Un Mafioso Posesivo

   *Narrador Omnisciente*

Había pasado una hora cuando por fin Kilian terminó derramando sus espermas dentro de la chica, quien se encontraba en la inconsciencia hace ya más de 15 minutos.

Él se levantó de la cama todo sudado, se puso su ropa y cuando dirigió su vista a Tamara fue cuando se dio cuenta de que la chica se había desmayado porque en ningún momento él se detuvo siquiera a mirarla, todo el tiempo estuvo fundido en su imaginación pensando que era cualquier otra chica menos Tamara.

—Que fastidio, ahora tendré que cargarte— Dijo enojado, el solo hecho de él imaginar que tendrá que cargar a Tamara en sus brazos hace que se llene de repulsión.

Él se acercó a ella para acomodarle el vestido y llevársela, pero al momento de hacerlo se dió cuenta de la mancha de sangre que había esparcida en la cama.

—¿Virgen?, que bien— Sonrió con malicia, ya que tenía pensando mandarle un anónimo sobre lo que le había hecho, pero dado el caso de que Tamara era virgen prefirió dejarle una carta y las pruebas de eso.

Kilian busco por toda la habitación hasta que por fin encontró una hoja y un lápiz donde empezó a escribir, claramente para que no reconocieran su letra escribió de otra manera.

Una vez que hizo eso agarró a Tamara cargándola entre sus brazos y salió del cuarto, al llegar a la planta baja se encontró con Dante quien estaba desesperado por largarse de ahí y tener una noche de placer con Scarlett quien se encontraba agarrada por unos guardias fuera de la mansión.

Por otro lado, Scarlett estaba más que destrozada, desde allí podía escuchar los gritos de súplica de Tamara, imaginándose lo que le pudo haber sucedido.

Cuando Scarlett vio llegar a Kilian junto con Tamara en sus brazos rápidamente intento liberarse para ir con su prima quien estaba inconsciente, pero los guardias no la dejaron.

—¡¡¡¿Que le hiciste a mi prima maldito infeliz?!!!, ¡¡suéltala de una maldita vez!!, ¡¡suéltala!!— Gritó mientras las lágrimas tapaban su campo de visión.

Kilian con todo el enojo del mundo saco su arma y le apunto a la cabeza dispuesto a dispararle, pero antes de que lo hiciera Dante se interpuso, evitando que la matará.

Kilian no hizo nada más y se fue furioso de ahí, llevándose consigo a una inconsciente Tamara, mientras que Dante por su lado se llevó a Scarlett a su mansión mientras ella gritaba y pataleaba.

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  *Narra Tamara*

Empiezo a abrir mis ojos con pesar, pero cuando trato de moverme siento como todo mi cuerpo empieza a dolerme horrores y ahí es donde recuerdo todo lo que sucedió.

Como pude me hice bolita y hundi mi cara en mis piernas, de mis ojos empezaron a salir lágrimas que caigan como cascadas por mis mejillas de tan solo recordar sus manos por mi cuerpo.

Imaginé todos los escenarios diferentes para ese momento... pero no este.. No así!!.

Luego de un rato de estar en la misma posición miré la habitación donde me encontraba, no sabía qué horas eran, pero para mi buena suerte estaba bastante claro y la luz entraba por una enorme ventana que había, creo que ya debe de ser la mañana del domingo.

Me paré del colchón mientras me agarraba mi estómago bajo, me duele todo el cuerpo pero más mi zona íntima.

Caminé hacia la puerta con dificultad pero cuando estaba por llegar vi como se abrió de repente, entrando por ella él mismo hombre con el pasamontañas rojo.

Lo miré con terror mientras me iba alejando cada vez más para atrás.. tengo miedo, no quiero que me vuelva a poner una mano encima.

—Me encanta ver el miedo en tus ojos— Dijo con maldad.

—A-Aléjate de m-mi— Respondí mientras lágrimas empezaban a bajar por mis cachetes sin poder detenerlas, tengo miedo, miedo a que a este enfermo se le ocurra volver a hacerme lo mismo.

—¿Así que tu primer hombre eh?— Preguntó burlón.

