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¡El Lío De Carlos!

¡El Lío De Carlos!

Status: En proceso
Genre:Matrimonio contratado / Amor tras matrimonio / Amor a primera vista / Malentendidos / Triángulo amoroso
Popularitas:3.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Gaby Barrios

"El lío de Carlos" es una novela inspirada en una historieta escolar que narra las aventuras de Carlos, un joven carismático, despreocupado y amante de la diversión. Con su espíritu libre, disfruta explorando sus relaciones, coqueteando sin límites tanto con las chicas, pero tal parece que el destino cambiara el rumbo de su vida.

Por otro lado, se encuentra Janeth una joven trabajadora y determinada que enfrenta una lucha personal por encontrar una cura para su abuelo. En medio de los enredos y dramas que rodean la vida de Carlos y Janeth, sus caminos se cruzarán de formas inesperadas. ¿Logrará el amor triunfar entre tantas dificultades? Acompaña a estos personajes en una historia llena de emociones, retos y descubrimientos.

NovelToon tiene autorización de Gaby Barrios para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 17: Entre miradas y silenció

Después de unas cuantas semanas, Carlos y Janeth comenzaron a salir más a menudo. Al principio, todo era simplemente una amistad que ambos intentaban comprender, pero con cada encuentro, la distancia entre ellos se iba reduciendo. Aunque no se lo decían abiertamente, algo comenzaba a cambiar en sus corazones.

Uno de esos días, Carlos invitó a Janeth a su lugar favorito: un parque tranquilo en las afueras de la ciudad, al que solía ir a despejarse cuando el estrés lo abrumaba. El aire fresco y la paz del lugar lo hacían sentir libre. Janeth aceptó encantada, ya que, aunque no lo sabía aún, ella también encontraba en ese parque una sensación de calma.

Caminaban juntos sin rumbo, disfrutando del momento y de la compañía. El sol comenzaba a bajar, pintando el cielo de tonos cálidos mientras las hojas caían lentamente de los árboles. La conversación entre ellos era ligera, casi como si no hubiera nada que los preocupara. Hablaban de cosas sencillas, se reían de anécdotas cotidianas y compartían momentos en los que la vida parecía más sencilla.

Fue entonces cuando Janeth tropezó con una raíz que sobresalía del suelo, perdiendo el equilibrio. Un grito pequeño salió de sus labios, pero antes de que pudiera caer al suelo, Carlos reaccionó rápidamente. Con un movimiento ágil, la atrapó del brazo, tirando de ella hacia su pecho. El impacto fue suave, pero la proximidad hizo que ambos se quedaran en silencio por un instante.

Carlos, con el corazón acelerado por la cercanía, la sostuvo con firmeza, asegurándose de que no cayera.

—¿Estás bien? —preguntó con una voz suave, mirando sus ojos profundamente.

Janeth, aún sorprendida, levantó la mirada hacia él. Sus corazones latían al mismo ritmo, como si el mundo a su alrededor se hubiera detenido por un segundo.

—Sí, estoy bien. Gracias —respondió ella, aún sintiendo su aliento cerca.

Carlos la soltó lentamente, pero no sin antes asegurarse de que estuviera bien. Ambos se miraron por un segundo, sin saber qué decir. Había algo en ese contacto que ninguno de los dos podía ignorar.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó Janeth, tratando de romper el silencio incómodo.

Carlos sonrió, algo nervioso.

—No lo sé... Tal vez solo estemos buscando un poco de paz.

Janeth asintió, aunque no estaba segura de qué había querido decir exactamente. Ambos decidieron continuar caminando, dejando atrás lo sucedido. El aire fresco y la tranquilidad del parque ayudaban a calmar los pensamientos que comenzaban a agobiarles.

A medida que caminaban, el tiempo parecía volar. Las conversaciones se volvieron más profundas, aunque sin tocar temas complicados. Hablaron sobre sus intereses, sus sueños y, de alguna manera, Janeth sintió que Carlos la comprendía de una manera en la que nadie más lo había hecho antes.

Mientras el sol se escondía en el horizonte, Carlos miró a Janeth, su expresión seria.

—Sabes, a veces siento que tengo mi vida planeada, pero... no soy yo quien toma las decisiones —comentó, con una pizca de melancolía en su voz.

Janeth lo miró con una expresión de entendimiento.

—Yo también siento lo mismo... Como si las decisiones que realmente importan no fueran mías. Como si las cosas ya estuvieran decididas para mí

Ambos se miraron por un momento, conscientes de que, aunque no compartían todo, había algo en su relación que les conectaba de una manera profunda.

La noche comenzaba a caer, y Janeth se dio cuenta de lo tarde que se había hecho.

—Creo que es hora de irme —dijo, mirando el reloj de su muñeca.

Carlos, como siempre atento, le ofreció llevarla a su casa.

—No quiero que te vayas sola. Te llevo, si me dejas.

Janeth dudó un momento, pero la amabilidad de su gesto la convenció.

—Está bien, gracias.

El camino hacia su casa fue tranquilo. Los dos caminaban en silencio, pero con la sensación de que algo importante estaba sucediendo entre ellos. Al llegar a su casa, Carlos se detuvo frente a la puerta y la miró a los ojos.

—Buenas noches, Janeth —dijo con una sonrisa.

Janeth le devolvió la sonrisa, su corazón latiendo con fuerza.

—Buenas noches, Carlos. Gracias por todo.

Cuando entró a su casa, Janeth se quedó un momento mirando hacia la calle, sintiendo una extraña mezcla de emociones. No sabía qué significaba lo que había pasado, pero algo dentro de ella le decía que su relación con Carlos no iba a quedarse en una simple amistad.

