Ella es alegre, divertida, atrevida, rebelde, y de un gran corazón, pero a los ojos del mundo está defectuosa. Él es guapo, adinerado, malcriado y caprichoso, es el más popular y codiciado por todas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? Averigüémoslo juntos.
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Capítulo Veinticuatro
Luego de que la enfermera les entregara sus permisos, salieron juntos del lugar. Franco quería estar con Rose, quería seguirla, pero no se animó a recibir otro rechazó. Se dirigió hacia el estacionamiento donde estaba su auto, mientras se acomodaba la vio cruzar en su bicicleta.
La brisa hacía volar hacia atrás su melena multicolor, era como si fuera dejando un rastro de arcoíris mientras avanzaba. Se dio cuenta de que no había una sola cosa que no le encantara de esa chica, para él, ella era perfecta.
Encendió el auto y emprendió su viaje hacia su casa. Cuando llegó a una intersección se detuvo para dejar pasar a unos peatones. Vio una cara conocida entre la gente. Era el chico que lo había ayudado la noche que lo golpearon afuera de la disco.
_ ¿Qué estará haciendo por aquí? - pensó en voz alta. Inmediatamente, se le vino a la mente Rose. Miró con detenimiento y se dio cuenta de que ese camino llevaba hacia la casa de ella. Hizo una maniobra para poder pasarse al otro carril y seguirlo. En eso Rose, pasó rápidamente junto a su coche. Él no pudo seguirla porque el semáforo había puesto en rojo para él.
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El joven miró una vez más el trozo de papel que traía en la mano para luego mirar el señalamiento de la calle. Dio unos cuantos pasos y escuchó que lo llamaron.
_ ¿Jeison? - volteó a ver.
_ ¡Rose Savage! Eres justo la persona que quería ver - se acercó fue raro cuando iban a saludarse - No sé que hacer - dijo él, sincero.
Ambos rieron y ella le enseñó el puño, él lo chocó con el suyo. Se encogió de hombros y luego le dio un abrazo.
_ ¿Qué haces aquí? - Preguntó risueña.
_ Te estaba buscando.
_ No inventes - se rio
_ De verdad. Te vi competir, por cierto ¡Muchas Felicidades!
_ Gracias - inclinó la cabeza de lado.
_ Sí. Lo cierto es que quiero entrenar contigo y tu familia, Rose ¿Crees que tu padre me acepte?
_ Estoy segura de que sí. Pero ¿Por qué no te acercaste en la competencia? Te habría presentado a mi familia y amigos. Me habría dado mucho gusto verte.
_ No sé, te veías muy concentrada y no quise causarte problemas con tu novio. Me pareció que la última vez no le caí en gracia. Aunque hubiera jurado que no lo era.
_ ¿Te refieres a Franco? No lo es - su tono sonó decaído.
_ ¿Cómo que no? Te vi besándolo.
_ Cuando te conocí, no lo era. Después lo fuimos y ahora, ya no lo somos. Es difícil de explicar.
_ Se nota, pero tengo bastante tiempo. Puedes contarme si gustas.
La muchacha rio y comenzó a relatatarle sobre su vida amorosa
Para entonces, Franco los observaba desde su auto estacionado en una esquina. Mientras ellos se alejaban caminando uno al lado del otro. Charlando y riendo muy a gusto.
Sintió que su corazón y sus esperanzas de volver con Rose, poco a poco se desvanecían.
Llegaron a casa de Naomi.
_ Sí que tuviste un romance corto, pero intenso.
_ Sí, eso creo. Disculpa que te conté todo aquello, no sé por qué lo hice. Te sientes muy familiar - sonrió algo avergonzada.
_ No tienes porque disculparte. Gracias por la confianza. Presiento que seremos buenos amigos.
_ Yo también lo creo. ¿Entramos?
El interior de la casa de Rose era muy bonita. No era lujosa, pero estaba tan bien decorada y prolija que se veía muy bien.
_ Es muy bonita tu casa - dijo el joven viendo a su alrededor.
_ ¿Verdad que sí? Yo misma la decoré.
_ Muy bien hecho.
_ ¡Papá! ¡Lían! ¡Tiago! - los llamó en voz alta - Ya llegué y traje un amigo - lo miró y le sonrió.
_ ¿Por qué siempre estás gritando? - reclamó Lían saliendo a su encuentro. Detrás de este, venía su padre. Ni bien vio al chico lo reconoció. Se quedó pasmado.
_ Hola, chicos. Él es mi nuevo amigo, Jeison. Quería conocerlos así que lo traje. ¿Está bien si se queda a comer?
_ Seguro es un amigo. ¿No es otro intento de novio? - dijo Lían mientras le pasaba la mano.
_ No, claro que no. Podría ir preso - dijo riendo, exagerando el hecho de que era un poco mayor.
_ Ves, eso me gusta. Qué conozcas tus límites. ¡Bien! - lo golpeó en el brazo. Lían siempre era agradable con todos mientras no se presentaran como enamorados de su hermanita.
_ Papá estás muy callado ¿No saludaras?
_ Sí, claro que sí. Mucho gusto - le pasó la mano. El joven se dio cuenta de que lo reconoció.
_ ¿Cómo está Señor Bruno?
_ Tú entrenabas con su padre - explicó la joven - ¿Cómo dijiste que se llamaba?
_ Liu Giménez - repuso el señor Bruno - Eres idéntico a tu padre.
_ Gracias, señor.
_ Pasa, por favor. La comida estará lista en un rato.
Los chicos se adelantaron, conversando muy alegremente. El señor Bruno se quedó viéndolos presintiendo el posible caos que se avecinaba.
Gracias por los capítulos autora