En una ciudad donde hablar de homosexualidad era tema tabú, se desarrolla la historia de Bastian Gómez, un joven atado a los deseos machistas de su padre; un hombre perteneciente al cuerpo policiaco de carácter severo y muy moralista. “Bas” como muchos le decían, ahora con 18 años se debatía entre sí seguir a su corazón y revelar su orientación o hacerle caso a las palabras que poco a poco esa persona a logrado transmitirle en ese papel y así llenar de orgullo a su padre…
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12.SERE LIBRE.
El fin de semana llegó y Bastian estaba alistándose para salir, agradecía que parte del drama de su amiga acabara por librarlo de la salida con su padre, pues esas reuniones con su amigos le eran sofocantes e incómodas para él, mientras se abotonaba la camisa sintió como la puerta se abrió, haciendo que este volteara.
—Que haces aquí?—pregunta sorprendido.
—Vine con Naara a visitarte…me pidió que la acompañara—menciona Lyanna quien fue de visita con la mejor amiga del castaño y no tener problemas en entrar, pues a su padre nunca le ha gustado esa amistad, ya que siempre mencionaba que ella ayudaba a la desviación de su hijo
—Y donde está?
—Se quedó platicando con tu mamá, tenía tiempo sin verla y aprovechó para saludar.
—Si, mi papá últimamente inventaba cualquier excusa para no dejarla entrar, ya sabes.
—Si entiendo…por cierto vas a algún lado?—preguntó al verlo aún con la camisa medio abrochada.
—Oh! Si saldré con Molly.
Lyanna estába apunto de responder cuando vio al señor Sebastián subir las escaleras para dirigirse a la habitación del castaño, así que sin pensar corrió hacia él y se le subió encima dejandolo sorprendido—Si me dieras la oportunidad puedo ser mejor que Molly, yo sé que con ella has tenido muchas experiencias e incluso su primera vez fue contigo, pero…—Lyanna toca los botones de la camisa del castaño para juguetear con ellos—Bas mírame soy mejor que ella, solo déjame demostrartelo—menciona su amiga rosando sus labios con este.
Sebastián al escuchar aquello y ver el acercamiento entre ambos, toda duda que tenía sobre la orientación de su hijo se esfumo, nació un orgullo confirmar que su hijo era todo un mujeriego, así que sin hacer ruido decidió bajar para que el castaño tuviera su espacio de conquista.
Bastian al darse cuenta que su padre se ha marchado cierra la puerta mientras llora—perdón.
—Bas…no llores, sabes por que lo hice.
—Lo sé, solo que quisiera sentir un poco más de atracción, pero no puedo no siento nada perdóname, eres mi amiga eres bonita pero no siento nada cuando finges besarme o cuando Molly lo hace, solo me siento vacío y hueco, estoy defectuoso solo puedo sentir arrepentimiento y dolor, no es justo ustedes no se merecen que me sienta así me están ayudando y yo debería sentirme agradecido— mencionó aún más afligido
—Tranquilo no te pido que sientas algo, ni te debes sentir mal, por lo que sientes, es normal que el contacto con las mujeres te incomode, es como si estuvieras atrapado y te encuentras sofocado, todo esto pasa porque no puedes ser tú mismo, estás en una familia que te sofoca, no te merecen—comenta su amiga mientras lo abraza pues no le gusta verlo llorar.
Lyanna bajó 15 minutos más tarde una vez que se aseguró estuviera más tranquilo el castaño, al ver que el mayor se encontraba en la sala fingió acomodar su blusa, para después saludar—Que tal señor, soy una compañera de su hijo.
—Un gusto jovencita, Sebastián Gómez—el mayor la analizo a detalle, a simple vista, se veía mejor que la novia pensó este.
—Compermiso, nos retiramos—comenta, Lyanna al ver salir a Naara de la cocina al lado de la madre del castaño—vámonos Naara, Bastian saldrá así que no tiene caso que nos quedemos—se despiden de los mayores y se retiran.
Pocos minutos después sale Bastian con otra ropa diferente pues se había bañado nuevamente para evitar se le notara que había llorado, por lo mismo cambió de ropa, lo que causó confusión en su padre haciendo pensar que había pasado otra cosa en su habitación—ya me voy—comenta el castaño dirigiéndose a la salida.
—Bastian!—habla su padre de manera seria.
El castaño únicamente voltea a verlo.
—Eso es ser un hombrecito hecho y derecho, así se hace hijo no hay que conformarse solo con una, si tienes hasta para escoger—mencionaba su padre un tanto alegre—sigue así, no me decepciones.
—Si papá—responde algo confuso el castaño pues no entendía de qué hablaba, sin más que decir salió rumbo al cine para encontrarse con su falsa novia.
“Algún día seré libre, sin decepciónarme a mí mismo”