La Ceo Millonaria

Cuando terminé de hablar con Kassy, pasó a mi oficina y me senté a esperar al administrador de la empresa.

—Tocan a mi puerta. —Es la persona que estaba esperando.

—Adelante, toma asiento, por favor.

Creo que está seguro de lo que le diré, por cómo me está mirando.

—Bien sabes que, como jefa de la empresa, es necesario hacer varios cambios y relevar a algunas personas que trabajaban para mi padre. Sé la confianza que él te tenía y el tiempo que llevaste aquí, por eso no quiero que dejes de trabajar, pero como verás, ya puse un nuevo administrador. No porque no hicieras un buen trabajo, sino porque creo que tu ciclo aquí como administrador de Empresas Parisi ha terminado. Si existe otro puesto que te gustaría tener, podemos verlo.

—Primero que nada, agradezco tu comprensión y consideración. Sé que llevas cinco años manejando la empresa y en todo ese tiempo no pudiste hacer los cambios que quería. Entiendo y sé que mi ciclo aquí ha llegado a su fin y es tiempo de jubilarme. Ya estoy algo mayor y quiero pasar mis últimos años con la familia.

—No digas eso, aún te quedan muchos años. Si quieres jubilarte, cuenta con ellos. Tenía aquí tu carta de cancelación, pero la romperé, porque no será una cancelación como tal. Te pensionaré con el mismo salario que tenías y tu seguro seguirá siendo el mismo.

—Te lo agradezco, Lara, y te deseo todo el éxito del mundo para que sigas haciendo crecer esta empresa como hasta ahora. Eres fuerte, hábil y, sobre todo, una mujer madura y responsable.

—Gracias a usted, señor Javier… Gracias por su gran manejo y administración en la empresa. Aprendí bastante de usted y siempre le estaré agradecida.

Al terminar de decir esto, se pone de pie y yo también. Me estrecha la mano, pero yo le brindo un abrazo. Lo considero alguien muy especial, tanto como mi padre. Es la persona que llevó, junto a él, la empresa a donde está ahora. Es alguien que ha estado con nosotros desde el principio.

Al día siguiente.

Me despierto bastante temprano, ya que hoy hay mucho por hacer en la empresa.

Al llegar saludo, como de costumbre, al personal que está en la entrada y, de inmediato, voy al ascensor. Ya en mi oficina, miro el reloj y veo que aún falta una hora para que todo el personal llegue. Tomo mi computadora y comienzo a escribir los cambios que ya hice y los que continuaré haciendo. Así, en la reunión, estaré más segura de lo que haré.

Vicepresidenta: Kassy

Administrador: Owen Bracco

Recursos Humanos: Logan, el antiguo gerente, ahora será director.

Solicitar mi asistente.

Solicitar asistente para Kassy.

Hasta ahora, estos son los cambios que tengo en mente. En el camino iremos viendo a quién tendré que mover o quitar.

Media hora más tarde, tocan a la puerta.

—Adelante.

—Buenos días, jefa, aquí le traigo un café.

—Sabes que no era necesario, ya no eres mi asistente.

—Lo sé, pero eso no quita que si te quiero traer un café, no pueda hacerlo.

—Está bien, Kassy.

—¿A qué hora comenzará la reunión? Cuando pasé vi que ya estaban terminando de limpiar y preparar el salón.

—Aún faltan media hora para que inicie. Supongo que será entre 9:30 y 10:00. Si tienes cosas que hacer, puedes adelantarlas; si no, puedes quedarte aquí conmigo.

—¿Quieres que me quede contigo?

—Sabes que por mí no hay problema. Podemos unir las dos oficinas y quitar la pared que nos divide, jajaja —digo con tono de broma.

—No está mala la idea, de hecho debiéramos hacerlo.

—No, Kassy, es bueno que tengas tu espacio para que puedas trabajar a tu manera, sin que sepas que te estaré observando o algo así. Sabes que si me necesitas, estaré justo aquí, detrás de esa pared —digo señalando.

Así, hablando con Kassy y viendo algunas ideas que tiene para su oficina, pasa la hora y, junto a ella y mi laptop, me dirijo a la sala de juntas.

Cuando entro, ya todos estaban reunidos esperándome.

—Buenos días —digo al entrar, con Kassy a mi lado.