—¡¡Que te parece tan gracioso!!, eres un malnacido!!— Lágrimas caían por mis ojos y sin pensar detenidamente en lo que hacía caminé rápidamente hacia él para darle una bofetada, pero antes de poder hacerlo él me detuvo el brazo en el aire y se acercó a mi oído para susurrarme.

—En tu puta vida me vuelvas a alzar la voz —Dijo con rabia en sus palabras para después tirarme a la cama con desprecio, en ese momento pensé lo peor.

—No, por favor no... otra vez no.. — Le dije negando con mi cabeza frenéticamente.

—No te voy a hacer nada, ¿crees que eres apetecible ante mis ojos?, eres tan despreciable como tú padre— Contesto sin algún tipo de emoción alguna en su rostro.

A pesar de lo que dijo sentí como un alivio se expandió por todo mi cuerpo, realmente no quiero que vuelva a ponerme un dedo encima, no otra vez.

—¿Que le hicieron a mi prima?, donde está Scarlett?— Contesté con miedo, realmente espero que no le hagan lo mismo que a mi.

—No me gusta que pregunten tanto, pero te lo diré, hoy estoy de buen humor.... a tu amiga se la llevaron para hacerle quien sabe que— Dijo encogiendose de hombros y con cierta malicia en su tono de voz, indicando que posiblemente le hagan lo mismo que a mí, cosa que me puso furiosa.

—NO PERMITIRÉ QUE LE HAGAN LO MISMO BASTARDOS!!— Le grité fuera de sí mientras me paraba de la cama enojada y con lágrimas en mis ojos, pero él me agarró del pelo fuertemente.

—¡¡Es que acaso no entendiste que a mí no debes alzarme la voz!!— Espeto enojado ejerciendo más fuerza en su agarre.

Yo asentí, no se hasta que punto este hombre pueda llegar, y la verdad no lo quiero descubrir.... ¿Pero quien es?, ¿por qué a mí?.

—¿Quién eres?, porque me tienes aquí?, ¿Por qué yo?— Le dije con lágrimas en mis ojos.

—Ya son muchas preguntas... Alguien te traerá una pastilla para que te la tomes, no quiero un bastardo— Dijo con tono desagradable y soltandome del pelo de manera brusca.

¿¿La pastilla??, claro, esa pastilla.

—Por supuesto que me la tomaré, por nada del mundo quiero tener un bebé de alguien tan despreciable— Le dije con asco y sin filtros, en serio tengo que aprender a pensar antes de hablar.

—Creo que aún no has aprendido a corregirte esa boquita, vamos a ver si encerrada si lo haces— Dijo con maldad mientras se acercaba a mi.

Cuando él dijo eso mi cuerpo se puso rígido, no quiero ni imaginar lo que este pensando hacer.

Trate de buscar algún objeto para lanzarle, sin embargo, no encontré absolutamente nada que lo pudiera herir, pero me di cuenta que la puerta estaba un poco abierta... Es mi momento, es ahora o nunca.

Me abalancé rápidamente hacia él y le proporcioné una patada con todas mis fuerzas en su entrepierna, corrí y abri la puerta de par en par y salí como alma que lleva el diablo sintiendo un pequeño dolor punzante en mi zona íntima, pero no pensé en eso, no es hora para pararse a pensar en el dolor.

Baje por unas enormes escaleras a toda prisa y mientras corría cuesta abajo pude visualizar una puerta que según yo era la salida, así que de inmediato corrí hacia ella, pero cuando estaba por atravesar las puertas que me sacarían de este infierno alguien me jalo por el pelo de manera brutal.

—¿Para donde crees que ibas maldita?— Pregunta un chico mirándome a la cara con odio.

¿Quien es este?, ¿que demonios quieren conmigo?, que mierda quieren joder!!.

—¡¡¡Suéltame maldito, ¿quien demonios eres?, suéltame!!!— Grité con todas mis fuerzas, pero lo único que recibí ante la interrogante que hice fue una bofetada que me hizo caer al suelo.

