está es la historia de Betty una jovencita luchadora , positiva y humilde; que sin querer atrae la atención de un hombre que es lo opuesto a Betty.
Antoni Santino un hombre con cicatrices del pasado ,desconfiado y cerrado al amor.
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Capítulo 19: Los Orígenes de Samira
Samira siempre supo que la vida no le iba a regalar nada, y desde muy joven comprendió que, para sobrevivir en un mundo tan hostil, tendría que valerse de su belleza. Antes de convertirse en la icónica modelo que el mundo conoció, su vida estuvo marcada por la precariedad y la desesperanza. Nació en un hogar destrozado, donde las risas eran escasas y la supervivencia diaria una constante batalla.
Su madre, una mujer humilde y trabajadora, se deslomaba día y noche como camarera en un pequeño restaurante. Hacía turnos dobles, esforzándose más allá de sus fuerzas para llevar algo de comida a la mesa. Sin embargo, el esfuerzo continuo y la falta de descanso pronto hicieron mella en su salud. Cuando la enfermedad se apoderó de su madre, Samira se vio obligada a asumir responsabilidades que ninguna niña debería tener. Apenas siendo una niña, tuvo que salir a la calle para buscar ayuda, mendigando lo necesario para sobrevivir. Fue en esas calles frías y crueles donde comenzó a gestarse un profundo resentimiento hacia la sociedad, un odio alimentado por el rechazo y la indiferencia que recibía.
Pero si la situación con su madre era difícil, la figura de su padre hacía todo aún peor. Era un hombre sin escrúpulos, un apostador compulsivo y un borracho que gastaba lo poco que tenían en apuestas y noches de desenfreno. A diferencia de su madre, que trabajaba hasta el agotamiento que la llevo hasta la muerte, su padre solo añadía miseria a sus vidas, regresando a casa solo para sembrar más caos y dolor. Este hombre, que debería haber sido su protector, la llevó a entender que el mundo estaba lleno de injusticias y que si quería algo, tendría que tomarlo sin preguntar, sin esfuerzo, y sin mirar atrás.
Fue así como Samira, con su belleza como única arma, empezó a ver el mundo de manera diferente. Sabía que no quería acabar como su madre, trabajando hasta el cansancio sin recibir nada a cambio, ni quería hundirse en la autodestrucción como su padre. Estaba decidida a cambiar su destino, a escapar de la pobreza que había marcado su infancia, aunque para ello tuviera que pisotear a quien se interpusiera en su camino.
En la adolescencia, la vida de Samira tomó un giro aún más oscuro. Atraída por la promesa de una vida mejor, comenzó a involucrarse con un grupo de delincuentes que operaban en el barrio. Pronto, empezó una relación con uno de los miembros de una peligrosa banda de estafadores. Este mundo criminal le ofreció una visión distorsionada de la vida, donde la moralidad era un lujo que nadie podía permitirse. En ese entorno, Samira aprendió a desenvolverse entre delincuentes, estafadores y asesinos, quienes la educaron en el arte de la manipulación, el engaño, y la supervivencia a cualquier costo.
El tiempo que pasó con esta banda fue crucial para su desarrollo. Aprendió a usar a las personas para obtener lo que quería, a manipular a los demás, y a mentir con una frialdad que solo la experiencia y la desesperación podían ofrecer. Mientras su relación con el líder de la banda se fortalecía, Samira se convertía en una pieza indispensable en las operaciones criminales. Participaba activamente en planes y estafas, absorbiendo todas las enseñanzas que la calle y el bajo mundo le ofrecían.
Sin embargo, Samira sabía que ese no era el final que deseaba para ella. Aunque había aprendido a sobrevivir en los círculos más oscuros de la sociedad, su ambición la empujaba a buscar más. Sabía que su belleza podía abrirle puertas hacia un mundo mucho más glamoroso y lujoso. Fue entonces cuando comenzó a relacionarse con personas del medio del modelaje. Su rostro exótico y su figura esbelta la hicieron destacar rápidamente en un entorno que valoraba la superficialidad por encima de todo.
