La Mafia Italiana se ha expandido por muchos territorios, grandes grupos se han querido poner al nivel de una de las mafias más temidas, donde nuestro Mafiosos, asesinos por naturaleza han ido evolucionado con el paso del tiempo…
La Mafia 'Ndrangheta reaparece con gran fuerza, la conservación de territorios para la distribución de la nueva droga tan esperada, con un aditamento muy especial, que no puede ser detectado, ya que estarían cayendo en la ilegalidad de su consistencia.
Los enemigos desean tanto ser poseedores de la droga “Demon´s Damus” donde se necesita documentación legal pasando como medicamentos para un hospital “Vita Nostra Hope”…
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Capitulo 18
Guido:
Escuchaba a los clientes que habíamos llegado a un acuerdo, Natalie estaba tomando nota frente a Dimitri que no le apartaba la mirada, levantó su mano viendo la hora en el reloj.
Guido: Esto es fácil, el pago anticipado.
Hombre: Ya habíamos quedado 5 días de crédito.
Dimitri: El pago no está en juego. Ya escuchaste a Guido.
Daemon: Con esta nueva mercancía, tu negocio se irá a la alza, claro, si no piensas en querer cambiar de proveedor.
Hombre: ¿Cómo se le ocurre?
Guido: Se nos ocurre por que es la verdad, nos han llegado información confirmada que hay otros proveedores que has esperado nuestra propuesta antes de firmar.
Dimitri: Vaya, se van por lo menos y pagan más. AQUÍ TIENEN MÁS PAGANDO LO JUSTO.
Hombre: De acuerdo… hagamos el pago de una vez. Dense cuenta que ustedes son mis principales proveedores y estoy contento.
Daemon: BLA, BLA, BLA… las palabras se las lleva el viento.
Natalie se acercó entregando el contrato, lo revisé más de 3 veces, no quería que pasara algo por alto o peor tener que esperar por una firma más. asentí con la cabeza se lo entregué al cliente, su hombre estaba por hacer la transferencia. El cliente lo revisó abriendo su lapicero, lo firmó sin dudar.
Hombre: ¿Está muy fuerte el rumor de que la legalidad de la nueva mercancía?
Los tres rodamos los ojos al saber que se estaba haciendo más grande el rumor de lo que se avecinaba, pero aun no era el momento en que se pudiera mencionar nada. Elena no estaba preparada para ello, así que si alguien lo sabía ya era una amenaza.
Hombre 2: Ya está el pago en su cuenta.
Natalie se acercó a mi sentándose en una de mis piernas, me sonrió rosando el dedo sobre mi mejilla, me hice a un lado confirmando el pago.
Guido: confirmado.
La tomé de la mano dejando que se levantara, Dimitri y Daemon sonrieron dando un sorbo a su bebida, la dejó en la mesa, se puso de pie pateando la mesa que golpeó las rodillas de ambos.
Hombre: ¿Qué sucede?
Los tres sacamos nuestras armas apuntando a ellos, levantaron las manos sin entender lo que estaba sucediendo, se acercó Dimitri reposó un pie sobre la mesa negó con la cabeza.
Dimitri: La legalidad de mi mercancía no te compete.
Hombre: Solo fue un comentario.
Daemon: RESPUESTA INCORRECTA…
PUM!!! PUM!!!
Bajé mi arma al mismo tiempo que Daemon, Dimitri bajó la pierna acercándose a ellos, levantó la mirada negando con la cabeza.
Dimitri: ¿Como pueden saber de la legalidad?
Natalie: Elena estuvo mucho tiempo fuera de nuestro perímetro, pudo ser en la propia fiscalía.
Daemon: ESO JAMÁS… Bastian sería el más perjudicado, por allí no van las cosas.
Guido: La rivalidad que tienes con Elena te hace ver cosas que no son.
Las luces se apagaron, cerramos los ojos volviendo abrirlos, Dimitri con sus ojos negros con con las pupilas plateadas con dorado, Daemon con los ojos negros y las pupilas doradas, mis ojos rojos, una manera de poder ver bien.
