Primer libro de la saga Lobo.
⚠️ CONTENIDO (+18)⚠️
Ella es una hermosa peliroja vendedora de flores, que trabaja duramente para la mujer que la recogió después de la trágica muerte de su familia, la cual fue cruelmente asesinada.
Él es el futuro líder de la mafia italiana y para poder posicionarse en ese puesto primero su padre le exige matar a un traidor, y luego le exige también una Dama que gobierne a su lado. Un día cualquiera conoce a una vendedora de flores que lo deja cautivado desde el primer instante, se obsesiona con ella y la rapta para que sea su Dama, su Reina, su esposa...
Lo que ambos no saben es que tanto su pasado como su futuro están relativamente unidos.
¿Nacerá el amor o el odio?
¿Podrán perdonar o condenarse?
¿Podrán olvidar y superar?
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¿Qué hago?
Maximiliano Lobo Lombardi. ❤️🔥
¡Maldición! Esta mujer por poco me deja sin descendencia. Tremendo rodillazo el que me dio. No tuve fuerzas ni siquiera para gritarles a mis hombres que no la dejaran marchar, pero si cree que con esto me olvidaré de ella, está muy equivocada. Esto ha hecho que mi deseo de hacerla mía sea más grande. Su valentía me demuestra que puede ser la dama perfecta.
Cinco minutos después, recobro fuerzas, me levanto del piso y me siento sobre la cama.
—¡Stiven! —llamo a mi hombre de confianza.
Él entra inmediatamente y me mira consternado.
—¿Qué te ha pasado? —supongo que nota mi cara de dolor.
—La besé... y la muy maldita me golpeó los huev0s.
El desgraciado suelta una fuerte carcajada.
—Si te sigues riendo, juro que te meto un maldito tiro —lo amenazo, y de inmediato se pone serio. Él sabe que yo no juego.
Es mi mejor amigo y mi hombre de confianza. Es una de las personas que mejor me conoce; sabe de mi carácter.
—Quiero que estudies su casa. Encuentra la forma de colarme esta noche en su casa —ordeno con frialdad—. ¡La castigaré!
—Como usted ordene, señor Lobo. Y permítame comentarle que su padre se agravó y fue internado en la clínica de la mansión —me informa.
—Con más razón debo ir por Angélica. Mi padre no puede morir sin verme casado. Cumpliré su último deseo, cueste lo que cueste. ¿Cómo va la búsqueda del cabo suelto? —pregunto poniéndome de pie.
—Los investigadores siguen buscando, señor.
—Pues diles que busquen bien, porque si no me dan resultados pronto, los daré de comer a los cocodrilos... o a los lobos, tal vez —demando con voz grave—. Nos vamos —exijo.
Aún siento el aroma del perfume de Angélica en el lugar. Miro el arreglo que vino a traer y lo tomo. Lo llevaré conmigo. Imagino debe verse lindo un mafioso cargando flores.
Me encantaría ver la cara que pondrá mi pelirroja cuando revise su bolso...
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Angélica Moretti.🌺
Tres cuadras antes de llegar a casa me detengo. He corrido mucho el día de hoy; creo que he corrido todo lo que no corrí en todos mis años vendiendo flores. Me siento sobre el andén y me pongo a pensar qué le diré a la señora Berenice para que no me mate.
Voy a revisar mi bolso en busca de mi pequeño celular para llamar a Fátima, a ver si ella tiene una buena idea, pero quedo sorprendida cuando abro mi bolso y me encuentro con un fajo de billetes y dos notas escritas con perfecta caligrafía italiana. Son tantos euros... “Menudo mafioso loco, este.”
{Sei bellissima, amore.}
Leo la primera nota y mis ojos se cierran solos; los recuerdos de aquel beso se vienen a mi mente. No besa lento, lo hace con precisión y demencia. Fue un beso demandante. Siento algo muy raro en el pecho y en el estómago. Esto no debió pasar. Tengo novio, lo quiero, y este otro es un mafioso. En cualquier momento podría torcerme el pescuezo.
{Este dinero es por tu trabajo. No me lo devuelvas, por favor; si lo haces, me vengaré. Úsalo bien.}
Esta nota me eriza la piel. ¿De qué manera se vengará si le devuelvo el dinero? Lo mejor será no averiguarlo. Con este dinero puedo pagarle una docena de cestas de flores a la señora Berenice y me sobraría dinero. ¿Qué hago?
Saco el dinero que le corresponde a la señora Berenice por todo; el resto lo divido y lo guardo entre mis senos. Lo guardaré.
Llego a la florería, le pago todo a la señora Berenice. Ella queda asombrada, pero no dice nada. Y como ya no quiero salir de la casa, me quedo ayudándola en la florería. Preparo el almuerzo y trato de mantener mi mente ocupada; no quiero pensar en el mafioso pervertido, loco y besucón.
Dionisio me escribe un mensaje:
“Necesito que hablemos. Te quiero.”
Y entonces pienso… ¿cómo veré de ahora en adelante a mi novio a los ojos? Le fui infiel, y estoy segura de que si se lo digo, se enojará mucho. ¿Qué hago?
No respondo su mensaje. Le marco una y otra vez a mi amiga Fátima, pero no me responde. ¿Dónde se habrá metido esta loca? Tendré que esperar hasta la noche para hablar con ella. Es su hermana, pero sé que también es mi amiga, y me aconsejará bien.
La noche llega, y con ella la lluvia. No pude hablar con Fátima y mucho menos con Dionisio; a ese, mejor dicho, me le escondí.
En mi habitación, después de darme una ducha, hidrato mi piel. Me pongo una pijama cómoda, de shorts y blusa de tirantes. Peino mi cabello rojizo y lo trenzo. Me acuesto, y no sé por qué mi mente vuela a ese momento en aquel hotel: sus ojos, su pelo, su fragancia, su voz, su boca sobre la mía, sus manos en mi rostro.
¡Madre santísima! Me estoy volviendo loca yo también. Inconscientemente toco mis labios y, de un momento a otro, me veo sonriendo. ¡Menuda locura!
Me estoy quedando dormida cuando, a lo lejos, escucho pasos.
“Puede ser doña Berenice”, pienso.
Pero mi subconsciente enseguida se dispara...
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