Sipnosis
En la cosmopolita ciudad de Busan, tres vidas se entrelazan en un inesperado triángulo de emociones. Joon-Ho, un humilde maestro de matemáticas, lucha por equilibrar su pasión por la enseñanza con las limitaciones de su origen. Durante una conferencia, su vida da un vuelco al conocer a Han Soo-Yeon, una encantadora profesora de arte y dueña de una acogedora biblioteca. La conexión entre ellos es instantánea, aunque sus mundos parecen demasiado lejanos para unirse.
Mientras Joon-Ho intenta conquistar el corazón de Soo-Yeon, no se percata de los sentimientos de Mi-Ra, una de sus estudiantes, hija de una familia adinerada y atrapada en un amor no correspondido por su maestro. Desde hace meses, Mi-Ra guarda en secreto lo que siente, pero la creciente cercanía entre Joon-Ho y Soo-Yeon pone a prueba su paciencia y valentía.
Entre las lecciones de la vida y las barreras que impone la sociedad, "Oh, ¡Maestro! Quiéreme" explora los conflictos del amor prohibido, las
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Más que solo palabras
Joon-Ho tragó saliva, el aire entre ellos denso con las emociones que ninguno de los dos había expresado antes. Sin una palabra más, Mi-Ra, con delicadeza, lo tomó por las manos, llevándolas lentamente hacia su cintura y bajando hasta su entrepierna, el rosa su centro con sus dedos por encima de su tanga, luego desliza los dedos palpando la humedad debajo de su ropa interior. Ella sabía lo que sentía, sabía lo que quería. No era solo un beso.
El acaricia su botón y sus gemidos ahogados llenaron el despacho de su padre. Joon-Ho no lo soporta y la acuesta sobre el escritorio, levanta su vestido, le quita la ropa interior empapada de sus jugos y come de ella, Mi-Ra sostiene su cabeza y abre bien sus piernas mientras él se deleita comiéndola por completo, él la lame y besa sus pliegues intenta meter su lengua pero su entrada en virgen, así que solo puede introducirla un poco pero eso es suficiente para ella, en varios minutos Mi-Ra llega al climax.
Luego de un momento de respiración intensa sin perder tiempo ella se levanta y se quita el vestido, dejando caer su sostén, queda totalmente desnuda y eso lo excita más, nunca había llegado tan lejos con una chica pero sabe que no puede cruzar esa línea menos con su estudiante modelo.
Con una mirada suave, Mi-Ra lo besó nuevamente. Esta vez, fue más que un roce; fue un beso profundo y lleno de emociones. Los labios de Joon-Ho respondieron instintivamente, como si todo lo que había estado guardado finalmente pudiera salir. La pasión que habían estado conteniendo durante tanto tiempo brotó, pero ambos lo sentían como algo nuevo, algo que no se debía apresurar. Él se inclina hasta sus montañas, las acaricia y besa. Ella se emociona mientras siente sus propios líquidos deslizarse por su entrepierna.
El la acuesta apoyando ambas manos en el escritorio y él junta sus piernas, no va a hacerla mujer entrando en ella, pero sabe que ambos pueden hacerse sentir muy bien.
—No te asustes, no voy a entrar en ti. Además no tengo preservativo.
Ella no dijo nada. Aunque está lejos de sentir miedo.
Él se coloca entre sus piernas y con movimientos coordinados su herramienta se frota con sus muslos rozando su centro, estuvieron así durante sin rato. Ella volvió a experimentar el cielo cuando él con sus dedos roza su flor por fuera y atrapa su pecho con la otra mano.
—Aprieta más las piernas estoy muy cerca—le susurra al oído, el puede sentir su trasero cada vez que se acerca a ella.
Un minuto después estando al borde el se aparta y ella sin perder tiempo y hacer todo más memorable se agacha abriendo la boca dándole a entender que podía tragar todo, él lo puso en su boca y ella con suaves movimientos pero precisos lo hizo terminar en su boca ella trago todo como una experta. Pero la verdad es que ella solo había visto algunas escenas de adultos en su celular.
Joon-Ho, aún con el corazón latiendo con fuerza, se apartó ligeramente, no por rechazo, sino por la necesidad de procesar lo que acababa de suceder. Miró a Mi-Ra, quien lo observaba con una suavidad inconfundible en su expresión termina de lamer lo que se ha derramado en sus labios. Era como si su presencia estuviera diciendo todo lo que él no podía decir.
—Mi-Ra... —dijo, su voz un susurro, quebrada—. Esto... ¿Qué significa todo esto?