Daemon: que limpien el lugar.
Voz: BIENVENIDOS A ESTA NOCHE DAMAS Y CABALLEROS, TENEMOS UN NUEMERO ESPERCIAL PARA ESTA NOCHE… CON USTEDES PRESENTACIIÓN DE 3 GRANDES BAILARINAS.
Dimitri: solo es presentación de las bailarinas.
Guido: ¿Hay noche estelar hoy?
Daemon: No, pero…
Las luces se iban cambiando de color al ver a las tres bailarinas que estaban empezando a moverse… reposé una mano en el ventanal.
Daemon: SI, NOCHE ESTELAS CON LAS BAILARINAS.
Di unos pasos con mi vaso de whisky, entreabrí los labios al ver a Elena, Willow y Valentina que eran las que estaban en el centro de la pista.
La música empezó ellas abrieron las piernas, levantaron el trasero lentamente bajando lentamente mostrando completamente hacia los clientes, mis ojos se fueron directamente hacia Elena, sus manos recorrían sus piernas mirando por encima del hombro, se dio la vuelta quedando en el centro de la pista, bajó lentamente abriendo las piernas, su dedo índice lo humedeció con su lenga bajando por su cuello, bajaba cada vez más, negué con la cabeza al sentir que me estaba alterando.
Natalie: Para ser abogada parece que prefiere otra profesión.
Pasé de sus palabras, di un solo sorbo a la bebida arrojando el vaso hacia el rincón, abrí la puerta saliendo del privado. ¿Qué demonios pasaba por su cabeza? Pero me va escuchar, no la podían ver los clientes, menos las personas que pudieran estar entrando al centro, muchos enemigos pudieran descubrir donde se encuentra, tan inconsciente. Rodeaba toda la parte de abajo los hombres de seguridad se asustaron al mirarme, se apartaron de mi camino, reposé mi mano en la pista impulsándome a subir. Willow y Valentina empezaron a reír viendo hacia arriba. Se puso de pie, quedé tras de ella, se inclinó rosando mi cuerpo, ella se asustó al darse cuenta, se dio la media vuelta quedando frente a mi, sonrió, pasé mi mano por sus piernas levantando, la puse en uno de mis hombros.
Elena: Oyeeee, me estoy divirtiendo.
Guido: SI, SI, PERO NO AQUÍ.
Salté viendo que se le cayó algo, ella pateaba demasiado fuerte, se iba removiendo.
Willow: Tengo su móvil.
Elena: Bájame, bájame… que me bajes.
Pasaba de sus golpes en mi espalda, no me interesaba si ella quería exhibirse, pero no aquí, apresuraba a salir en la parte de atrás, le di una fuerte patada haciendo que se abriera la puerta que salí con ella…
POC!!!
La puerta al ir de regreso golpeó su cabeza, reí negando con la cabeza…
Elena: aaaay, mi cabeza.
Guido: Eso debiste pensar antes de estar como loca bailando para hombres.
Llegué al estacionamiento abrí la puerta de atrás de la camioneta dejando caer el cuerpo de Elena en los asientos. Se sentó de inmediato. Empujé la puerta, metió sus manos evitando que cerrara.
Elena: solo me estaba divirtiendo.
Guido: en este lugar no. Hay enemigos, hay personas que te buscan.
Elena: Entonces búscame tú.
Entrecerré mis ojos al no quedarme claras sus palabras, se acercaba lentamente hacia la orilla del asiento, jaló el cuello de mi camisa chocando un poco nuestros cuerpos, sostuve las manos de Elena…
Elena: Diviertete conmigo.
Guido: ¿De que hablas?
Elena: No te hagas al santo.
Se acercó a mi mejilla, cerré los ojos pudiendo sentir su aroma de mujer, sus labios rosaron con mi mejilla, tragué saliva. Solté sus manos, tomándola de los hombros empujando un poco.
Guido: ¿Qué tienes Elena?
Elena: Hagamos esta noche especial.
Entrecerré los ojos, ella nunca me diría nada, pasé mis manos dando pequeñas palmadas, ella sonreí coquetamente, de seguro tenía un micrófono o algo que estaba grabando para luego ir y contarle a Natalie.
