Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.
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capitulo 17: "EL ÚLTIMO INTENTO”
La boda de Raúl y Margarita era ese mismo fin de semana, Esperanza no entendía por qué la prisa. Toda la semana quiso hablar con su hermano al respecto, se sentía entre la espada y la pared, pero este, al parecer, la evitaba. No le quedó otra opción que aceptar lo que sucedería.
Esa mañana fue a ver a Margarita. Su amiga estaba alistándose en su alcoba, aunque era demasiado temprano aún.
-Lamento llegar a esta hora, estaba alistando todo para el banquete luego de la boda.- comento.
Margarita les dijo a las demás jóvenes que las dejen a solas, incluyendo a su hermana Catalina, quien llevaba una expresión muy sería.
-Estáis hermosa, cariño.- dijo Esperanza a su amiga, quien estaba sentada frente a un espejo, pero Margarita comenzó a llorar -¡Oh, amiga!- exclamó apenada agachándose y abrazándola.
-Tengo mucho miedo.- dijo su amiga entre lágrimas.
-Por favor, cálmate. Rara vez te he visto llorar.- trato de consolarla ella afligida -¿De qué tienes miedo?- continuo, Esperanza secando el rostro de su amiga.
-De todo... Del futuro.- respondió Magui -De la noche de bodas.-
-Ouh.- esbozo Esperanza, no sé esperaba eso, le dio algo de vergüenza -Bueno, es que yo... Me matrimonié enamorada.-
-No sé con quien hablar de esto ¡Está claro que con Catalina no!- insistió Margarita.
— Em... No sé...- Esperanza se veía nerviosa -Escucha, no os preocupéis... Él sabrá que hacer. Los hombres saben esas cosas...-
Margarita miro fijo a la nada, pensativa.
-¿Sabes algo? Cuando era niña imaginaba de de que Raúl se daba cuenta que no amaba realmente a mí hermana y en un futuro se casaba conmigo.- confesó Magui.
Esperanza abrió grandes los ojos sin saber que decir.
-Nunca me hablaste de eso...- dijo al fin.
-No tenía sentido, Raúl ya no está, pero nunca deje de pensar en él... Aunque no recuerdo mucho su rostro.- continuo su amiga.
La futura cuñada estaba anonadada por la confesión. "Si supiese que es Raúl con quién, en realidad se casa", pensó.
Ambas quedaron en silencio un segundo.
-Cuantas bodas hubo en este último tiempo.- comento Esperanza sin darse cuenta de lo que debía y Margarita comenzó a llorar nuevamente -Lo siento, pero veamos el lado bueno: viviremos juntas.- continuo mientras la abrazaba.
-Mi sobrino podrá visitarnos ¿Verdad?- pregunto Magui.
-Claro, él siempre visita "El Prado". respondió Esperanza pensando -Olvide algo, debo marcharme, pero regresaré antes de que partas a la iglesia.- le dijo dándole un beso rápido en la mejilla y saliendo a toda prisa.
En "El Prado", Raúl se alistaba en su habitación junto a un mulato para su boda. Esperanza tocó la puerta.
-¿Puedo pasar, señor Buffont?- pregunto.
-Claro que si, señora Churchill, estoy visible.- dijo él con una sonrisa.
-¿Puedo platicar con usted un segundo?- volvió a preguntar.
Raúl le pidió al joven que se retire, pero ya se imaginaba de que se trataba.
-Sé lo que dirás y no quiero está conversación hoy.- se adelantó en decir él.
-Bueno, ya lo has dicho.- respondió Esperanza divagando.
-Entonces, espero que me desees suerte.- trato de suavizar la situación Raúl..
-¿Hay alguna posibilidad de que Diego sea vuestro hijo?- pregunto Ella directa y Raúl la quedó mirando.
-¿De qué estás hablando Esperanza?- pregunto confundido.
-De eso...- continuo nerviosa -No soy ingenua, Raúl. Se escapaban con Catalina solos, en la playa por horas, Diego nació prematuro, eso explicaría por qué se casó tan pronto luego de vuestro...-
-Aunque lo dices sea verdad, eso no tiene relevancia.- la interrumpió él.
-¿Cómo que no? Si es tu hijo sería el sobrino de tu esposa.-
-Si es mí hijo o no, no importa, no cambia en nada.- respondió su hermano.
