La persona equivocada

Los fuertes dolores de cabeza solo desaparecieron después de casi una hora, finalmente dándome una tregua. Sentía como que eso fuera a matarme, literalmente. Mis ojos ya estaban rojos, hinchados y apenas pude dormir la noche, quería estar al lado de Max otra vez y los pensamientos malos revolvían mi mente cada vez más, quitándome el sueño durante toda la noche. Solo pude dormir un poco por la mañana después de que me dieran un medicamento por la vena nuevamente.

Alrededor de las nueve de la mañana, Max apareció. Había una enfermera en la habitación, ella estaba verificando si estaba todo bien conmigo y colocando más del suero en mí. Después de todo hecho, ella salió y Max se sentó cerca de mí.

— ¿Dormiste bien?

Me preguntó sonriendo, ya tenía nostalgia de verlo, aunque solo haya pasado un día, o hasta menos que eso.

— No mucho, pero lo suficiente, yo creo.

Le respondí con la voz débil, hasta un poco ronca. Yo estaba completamente agotado del día anterior y los medicamentos que daban me dejaban soñoliento.

— Debías dormir un poco más después.

Max dijo, pasando la mano entre los hilos de mi cabello, revolviéndolo aún más de lo que ya estaban.

— Thay vino a verte. Y con compañía.

Su sonrisa se alargó, mi curiosidad él despertó. Desde el momento que vine para el hospital, no vi a Thay ni a cualquier otra persona además de Max.

— ¿Ella y quién?

Pregunté curioso, pero Max no dijo nada. Apenas la llamó. De repente, Thay apareció, de manos dadas con un niño. Debía tener entre cuatro y cinco años, un poco parecido con Thay.

— Veo que estás bien mejor hoy, Ali.

Thay dijo con una sonrisa, segurando la mano del niño con firmeza. El niño me miró y sonrió, aunque yo no lo conociera.

— ¿Tú eres amigo de mi mamá?

El niño me encaró nuevamente, confuso con algo. Su inglés no era uno de los mejores, pero entendí perfectamente bien lo que él me había preguntado. Quien quedó confuso en la hora, acabó siendo yo mismo.

— ¿Cómo así "mamá"?

Yo pregunté sin entender, Thay río de mi reacción. Y tomó al niño en el colo, colocándolo a mi lado, su mirada inocente era lo que me encantaba y su increíble semejanza con Thay.

— Es mi hijo.

Ella dijo con una sonrisa convincente, no parecía ser una broma lo que me dijo. El niño continuaba a mirarme y cuando yo lo miraba de vuelta, sonreía dulcemente.

— ¿En serio? ¿Hijo?

La encaré con confusión aún, sonriendo. Ella balanceaba la cabeza en confirmación.

— Él se llama Alli Rune.

Max reveló. La pronunciación del nombre no era tan complicada, daba para se hablar, pero me hizo sonreír más cuando oí el nombre. El niño se llamaba Alli. El apodo que Max y Thay me llaman también.

— Alli? Placer en conocerte, pequeño. Me llamo Alisson.

Me presenté al niño y extendí la mano, él retribuyó con recelo y dimos un apretón de mano como un cumplimiento.

— Muchacho, ¿por qué tú estás en el hospital?

Alli preguntó, sus ojos tenían un brillo inexplicable, mismo en aquel momento. No tenía consciencia del por qué alguien va al hospital, tal vez solo entienda mejor cuando sea mayor.

— Yo pasé mal, por eso estoy aquí en el hospital. Pero entre hoy y mañana ya puedo recibir alta.

Respondí a él de forma amigable y con la voz más suave, pero Alli se mantenía más cerrado y tímido conmigo. Mismo con Max y Thay al lado de él.

— No necesita quedar tímido cerca del Alisson, hijo. Él es amigo de la mamá.

No entendí casi nada de lo que Thay dijo a Alli, pero ella sonreía, con certeza estaba diciendo algo del tipo: "no quedes tímido así con las personas". Era extraño oírla hablando su idioma nativo, su voz hasta cambiaba un poco y la pronunciación parecía complicada.

El niño hizo beicinho y balanceó la cabeza, como si dijera: "Está bien, entendí".

— ¿Recuerdas cuando pasé la noche fuera con Thay? Bueno, estábamos buscando el hijo de ella. Él ya estaba con nostalgia de ella, ya hacía un tiempo que no se veían.

Max explicó calmadamente, observando yo y Alli con atención y sonriendo genuinamente.

— Tú eres de Tailandia, ¿no es, Thay?

— Sí. Pero vine para América hace pocos años, Alli aún era pequeño, debía tener uno o dos años en la época que vine para acá.