Me soltó de la camisa, sus dedos se fueron la orilla de la blusa queriendo levantarla, la sostuve mirando fijamente. Ella se detuvo mirándome, observé perfectamente sus ojos, negué con la cabeza di varios pasos hacia atrás.
Elena: ¿Qué sucede?
Se deslizó lentamente del asiento tocando el piso, pasé mi mano por mi barbilla, no lo iba a negar estaba muy excitado, masajeaba mi miembro que se diera cuenta.
Guido: Eres una terrible tentación, pero no así Elena.
Sus pasos seductores, un pie delante del otro, sonrió negando con la cabeza,
Elena: Ahora te pegó la fidelidad, o es tanto el amor que le profesas a Natalie que demuestras que te importa más de lo que pensaba.
Guido: No digas eso.
Se dio la media vuelta, su trasero rebotaba al dar sus pasos, negué con la cabeza, al ver que tenía problemas para subirse, apresuré al llegar a ella, enredé mis dedos en su cabello jalando hacia abajo deseando que me mirara. Mi miembro se pegó a su trasero, mordió su labio inferior.
Guido: No hagas esto Elena, si lo hago será cuando estés en tus cinco sentidos.
Giró aun quedando con mis dedos en su cabello, sonrió bajando su mano desabrochó el botón de mi pantalón. Dios… Dios… ¿Qué me está pasando?
Metía su mano, se la sostuve evitando que hiciera algo que luego se iba arrepentir.
Elena: Como me lo supuse, amas a Natalie y ese es tu castigo, amar a una y desear a otra. SUELTAME.
La miré fijamente, sus hermosos ojos dilatados eran un fuerte atractivo, subí mi mano deslizando hasta su cuello, apreté su quijada sin dejar de mirarla.
Guido: Lo mismo digo de ti, pretender estar interesada en Gino, pero deseas a otro.
La solté dando pasos hacia atrás, ella se quedó hasta muda en decir la verdad.
Guido: SÚBETE, HAY QUE BAJARTE EL EFECTO, ANTES QUE DAEMON O DIMITRI SE DEN CUENTA QUE CONSUMISTE ALGO.
Se subió sin necesidad de mi ayuda, cerró la puerta, pasé la mano por encima de mi cabello negando con la cabeza, apresuré el paso rodeando la camioneta, abrí mi lado, subiendo, estaba reposada entre los asientos con las piernas cruza, tragué saliva pasando de eso, se veía… se veía, como para disfrutar de ella.
Elena: Creo que tienes igual un problema.
La miré de reojo viendo que señalaba hacia mis pantalones, bajé la mirada viendo que hablaba de mi erección.
Guido: ¿Qué querías? Siento, y más si una mujer como tú se me anda ofreciendo.
Me dio un golpe en mi mano, soltando tremenda carcajada.
Elena: POR FAVOR… CONTIGO SOLO SERÍA UN DIVERTIDO JUEGO. NO DESEARÍA NADA SERIO, TAMPOCO TE SOBREVALORES.
Guido: ¿Quién dijo que te aceptaría solo para jugar? Para ello ya tengo a Natalie y tu a Gino.
Encendí la camioneta, ella se molestó dejando caer la espalda en el respaldo, negó con la cabeza dando una patada en mi asiento, se recostó levantando la piernas, las abría y las cerraba, lo repetía varías veces, mi mano estaba desesperada en querer tranquilizar a mi amigo, no daba más y Elena no estaba ayudando mucho que se diga.
Elena: Tengo calor. Mucho calor.
Levanté la mirada hacia el retrovisor, negué con la cabeza, de seguro le dieron Nostradamus y la puso así. Hay Willow y Valentina, luego dirán que no le hacen caso a sus esposos. Aceleré a lo más que podía, tenía que hacer que se le pasara el efecto, hasta risa me daba verla de esa manera, abanicaba con sus manos su rostro, se movía de un lado y del otro, ni ella misma cedía a los efectos. Solo era cuestión de minutos a que llegara.
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