Julia siempre ha sido una mujer de carácter fuerte, marcada por un pasado trágico que la dejó sin fe en el amor. Como hija de un CEO millonario, su vida está rodeada de lujos, pero también de heridas: su madre, destrozada por las infidelidades de su padre, terminó quitándose la vida. Ahora, su padre insiste en que Julia se case, organizando citas con hombres que él considera "adecuados". Pero Julia tiene un plan: sabotearlas todas.
Todo cambia una noche, cuando Julia, cansada de las manipulaciones de su padre, llega a una cita y, por error, se sienta en la mesa equivocada. Sin saberlo, su mordaz actitud y su lengua afilada despiertan el interés de un hombre que no es su cita: un peligroso mafioso acostumbrado a obtener lo que quiere. Fascinado por su audacia, él queda obsesionado con conquistarla, sin importar el costo.
Lo que comienza como un juego de poder y seducción pronto se convierte en una atracción incontrolable que arrastra
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planes macabros
Camila se miraba en el espejo de su habitación, ajustándose un vestido que dejaba poco a la imaginación. Sabía que su madre, Patricia, estaba enfocada en destruir a Julia utilizando manipulaciones sutiles, pero ella tenía otros planes en mente.
—No necesito quedarme al margen mientras mamá mueve sus piezas —murmuró Camila para sí misma, aplicándose un labial carmesí—. Si voy a jugar este juego, lo haré a mi manera.
Desde la llegada de Adrián a sus vidas, Camila no había podido sacarlo de su mente. Su porte elegante, su mirada intensa y su aura de peligro la habían cautivado desde el primer momento. Para ella, conquistar a Adrián no era solo un capricho, sino también una manera de aplastar a Julia.
Esa tarde, Camila se reunió con Patricia en el salón principal. Mientras su madre revisaba unos documentos, Camila decidió plantear su propuesta.
—Mamá, tengo una idea para acelerar las cosas con Julia.
Patricia levantó la vista, interesada.
—Te escucho.
Camila sonrió con malicia.
—Sabemos que Julia confía ciegamente en Adrián, ¿verdad? Pero, ¿qué pasaría si logramos que Adrián dude de ella? Si hacemos que él piense que Julia está traicionándolo, su relación se fracturará y ella quedará completamente vulnerable.
Patricia entrecerró los ojos, evaluando las palabras de su hija.
—Es arriesgado, pero podría funcionar. ¿Cómo planeas hacerlo?
—Déjame eso a mí. Solo necesito acceso a su círculo más cercano para sembrar la duda —respondió Camila, su tono lleno de confianza.
Patricia asintió, aunque con cautela.
—Haz lo que creas necesario, pero asegúrate de no llamar demasiado la atención. Adrián no es alguien a quien podamos subestimar.
Camila sonrió, satisfecha con la aprobación de su madre.
—No te preocupes. Sé exactamente lo que estoy haciendo.
Camila decidió que la primera parte de su plan sería acercarse directamente a Adrián. Usando la información que Héctor había recopilado, descubrió que Adrián solía asistir a un exclusivo club privado en el centro de la ciudad. Esa noche, vestida para impresionar, Camila se presentó en el lugar.
Desde el bar, lo vio sentado en un rincón apartado, rodeado de sus hombres de confianza. Su presencia dominaba el espacio, y Camila sintió una mezcla de emoción y nerviosismo mientras se acercaba.
—¿Adrián Montes? —preguntó con una sonrisa encantadora al llegar a su mesa.
Adrián alzó la mirada, sorprendido por la interrupción.
—¿Quién eres?
—Camila Del Valle —respondió ella, extendiendo su mano—. Creo que conoces a mi hermana, Julia.
Adrián frunció ligeramente el ceño, pero aceptó el apretón de manos.
—¿Qué quieres?
Camila se sentó sin esperar invitación, mostrando una confianza que sabía que llamaría su atención.
—Solo quería conocerte. Después de todo, parece que estás teniendo un impacto importante en mi familia.