Mi-Ra sonrió suavemente, y en ese momento, no hubo necesidad de más palabras. No estaba buscando respuestas rápidas. Solo quería que él supiera lo que sentía.
—Significa que me importas más de lo que imaginas, Joon-Ho y estoy dispuesta a hacer todo lo que quieras—respondió ella, su voz llena de una sinceridad palpable.
Se quedaron en silencio unos momentos más, las miradas entrelazadas, sabiendo que lo que acababa de comenzar sería un viaje lleno de emociones, incertidumbres y, quizás, algo más posiblemente sin retorno. Él no la ama de eso está claro y menos está enamorada de ella pero parece que es todo lo contrario a lo que ella siente.
Mi-Ra y Joon-Ho permanecieron en un silencio incómodo después de eso, cada uno procesando lo que acababa de suceder. El aire entre ellos estaba cargado de una energía distinta, algo que ninguno de los dos sabía cómo manejar. Mi-Ra se apartó lentamente, como si temiera haber hecho algo inapropiado, pero también sabía que no se arrepentía. La conexión había sido real, y la intensidad de ese momento no podía ser ignorada. Ella se viste rápidamente y él se acomoda el pantalón y el cinturón en su lugar.
Joon-Ho la miró, su rostro marcado por la confusión y la sorpresa, pero también había algo en su mirada que mostraba que, a pesar de la incertidumbre, por lo menos siente deseos de tenerla algún dia. Quizá no sabía cómo etiquetarlo, pero no podía negar que lo que había pasado entre ellos había sido algo más allá de lo que él esperaba. Ambos volvieron al salón como si nada hubiera pasado.
—Mi-Ra... —dijo él, su voz suave pero firme—. Esto... Esto es complicado.
Mi-Ra, aún con el corazón latiendo con rapidez, asintió, comprendiendo perfectamente lo que él quería decir. Se alejó un paso, dejando que el espacio entre ellos creciera un poco, buscando algo de claridad.
—Lo sé, Joon-Ho. No esperaba que todo fuera fácil —respondió ella, su tono lleno de vulnerabilidad—. Pero no quiero que pienses que esto fue un error. Me importas... No solo como mi tutor. Y si eso te asusta o te confunde, lo entiendo.
El silencio volvió a llenar el salón. Mi-Ra no quería presionarlo, pero tampoco quería que él pensara que lo que sentía era solo un capricho. Había algo genuino en su corazón, algo que deseaba compartir con él, aunque fuera de una manera pequeña y delicada.
Joon-Ho la miró, como si estuviera viendo a una versión de ella que nunca había notado antes. Se acercó un paso, sus ojos encontrándose con los de ella, pero sin atreverse a romper el espacio que se había formado entre ellos.
—No sé si soy la persona adecuada para esto, Mi-Ra. Soy tu tutor... —su voz se apagó un poco, lleno de dudas. Tus padres no aceptarían nada de esto, tienes un futuro prometedor. De seguro tienen planes para tu vida.
Mi-Ra, con una sonrisa suave, negó con la cabeza.
—No importa nada de eso, Joon-Ho. Sé lo que siento, y sé que tú también puedes llegar a sentir algo más que solo deseo. No quiero apresurarte, ni obligarte a hacer algo para lo que no estás listo. Solo quiero que sepas lo que hay en mi corazón. Y no necesito una respuesta ahora.
Sus palabras fueron sinceras, llenas de una madurez emocional que Joon-Ho no había esperado encontrar en ella. El peso de la situación seguía siendo real, pero Mi-Ra no le estaba exigiendo nada. Ella simplemente quería ser honesta, y esperaba que él también lo fuera.
Joon-Ho, al escucharla, sintió cómo su corazón comenzaba a calmarse un poco. No estaba preparado para todo lo que esto significaba, pero algo en su interior le decía que, tal vez, este era el primer paso hacia algo más. Un paso que no podía dar sin pensarlo, pero que, al mismo tiempo, no quería rechazar.
—Te agradezco que seas honesta conmigo, Mi-Ra —dijo él, finalmente, con una expresión más tranquila. Su voz no sonaba tan llena de confusión, sino de algo más cercano a la comprensión.
Mi-Ra sonrió ligeramente, aliviada de que él no estuviera rechazando lo que había sucedido entre ellos. No era una promesa, ni una confirmación de lo que podría venir, pero al menos sentía que habían dado el primer paso en una conversación que ambos necesitaban tener.
—No te preocupes, Joon-Ho. No quiero que sientas presión. Sólo... me parecía importante decirte cómo me siento.
Ambos se quedaron en silencio, mirando al otro. La tensión que había llenado el aire poco a poco.