Levanté mi vista y lo mire con odio y sin esperar a que me tomase de nuevo me paré rápidamente del suelo y busque algún objeto para defenderme, pero no había nada lo suficientemente bueno para eso, así que sin tener de otra rompí un jarrón de cristal que había cerca y con velocidad tomé una parte del jarrón roto como defensa.

Me di cuenta que habían más personas de las que me gustaría, habían tres chicas y dos chicos, contando al del pasamontañas rojo quien me miraba con ganas de querer matarme, no se por qué, pero él me causa más miedo que todos, quizás fue por el hecho de lo que me hizo en casa de mis padres.

—Baja eso o te vas a lastimar— Dijo el del pasamontañas rojo tratando de persuadirme, pero tome el pedazo de cristal con más fuerza, haciéndome daño en el proceso, pero no me importó.

—¡¡Vete a la mierda!!, más daño del que me has hecho hasta ahora no me podrán hacer bastardo —Grité con enojo y con lágrimas en mis ojos— Si alguien se acerca lo mato, juro que lo mato!!! —Agregué histérica.

Las personas a mi alrededor me miraban con odio.. No entiendo que les he hecho si nunca antes en toda mi vida los había visto.

—No quedarás con ganas de hacer otra estupidez como esta— Dijo el del pasamontañas rojo mientras se lo quitaba y... Mierda!!.

E-Es, Kilian Mansfeld??, el CEO Kilian Mansfeld?, Noooo, no puede ser cierto, todo lo que decían las personas era verdad???, noo, esto no puede ser...

Estaba tan distraída en mis pensamientos que no me di cuenta cuando él se acercó a mi y me arrebato el cristal de la mano.

—De esta no te salvas Müller— Dijo irritado para luego agarrarme del pelo llevándome a otro sitio.

Él me llevo hasta una puerta blanca y me entró a jalones mientras yo gritaba y pataleaba, pero al final no pude hacer nada contra esa bestia.

Bajamos por unas escaleras y al llegar abajo él me tiró de manera bruta haciendo que me golpeara con el suelo fuertemente, después me tomó del brazo e hizo que caminara hasta la esquina dónde había un colchón y arriba de el habían unas cadenas... No puede ser, no otra vez... Intenté escapar para evitar que me encadenara, pero no pude hacerlo, su agarre era muy fuerte por lo que terminé siendo arrastrada por él hasta allá.

Por más que me esforzará porque no me pusiera la cadena no tuve éxito, al final terminó encadenando uno de mis pies.

—Espero que encerrada aquí aprendas a no hacer estupideces, yo soy tu amo y me tienes que respetar estúpida —Dijo con enojo, pero yo no le preste mucha atención, los recuerdos de mi infancia llegaron a mi como una película de terror— ¿Entendiste? —Me agarró de manera brusca por el brazo, sacándome de mis desastrosos pensamientos.

—No eres mi amo, solo eres un monstruo que no tiene corazón— Le dije mientras lo miraba a los ojos con rabia y sin poder parar de llorar.

—Tienes razón, si lo soy, y ya deja de llorar, no sabes cuanto me fastidia eso— Dijo con rabia para luego acercarse a mí y quedar a mi altura— Espero que en el tiempo que estés aquí aprendas a respetarme.

¿De que habla?, cuanto tiempo piensa dejarme aquí?, no puede ser.

—¿P-Piensas dejarme aquí?— Pregunté con miedo y queriendo con todo mi corazón que dijera que no.

—Que esto te sirva de lección para que sepas quién es que manda aquí— Dijo serio mientras se paraba y se iba.

Quise detenerlo y suplicarle para que no se vaya, pero no pude, como le puedo pedir al hombre que abuso de mi que no me dejará aquí?, como le puedo decir al hombre que parece que me odia a muerte que tengo nictofobia y que no puedo quedarme en este lugar cuando llegue la noche?, lo único que haría al saber eso es llenarse de felicidad.

Lo vi desaparecer de mi campo de visión y lágrimas escaparon de mis ojos, tengo mucho miedo, tengo miedo a los recuerdos de cuando era niña, no quiero volver a recordar, ya no, quiero dejar todo eso atrás.