Thay concluyó la habla de Max, explicando más sobre ella. Su nombre realmente era diferente que ya oí, y a pesar de su inglés ser bueno, obviamente da para percibir que no es nativa. Con tales puntos ligados, yo sabía que ella no era de aquí, era extranjera.

— ¿Eso duele?

Alli me preguntó, mexiendo en mi brazo, donde había una aguja en mi vena, ligada al suero. Y también los curativos envueltos de mi brazo se estaban deshaciendo y Alli acabó percibiendo los cortes en mi brazo también.

— Ni un poco, Alli.

Dije amigablemente al niño, pero continuaba a mexer en los curativos que habían en mí. Hasta que los deshizo, y cuando lo hizo, Thay lo tomó en el colo de nuevo.

— No puede, hijo.

Por el tono de voz, supongo que Thay reprendió su hijo por mexer en mis curativos, pero realmente no me importé.

— Deja, Thay. No tiene problema ninguno. Deje él ver.

Dicho eso, mostré más claramente para Alli los cortes. No sé si es demasiado para un niño ver los machucados de esa forma. Thay lo colocó a mi lado de nuevo y Alli tocó en los cortes, yo ya no sentía dolor si tocaran en ellos.

— ¿Duele? Parece doler...

Alli hizo una expresión de confusión y dolor, como si imaginara el dolor de los cortes en sí mismo. Él los tocaba con delicadeza, receloso si eso podría machucarme o me hacer sentir dolor.

— No duele, no más.

Mi voz vaciló, extrañamente, al decir eso me hizo sentir una voluntad de llorar, pero me contuve como siempre hice

— No es bueno tocar en los machucados de otra persona, Alli.

Thay dijo algo a Alli y, nuevamente, no entendí absolutamente nada. Pienso que, apenas el nombre del niño. Max no parecía tan sorprendido cuanto yo, creo que sabía al menos un poco del idioma que Thay hablaba con el hijo.

— Thay, ¿cuál es el nombre completo de él?

Pregunté a ella con curiosidad, yo solo sabía apenas su primer nombre.

— Alli Rune. Mi nombre creo que tú ya sabes, es Thay Mihian.

La pronunciación de ambos nombres era un tanto diferente al decir en inglés, pero entendí como decir cierto. Pero si dijera en sotaque inglés no haría tanta diferencia, ambos entenderían.

— Cicatrices nos hacen recordar de cosas malas, ¿no es Alisson? ¿Por qué tiene tantas?

Alli me preguntó, admito, fue extraño oírlo decir mi nombre por la primera vez. Esa niño parecía muy inteligente por la edad que tiene, Thay lo enseñó bien.

— Mamá me dijo que solo los ángeles se cortan.

Cuando Alli dijo eso, no contuve la sonrisa. Y entre miré para Max, que sonreía de la misma forma al oír lo que Alli me había dicho.

— ¿Por qué piensa que los ángeles se cortan?

Pregunté a él, entrando en su línea de raciocinio

— Porque ellos no gustan de la vida en la tierra. Y quieren volver al paraíso. ¿A ti no gusta de vivir en la tierra?

Alli trazaba líneas por los cortes en mi brazo, como si estuviera haciendo un dibujo sobre ellos. Y su mirada era inocente demasiado, no entendía bien sobre lo que era se machucar de verdad o hasta mismo sobre la muerte.

— Su hijo es muy esperto, Thay.

— Enseñé él como pude. Él entiende bien de las cosas, pero aún es muy nuevo para saber como todo funciona.

— Bueno, Alli es esperto. Podemos decir eso solo de oírlo hablar con usted en inglés né.

Max dijo, tomando Alli en el colo. El mismo hizo cara de emborrado y demostraba querer quedar a mi lado, y apuntó para los cortes en mi brazo, quería los tocar de nuevo.

— Mamá.

Alli llamó, queriendo salir del colo de Max e ir para los brazos de Thay.

— Está en la hora de ir aunque. Niño no puede quedar en hospital.

Thay extendió los brazos, tomando Alli en los brazos, como un bebé. Max se aproximó de mí y me dio un beso largo, dando eso como nuestra despedida.

— Prometo volver de noche, Ali.

Él susurró en mi oído antes de ir aunque junto de Thay. Cuando finalmente él me dejó solo en el hospital, me sentí más mal aún. Estar a su lado de alguna forma me hace sentir seguro, como si todos los problemas y pensamientos malos desaparecieran totalmente.

El silencio que queda en la habitación, solo me hace recordar de todo, momentos malos y buenos. Mas, principalmente, me hace recordar que no tengo mucho tiempo para vivir, sean meses o años, aún es poco. Pensar que voy a dejar todo y todos, es malo demasiado. Sean tres meses o uno, dos años, nadie merece tener esa expectativa de vida restante. Saber cuando puede dejar ese mundo, haciendo las personas que gustan sufrir por su partida.

Espero salir de esa....