Sin embargo, en su ascenso en el mundo del modelaje, Samira no dejó de lado las lecciones que había aprendido en su vida anterior. No le importaba lo que tenía que hacer para llegar a la cima, y no dudó en acostarse con hombres poderosos si eso significaba avanzar en su carrera. Entendía que, en este nuevo mundo, su cuerpo y su belleza eran las herramientas más poderosas que tenía. Paso a paso, comenzó a escalar en el mundo del modelaje, y su nombre empezó a sonar en los círculos más exclusivos. Los eventos más prestigiosos de la ciudad la tenían como invitada habitual, no solo como modelo, sino como acompañante de grandes magnates y empresarios.
Sin embargo, Samira no se conformaba con ser la amante de hombres poderosos. Su ambición iba mucho más allá. Quería ser "la señora", la esposa que gozara de todos los privilegios y el respeto que ese título conllevaba. No estaba dispuesta a conformarse con las migajas de la riqueza y el poder; quería poseerlos por completo. Su determinación la llevó a planear meticulosamente su ascenso social, sin importar a quién tuviera que manipular o destruir en el proceso.
Fue entonces cuando conoció a Antoni Santino. Desde el momento en que lo vio, supo que él sería su boleto hacia esa vida que siempre había anhelado. Con su encanto, su belleza y su astucia, comenzó a conquistar a Antoni, tejiendo una red de seducción y manipulación que eventualmente lo atraparía por completo. Samira estudió cada uno de los movimientos de Antoni, aprendió sus debilidades, y se aseguró de presentarse ante él como la mujer perfecta, la que podría convertir su vida en un paraíso.
Su plan se ejecutó a la perfección. Antoni, encantado por la presencia de Samira, cayó en su trampa. Rápidamente, Samira se vio como la esposa del hombre más codiciado de la ciudad, disfrutando de una vida de lujo y privilegios. Finalmente, había conseguido lo que siempre había deseado: poder, respeto y una posición que ninguna otra mujer podría igualar.
Sin embargo, la vida que había construido con tanto esfuerzo comenzó a desmoronarse con la llegada de Betty. La joven, con su dulzura e inocencia, capturó el corazón de Antoni de una manera que Samira nunca había logrado. Aunque lo tenía todo, Samira siempre había sido insegura, temiendo que un día todo se desmoronara. La aparición de Betty no solo amenazaba su matrimonio, sino también todo lo que Samira había luchado por conseguir. El resentimiento y la amargura que siempre habían estado presentes en su vida volvieron con más fuerza que nunca. No estaba dispuesta a perder todo lo que había conseguido, y mucho menos por culpa de una mujer a la que consideraba inferior en todos los sentidos.
En el presente, mientras su vida se desmoronaba, Samira solo tenía un objetivo en mente: vengarse de Betty. Sabía que para hacerla sufrir, necesitaba recurrir a viejas alianzas. Fue entonces cuando decidió contactar a Marcel, un antiguo conocido del mundo criminal. Marcel, que había sido parte de la banda de estafadores y secuestradores con la que Samira estuvo involucrada en el pasado, era la persona indicada para ayudarla a cumplir su deseo de venganza.
Con la influencia y el dinero que aún le quedaba, Samira convenció a Marcel de ayudarla en su plan. Sabía que este hombre, con su red de contactos en el bajo mundo, podía localizar a Betty y hacerla sufrir de la manera que ella deseaba. Marcel, que nunca había olvidado las habilidades y la determinación de Samira, aceptó el encargo, y juntos comenzaron a trazar la estrategia para ubicar a Betty, secuestrarla, y hacerla pagar por todo el dolor que Samira sentía.
Así, mientras su vida se desmoronaba, Samira se preparaba para lanzar el ataque más cruel y despiadado de su vida, con la intención de destruir a la mujer que, en su mente, le había arrebatado todo. La amargura y el resentimiento que habían marcado su infancia y su juventud ahora se transformaban en odio puro, un odio que no se detendría ante nada para cumplir su venganza. Samira estaba dispuesta a gastar su último aliento en asegurarse de que Betty sufriera tanto como ella lo había hecho, y con Marcel a su lado, sabía que nada se interpondría en su camino hacia la destrucción total.
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