-Raúl..-
-¡Esperanza, mira!- exclamó Raúl dándose la cuenta y levantando sus prendas superiores, enseñando marcas de azotes en su espalda.
-¡Raúl, por Dios!- exclamó ella anonadada, tocaba con delicadeza las marcas con sus ojos llenos de lágrimas.-
-Antes de ganarme la confianza del capitán recibía azotes a diario, escupidas, torturas si no limpiaba bien la suciedad de los tripulantes...- confesó Raúl dándose vuelta y viéndola de frente -¿Y me pides que desista?- continuo mientras ella lo miraba angustiada -¿Es todo? Tengo que continuar alistándome para mí boda.-
Esperanza bajo la cabeza ¡Cuánto había sufrido su hermano! Ahora sabía que tratar de que cambie de opinión era en vano. No compartía su proceder, pero tal vez, entendía su sed de venganza.
Salió de la habitación con un sabor amargo de boca, pero debía llegar a casa de Margarita antes de que parta a la iglesia.
La iglesia San Ignacio de Loyola, una construcción jesuítica, levantada en Adobe hacia 1675. En 1686, con la producción de los primeros hornos de ladrillo, comenzaron a levantarse la torre sur y los muros de enfrente.
En la ceremonia, Raúl permaneció todo el tiempo pensativo. Esperanza, por momentos, creyó que su hermano se arrepentirá por la expresión que llevaba.
Margarita se tomó un tiempo, pero al fin dijo "Sí, quiero”. Toda expectativa recaía en Raúl, aunque con notable dudas, también pronunció "Sí...", finalmente.
Un sentimiento de angustia cayó sobre Esperanza, por más que intento evitar este suceso, no tuvo éxito. Por una parte, ella comprendía a su hermano, otra sentía que había traicionado a su amiga. Ahora solo trataría de apoyar a su amiga, ya que no sería fácil para ella.
El banquete fue sencillo, sin fiesta ni baile, solo comida y bebida. Todos sentados en la mesa, reían y hablaban, todos, menos los novios. Raúl trataba de socializar, pero por su parte, Margarita no se esforzaba por ocultar su amargura.
Más tarde, en su alcoba, Margarita estaba recostada en su respaldo, pensativa, mirando fijo a la nada.
-Sencillo, pero lindo evento... Es curioso que el encargado de celebrar las mejores bodas haya festejado tan simple la propia.- comentaba Henry mientras se preparaba para meterse en la cama, pero se dio cuenta de que su esposa no le prestaba atención -¿Qué ocurre?-
-No puedo dejar de pensar en Raúl y Margarita.- respondió -Ella estaba muy asustada.-
-Lo sé, cariño.- dijo Henry metiéndose en la cama -Pero ya sabes cómo es tu hermano cuan... cuando se le mete algo en la cabeza.-
-Entiendo su deseo de venganza, pero no puedo dejar de pensar en Magui, ella siempre estuvo conmigo y siento que la defraude.- comento ella muy triste.
-Ven aquí, cariño.- dijo él abrazándola. Esperanza apoyo la cabeza en su pecho.
Raúl, por su lado, se encontraba en su alcoba junto a su flamante esposa. Margarita era preciosa y sentía un fuerte deseo había ella, pero existía una fuerte tensión entre ellos.
Ella estaba frente de la cama, sin pronunciar palabra. Raúl decidió dar en primer paso, camino hacia ella, corrió un mechón rizado de su cabello semi recogido que caía sobre sus hombros, se dio cuenta de que ella no dejaba de temblar. La miro sin estar seguro de como continuar. Se inclinó para besarla, pero se dio cuenta de que ella al cerrar los ojos con fuerza, cómo con desagrado, dejo caer una lágrima. Tras un suspiro, desistió de la idea.
-Podéis dormir en la cama, yo dormiré en el sofá.- dijo haciendo un paso hacia atrás.
-¿De veras?- pregunto ella dando un gran suspiro de alivio.
-Si, mañana dormiré en otra recámara.- continuo Raúl.
Margarita Sonrio y fue hacia la cama. Él se dio la vuelta para que ella pueda quitarse el vestido, mientas se preguntaba si casarse no habia sido un grave error.