—Buenos días —responden todos a la vez, poniéndose de pie.

Tomo asiento en la silla principal y donde antes se sentaba Aiden, ahora se sienta Kassy, acción que provoca murmullos entre todos.

Mis ojos van hacia donde está Owen y, al sentir mi mirada, también me observa. Nuestras miradas se cruzan, y esto provoca en mí un sinfín de emociones, una electricidad que recorre todo mi cuerpo. No sé cómo llamarlo, pero sé que el embarazo tiene mucho que ver con estos cambios.

Me pongo de pie y un silencio se apodera de la sala.

—Los cité para darles información y comunicarles algunos cambios. Como saben, oficialmente soy la dueña de Empresas Parisi, y es mi deber mantener y llevar al éxito la empresa.

Lo primero es que la nueva vicepresidenta será Kassy…

Lo segundo es que el nuevo administrador es Owen Bracco.

Al decir esto, mis ojos no pueden evitar cruzarse con los de Owen. Cuando intento continuar, un fuerte malestar me detiene. Pongo mi mano en la boca y me dirijo a la salida. Kassy quiere acompañarme, pero le hago señas para que siga con la reunión; todo está en la laptop.

Corro al baño de mi oficina, agradeciendo que la sala de reuniones esté cerca. Siento pasos detrás de mí, pero no presto atención; solo quiero llegar. Una vez dentro, comienzo a expulsar todo lo que había desayunado. Alguien sostiene mi cabello y me doy cuenta de que es Owen. Su olor, su perfume, es algo que no puedo sacar de mi mente.

Cuando termino, me lavo la cara y al levantar la cabeza lo miro a través del espejo. Lo veo sostener mi cintura.

—¿Puedes ir a buscar mi cartera, por favor? —le digo.

—Ya regreso —responde y se va.

Estos malestares me sacan de combate y llegan cuando menos los espero. Solo espero no tenerlos todos los meses.

Al minuto, Owen regresa con mi cartera. Vuelvo a lavarme la cara, busco mi cepillo y me cepillo los dientes. Le digo que puede retirarse, que ya estoy bien, pero no quiere irse. Dice que no quiere dejarme sola.

Termino de retocarme el maquillaje y peinarme bajo su atenta mirada. A través del espejo, lo miro una y otra vez. Podría pasar toda una vida contemplando a semejante hombre. Es demasiado hermoso y que esté aquí apoyándome me demuestra que realmente quiere estar con los bebés.

Al terminar, me volteo y quedo frente a frente a él. Nuestros ojos no pueden dejar de mirarse. Siento un deseo, una lujuria que nunca había experimentado. De repente, doy un paso adelante y abro mis labios, invitándolo a unir nuestros labios.

Volver a sentir su beso es una de las sensaciones que más había querido. Besarlo se siente tan bien, tan perfecto, es un beso suave y lento que me dispongo a disfrutar.

Alguien carraspea detrás de mí y nos hace separarnos inmediatamente.

—Perdón por interrumpir, pero quería saber cómo te encontrabas. Por lo que veo, bastante bien, así que me retiro. Cualquier cosa, estoy en la sala de juntas.

Kassy hace que mis mejillas se vuelvan completamente rojas.

—Estoy bien. Ya volvemos a la reunión.

Kassy se marcha y doy un largo suspiro. Owen me toma de la cintura, me levanta y me pone sobre el lavabo. Se inclina y le habla a mi barriga.

—Mis pequeños, les pediré que se porten bien y dejen a mami trabajar. Cuando nazcan, tendrán tiempo para dar dolores de cabeza.

Sonrío al escuchar esto. Es demasiado tierno. Owen pone una mano sobre mi barriga y un frío recorre mi cuerpo. Pongo mis manos encima de las suyas y sentimos cómo se mueven los bebés.

—¿Acabas de sentir eso? —digo súper emocionada.

—Sí, mira cómo se están moviendo. Saben que sus padres están aquí.

Me quedo callada, solo sintiendo y observando este hermoso momento. Nunca imaginé que algo tan lindo se pudiera sentir por seres que aún no había visto. Mis ojos se llenan de lágrimas. Owen lo nota y me abraza, haciéndome sentir protegida.

—Volvamos a la reunión, deben estar esperándonos.

Con cuidado, me ayuda a bajar de donde me puso y comenzamos a caminar hacia la sala.