Carlos, por su parte, en su camino de regreso a casa, no podía dejar de pensar en ella. Había algo en Janeth que lo atraía de una manera que no podía entender. El paseo había sido más que una simple caminata en el parque; algo había cambiado entre ellos, aunque ninguno de los dos se atrevió a ponerle nombre aún.

Después de que Janeth entró a su casa, se quedó unos minutos frente a la puerta, mirando al vacío. Había algo en su interior que no podía ignorar, una sensación que la incomodaba. Se quitó el abrigo y se dirigió a la sala, donde su abuelo ya estaba acomodado en su sillón, leyendo su periódico.

—¿Todo bien, niña? —preguntó él, al notar su mirada pensativa.

Janeth asintió, forzando una sonrisa.

—Sí, abuelo, todo bien.

Se sentó en el sillón frente a él, pero su mente seguía viajando al paseo que acababa de tener con Carlos. Pensaba en la cercanía de sus miradas, en el abrazo que casi se dio cuando él la sostuvo para que no cayera, en cómo su corazón latió más rápido cuando estuvieron tan cerca. Se cuestionó si eso era normal entre amigos. Pero algo dentro de ella le decía que no lo era. No podía dejar de pensar en Carlos, en su risa, en la forma en que la hacía sentir tranquila sin decir mucho.

En su habitación, Janeth se recostó en su cama, mirando el techo. El sonido del viento a través de la ventana le daba cierta paz, pero su mente no dejaba de regresar a ese momento en el parque. ¿Por qué sentía esa conexión? ¿Por qué sentía que estaba comenzando a gustarle más de lo que había planeado?

No pasó mucho tiempo antes de que se tapara la cara con la cobija, como si intentara ahogar esos pensamientos que empezaban a crecer dentro de ella.

—¿Qué me pasa? —murmuró para sí misma, mientras cerraba los ojos.

Recordó el contacto visual que habían tenido cuando Carlos la sostuvo, cómo algo en su interior se aceleró. No era solo su forma de hablar o su amabilidad; había algo más profundo en su manera de mirarla, como si él también estuviera buscando algo más.

—No puedes sentir nada por él… te vas a casar —se dijo a sí misma, tratando de calmarse.

Pero a pesar de sus palabras, algo en su pecho le decía lo contrario. Decidió no pensar más en ello, apagó la luz de la lámpara de noche y se tapó completamente con la cobija, cerrando los ojos para tratar de dormir. Pero el rostro de Carlos seguía flotando en su mente.

Por otro lado, en la casa de Carlos, la situación era parecida. Después de dejar a Janeth en su casa, Carlos volvió a su apartamento, donde el silencio lo recibió como siempre. Pero esa noche, no se sentía tan vacío como de costumbre. Pensó en Janeth una y otra vez. En la sonrisa que le había regalado antes de irse, en la suavidad de su voz, en lo natural que todo había sido entre ellos.

Se recostó en su cama, mirando al techo, preguntándose si Janeth había sentido lo mismo. La cercanía que había experimentado con ella no era algo que hubiera planeado. ¿Por qué su corazón latía tan rápido cada vez que pensaba en ella?

"Es solo una amiga", se repitió mentalmente. Pero las palabras no parecían calmar la creciente sensación en su pecho. No era solo una amiga. No podía serlo.

Tomó su teléfono sin pensarlo y empezó a escribir un mensaje a Janeth, pero lo borró antes de enviarlo.

¿Qué le diría? ¿Cómo podría explicarle lo que sentía sin parecer un completo tonto? Decidió dejarlo para otro momento, pero las horas seguían pasando y el pensamiento de ella no desaparecía.

Al día siguiente, Janeth intentó concentrarse en su trabajo, pero no podía dejar de pensar en lo que había sucedido la noche anterior. Cada vez que alguien le hablaba o le hacía una pregunta, se perdía en sus pensamientos.

Carlos pensaba en ella. Y no podía negar que sentía una conexión. Algo había cambiado entre ellos, y aunque ambos trataban de ignorarlo, algo dentro de Janeth le decía que no debía seguir ignorando esos sentimientos.

Finalmente, durante la hora de la comida, no pudo evitar enviarle un mensaje a Carlos.

"¿Todo bien? ¿Estás bien después del paseo de anoche?"

No pasaron ni cinco minutos cuando Carlos respondió.

"Todo bien. Creo que nunca había caminado tanto sin pensar en nada. Fue… agradable."

Janeth sonrió al leer su mensaje. ¿Agradable? ¿Así lo sentía él también? Decidió responder con algo que no revelara demasiado, pero que mantuviera la conversación fluida.

"Sí, a mí también me gustó. Tal vez deberíamos hacer eso más seguido."

Carlos tardó un poco en responder, y Janeth se preguntó si él también estaba pensando en lo mismo. Finalmente, el mensaje llegó:

"Tal vez."

Esa palabra le dio una pequeña esperanza, aunque no podía dejar de preguntarse si realmente era solo amistad lo que había entre ellos. Pero de alguna manera, la idea de seguir pasando tiempo con él le llenaba de una emoción inexplicable.

La conexión entre ambos comenzaba a ser inevitable. Los pequeños gestos, las miradas cargadas de significado y las palabras no dichas iban forjando una relación que ninguno de los dos estaba dispuesto a reconocer aún. Pero en sus corazones, sabían que algo estaba naciendo, algo que podría cambiar todo.

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Aurelia Defilippi
me gusta la trama, es muy interesante
Cinthia Parada Saavedra
por qué están dejando todas las nobles a medias
Esmeralda Gonzalez
Por favor, ¡necesito saber que sigue!
Yuri Lowell
Me encanta la forma en que escribes, sigue adelante con tu historia. ❤️
Fenny
No puedo dejar de pensar en tus personajes, ¡son tan reales! Espero saber más de ellos pronto.
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