Los Villanos En Época Moderna

Hanst había llevado a su esposa e hija a la sala de la mansión. En ese momento, el ambiente estaba tenso por la autoridad que él demostraba. Hanst estaba evidentemente molesto, y aunque el espacio alrededor de ellos parecía acogedor, el silencio era pesado.

— No hay motivo para que sigamos con esto.—dijo Hanst, su tono era firme, pero Giovana lo entendió de manera distinta, como si buscara una interpretación que le diera esperanza.

— Hanst, escúchame, esta mansión nos pertenece, el dinero también. Iván está casado con la estúpida de Sofía, ¡Podemos tenerlo todo! —respondió ella, hablando más con emoción que con lógica.

— No me refiero a eso. Quiero el divorcio.—sentenció Hanst, dejando la brutalidad de su declaración.

— ¿Qué? — Giovana quedó paralizada, la incredulidad se apoderó.

— No lo volveré a repetir. Ahora mi hijo y su esposa son mis socios y, por ende, tendremos negocios en el exterior, el próximo mes, nos iremos de aquí, ellos decidieron que vendería la propiedad. Ya no soporto más estar a tu lado. El divorcio es lo mejor. — Su voz tenía un tono que no permitía discusión, como si la decisión estuviera tomada desde hacía tiempo.

Giovana estaba tan pasmada que se olvidó temporalmente de la mansión y decidió abordar una acusación más directa.

— ¿Tienes a una amante? Sí. Eso debe ser. De lo contrario, no estarías pidiendo el camino libre. ¡Di la verdad!

— No seas hipócrita. ¿Acaso crees que no me doy cuenta de que te ves a escondidas con el jardinero? Solo fue falta de interés en reclamarte, al final, yo estaba tranquilo sin tu presencia. — Hanst había tocado un punto sensible, pero su tono despectivo hizo que Giovana se sintiera aún más atacada.

— Yo... Eso jamás...— cambia de tema— Piensa en nuestros hijos. Una separación podría afectarlos. — Su voz, aunque temblorosa, intentaba usa a la familia que habían construido como escudo.

Hanst suspiró, giró y le dio la espalda.

— ¿Qué me pasó para haberme casado contigo? Clarisa ya es mayor de edad y con una mente abierta, lo entenderá, e Iván tiene a su propia familia, que es su esposa. — Hanst salió de la sala, sin mirar atrás— te enviaré el documento legal de divorcio, fírmalo antes de terminar el mes.

El golpe emocional de la declaración de Hanst dejó a Giovana furiosa. Dentro de su mente, los planes que había razonado hasta ese momento se venían abajo, menos uno. Había un último recurso que utilizaría contra Sofía para intentar quedarse con la mansión; ese pensamiento se convirtió en su salvación.

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Sofía estaba sentada en una plaza, quien la esperaba impaciente a su asistente. La asistente, tensa y algo nerviosa, llegó y se sentó frente a ella, muy consciente de la delicada situación que estaban tratando. Sofía la miró, curiosa.

— No vengo por el directo, señora Sofía. Pero sí a salvarle la reputación.—dijo Genoveva.

— Siéntate. Aunque mi entendimiento es rápido, quiero todos los detalles. —respondió Sofía, su mente ya estaba preparada ante cualquier cosa.

Genoveva se preparó para revelar la verdad y se encargó de decirle todo lo que sabía, incluso le mostró el audio que había grabado donde se oía la voz de Elena y la de un periodista. Sofía tomó un sorbo de café mientras escuchaba eso, sintiendo poco a poco como la ira subía por su espalda al escuchar la acusación.

Sin embargo, cuando llegó la parte en la que se mencionaba la mentira sobre que Sofía tenía una enfermedad venérea, una rabia intensa se apoderó de ella, tanto que la expresión en su rostro hizo que Genoveva se sintiera inquieta.

“En mi época, una enfermedad de ese grado se consideraba un rechazo total y vergüenza en tu apellido. Incluso, merecía una pena de quitarte del linaje si eras familiar de un noble. A pesar de que aquí también es mal visto, esto me hierve la sangre”

— Genoveva. ¿Qué quieres a cambio de esto? —demandó, sintiendo que debía haber algún tipo de interés oculto detrás de la acción de su asistente.

— Eh, yo no quiero nada. Solo me parece de mal gusto lo que está a punto de hacer la modista Elena. Ella también es reconocida, se puede hacer algo para que sea mal vista.—respondió Genoveva.

— Te agradezco lo que hiciste. Me aseguraré de que tu ayuda no sea en vano.—Sofía se levantó, una idea fría y calculadora empezaba a formarse en su mente sobre cómo acorralar a Elena.

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Mientras tanto, Iván estaba lidiando con sus propios demonios en su oficina con Bonet. Se veía apurado, casi inquieto, por quitar a cierta persona de su vida.

— Llámame a Elena, necesito hablar con esa mujer... Tengo que eliminarla de mi camino como sea.—dijo, su voz estaba impregnada de desesperación.

Bonet, un tanto cauteloso, lo miraba de reojo, indagando si debería revelar lo que había oído.

— ¿Qué sucedió? —preguntó, intentando abordar la situación.

— No lo sé y si lo supiera tendría como arreglar este asunto rápido. Sofía está molesta conmigo porque Elena sigue interfiriendo. — Iván se pasó una mano por el cabello.

Fue en ese momento cuando Bonet, tomando aliento, decidió revelar lo que había descubierto.

— Elena quiere esparcir un rumor sobre una enfermedad venérea contra Sofía. —este comentario no solo sorprendió a Iván, sino que lo enfureció.

Iván se levantó de su escritorio, la furia en su rostro era evidente. Se acercó a Bonet y tomó su camisa con fuerza.

— ¿Cómo lo sabes?

— L-lo escuché en un café. Ella hablaba con un periodista. Creo que se llama Alejo, un hombre que tiene una página de periodismo y chisme.—Bonet balbuceó, asustado ante la ira de su jefe.

— Tráeme a ese bastardo junto con Elena —ordenó Iván.

Sabía que debía actuar rápidamente para proteger lo que es suyo.

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Muchas gracias por leer no olviden dejar su preciado me gusta en el capítulo. 💗