*Sinopsis:*
Osiris, una joven fuerte y determinada, se encuentra en el centro de una lucha de poder cuando cruza caminos con Dominick López, un poderoso y enigmático empresario con un imperio de negocios oscuros. A pesar de su atracción mutua, Osiris se resiste a la influencia de Dominick, temiendo perder su libertad y autonomía.
Sin embargo, Dominick no se rinde fácilmente. Con una determinación implacable, busca conquistar a Osiris y hacerla suya. Pero a medida que se acercan, Osiris descubre secretos oscuros sobre el pasado de Dominick y su imperio, lo que la hace cuestionar si realmente quiere estar con él.
En un juego de poder y seducción, Osiris y Dominick se enfrentan en una lucha que puede cambiar sus vidas para siempre. ¿Podrá Osiris mantener su independencia y libertad, o se dejará llevar por la corriente de la pasión y el poder que Dominick representa?
*Géneros:*
- Novela romántica
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Capitulo 19
Osiris sintió cómo su corazón se aceleraba, como un tambor resonando en su pecho mientras la realidad se desnudaba ante ella.
—¿Y si me niego?—dijo, aunque en su interior sabía que Dominik estaba decidido. La tensión en el aire era palpable, como un hilo tenso a punto de romperse.
—No querrás negarte después de saber esto...—respondió Dominik con firmeza, sus ojos azules destilando una mezcla de determinación y urgencia—. El camión que causó el accidente donde tus padres y tu hermana murieron... El conductor fue enviado por René.
—¡¿Por qué haría eso?! ¿Él me conocía o a alguien de mi familia?
Dominik asintió, el peso de la revelación colgando entre ellos como una sombra inquietante.
—No hiciste nada malo, solo descubrió antes que yo... Él confesó que tú eres Iris—dijo Dominik, su voz casi un susurro en la penumbra de la habitación—. Necesitas recordarlo; solo así podrás ayudarme... necesito tu rabia... y el dolor de Iris.
Osiris se levantó de la cama, su mente girando como un torbellino. Había sospechado sobre su identidad, las palabras de René resonando en su cabeza como ecos de una vida que parecía ajena. Tomó la mano de Dominik, sonriendo con una valentía que no sentía.
—¿Víctor es mi hermano entonces?—preguntó, su voz temblando con la mezcla de esperanza y temor.
Dominik asintió de nuevo, el dolor reflejado en sus ojos.
—El maldito usó a mi hermano para deshacerse de ti... después de intentar matarme—susurró Osiris, el veneno de la traición burbujeando dentro de ella.
—Víctor solo ha sido su marioneta, al igual que nosotros—respondió Dominik, su voz grave como un trueno.
Osiris sintió cómo la rabia se encendía en su interior; la injusticia le ardía en las venas.
—René me confesó que estaba planeando quitarle todo a Víctor... en venganza por tu muerte, pero creo que nunca fue por eso, él teme que Víctor lo descubra—dijo Osiris, su mirada fija en Dominik como si buscara una respuesta.
Con un impulso casi instintivo, Osiris comenzó a caminar hacia la puerta, su determinación floreciendo como un fuego salvaje. No podía quedarse de brazos cruzados, viendo cómo René siempre se salía con la suya.
—No te acerques a René, yo vendré hacia ti—dijo Osiris, marchándose con el corazón dividido entre la melancolía y la ira.
Dominik apretó el puño, sintiendo el peso de su culpa. Sabía que estaba exponiendo a Osiris demasiado, que la estaba utilizando para vengar sus propias heridas.
Al llegar al penthouse, Osiris fingió una profunda agonía, mientras los hombres de René la miraban con lástima. Se arrodilló antes de que René se volviera a verla, su corazón latía desbocado.
—¿No tienes a dónde ir, maldita perra?—preguntó René, su voz cargada de desprecio—. ¿Llegas arrastrándote después de tratarme como basura?
—Tienes razón, suelo enamorarme a base de maltrato—respondió Osiris, su voz temblando de rabia contenida—. No puedo huir; después de todo, tienes mucho poder y tienes mi vida en tu mano.
Su mirada era de acero, y aunque su cuerpo se sentía pequeño, su espíritu ardía con una llama inextinguible.
—Quisiera hacerte mía esta noche... pero no tengo ganas de tocarte... te ves asquerosa—dijo René, levantándose del sofá con desdén.
Osiris se quedó arrodillada, conteniendo la respiración hasta que René salió del penthouse. Entonces, su rostro cambió, y una sonrisa oscura se dibujó en sus labios.
—Tu vida empezará a ser un infierno—murmuró en voz baja mientras se acercaba a su habitación, el eco de su venganza resonaba en cada paso.
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Mientras tanto, Víctor miraba la correspondencia que había recibido, un sobre rojo sin remitente llamando su atención. Con rapidez lo abrió, encontrando cabellos y una nota que le erizó la piel.
“¿Estás seguro de que tu hermana murió?”
La pregunta le golpeó como un puñetazo en el estómago. Había sido blanco de crímenes y estafas la mayor parte de su vida, pero esta vez era diferente. Un escalofrío recorrió su espalda; un presentimiento oscuro lo invadió.
Sin levantar sospechas, se dirigió al laboratorio de pruebas genéticas.
—Necesito que lo comparen con mi ADN—dijo Víctor, su voz temblaba.
El joven del laboratorio asintió, y las horas parecieron eternas mientras la ansiedad lo consumía. Finalmente, el joven regresó con una carpeta amarilla.
Víctor no pudo esperar y se acercó, tomando la carpeta con manos temblorosas. Abrió la carpeta, sus ojos recorriendo las letras y números en busca de respuestas.
Su corazón latía con fuerza cuando se concentró en la parte que más le interesaba, y la revelación lo golpeó con la fuerza de un tsunami.
“Ambos comparten la línea consanguínea paterna”.
El estómago de Víctor dio un vuelco; la emoción y el miedo se entrelazaban en su pecho. Se sentía emocionado, pero también abrumado por la incertidumbre de quién podría estar detrás de las cartas. Necesitaba compartir su descubrimiento, pero la soledad lo envolvía como una sombra.
En ese momento, el mundo a su alrededor se desvaneció, y solo quedó la búsqueda de la verdad que lo había llevado hasta aquí, una verdad que podía casi tocar