Adrián la observó con desconfianza, pero también con curiosidad.
—Si estás aquí para hablar de Julia, no voy a discutirlo. Lo que hay entre nosotros no te concierne.
Camila inclinó la cabeza, fingiendo una expresión herida.
—No es eso, Adrián. De hecho, estoy aquí porque quiero ayudarte.
Adrián arqueó una ceja, claramente escéptico.
—¿Ayudarme?
Camila asintió, acercándose un poco más.
—Sé que Julia no siempre es fácil de manejar. Y como su hermana, quiero asegurarme de que todo salga bien entre ustedes.
Adrián no respondió de inmediato, pero sus ojos se entrecerraron ligeramente mientras evaluaba sus palabras.
—Curioso que digas eso. ¿Por qué me darías la impresión de que no te llevas bien con Julia?
Camila sonrió, inclinándose hacia él.
—Entre hermanas siempre hay rivalidad, pero quiero lo mejor para ella… y para ti.
Adrián mantuvo su expresión imperturbable, pero su silencio le indicó a Camila que había plantado la semilla de la duda.
Preparando la caída de Julia
Mientras tanto, Patricia estaba ocupada supervisando la creación de los documentos falsificados que incriminarían a Julia en actividades ilegales. Héctor se aseguraba de que todo fuera impecable, sabiendo que cualquier error podría delatar su plan.
—Cuando Adrián vea esto, será imposible que confíe en Julia nuevamente —le aseguró Héctor a Patricia mientras le entregaba las pruebas—. Incluso si intenta defenderse, la sospecha estará ahí.
Patricia sonrió, satisfecha con el trabajo.
—Perfecto. Ahora solo falta el momento adecuado para entregárselos.
Camila, por su parte, continuaba acercándose a Adrián. Utilizando su encanto y su astucia, logró obtener varias invitaciones para reunirse con él en eventos sociales y cenas privadas. Aunque Adrián mantenía cierta distancia, Camila percibía que estaba comenzando a ganar terreno.
Una noche, mientras compartían una copa de vino en la residencia de Adrián, Camila decidió dar el siguiente paso.
—Adrián, hay algo que debo decirte —comenzó, con un tono serio.
Él la miró con atención, aunque visiblemente cauteloso.
—¿Qué pasa?
Camila hizo una pausa, fingiendo dudar.
—He visto cosas que me preocupan sobre Julia… cosas que podrían afectarte.
Adrián la miró fijamente, su expresión endureciéndose.
—Habla claro, Camila. No tengo tiempo para juegos.
Camila suspiró, bajando la mirada como si estuviera debatiéndose internamente.
—Solo quiero que tengas cuidado. Julia… podría no ser tan leal como piensas.
Adrián se inclinó hacia adelante, su mirada intensa.
—¿Qué estás tratando de decir?
Camila le tendió un sobre que había preparado con anticipación, lleno de las pruebas falsificadas.
—Esto llegó a mis manos por casualidad. No quería creerlo, pero pensé que debías verlo.
Adrián tomó el sobre sin apartar la vista de ella. Su semblante era impenetrable mientras revisaba los documentos.
—Espero que entiendas que solo quiero lo mejor para ti —añadió Camila, su tono casi suplicante.
Adrián no respondió, pero la tensión en la habitación era palpable. Camila sabía que había sembrado una bomba que estaba a punto de explotar, y no podía esperar para ver los resultados.
Mientras tanto, Julia comenzaba a sospechar que algo no estaba bien. Aunque no sabía exactamente qué tramaba su familia, sentía que el peligro estaba cada vez más cerca. Confiaba en Adrián, pero las dudas sembradas por Patricia y Camila comenzaban a hacer mella en su relación.
Julia no podía imaginar que, mientras ella luchaba por mantenerse a flote, su hermana y su madrastra estaban dispuestas a destruir todo lo que amaba.
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o quizá se refiere a eilana o como se llame 🤔