este vestido. Le consulto.

-Si... Te ves muy bien... Espero no infartes a mi padre. Me dice.

-No... Mejor debo cambiarlo. Le digo preocupada.

-Solo bromeó. Me dice.

Subimos a su auto y llegamos después de unos quince minutos a un hogar para ancianos.

-Él quiere estar aquí. Me dice Alejandro.

-No dije nada. Le respondí.

Nos encaminamos al interior, Alejandro anuncio su presencia y nos guiaron hasta el cuarto de su padre.

-Padre... ¿Cómo es eso que no quieres la medicina?. Le dice Alejandro ni bien ingresamos.

-No la necesito respondió. Era un hombre mayor sentado mirando hacia la ventana.

-Si los médicos le recetan un remedio es por algo. Le dije llamando su atención.

Se giró despacio, acomodo sus gafas y me miro de arriba abajo.

-Es este. Dije marcando lo que había en una bandeja con un vaso de agua a lado.

-Me seca la boca. Dijo el padre de Alejandro.

-Si lo toma... Tengo un pote de pastillas mentoladas de diferentes colores... Es como tener un arcoíris en el paladar. Le digo enseñándole.

-Me lo darás completo. Me consulta.

-Claro... Tengo donde conseguir... Si quiere otras clases... Le puedo traer. Le dije murmurando como un secreto.

-Tiene padres. Me preguntó.

-Fallecieron en un accidente. Le dije triste.

-¿Eres de acá?... ¿Qué apellido?. Me pregunta

-Si... Soy Analia Jean. Le respondo.

-¿Estás casada?. Me pregunta.

-Divorciada. Le respondo.

-Por mi hijo. Me consulta.

-No ... Su hijo es un gran hombre ... Mi ex me engañaba. Le respondí.

-Asi que si la conquistó no fue fácil. Me dice y le guiño el ojo asintiendo.

-Me agradas. Dijo palmeando mi mano después de tomar su remedio.