MI AMAZONA

Natalia volvió a repetir la pregunta. ____ ¿Acepta o no ?, dijo mirando a Santiago fijamente, quien se encontraba perdido en sus bellos ojos, sin entender por qué no lograba controlar la sensación que acababa de despertar esa mujer. Estaba acostumbrado a que era él quien hacía saltar el corazón de las mujeres, pero está vez era diferente.

____ Claro, porque pensar que eres diferente a otros hombres, nunca apostarías con una mujer. Diciendo esto Natalia empezó a alejarse, cuando de repente Santiago dijo:

____ Acepto, acepto tu desafío, se hará la carrera, tu caballo contra mi yegua. Santiago no perdería la oportunidad de tratar con esta belleza. Para Natalia, quitarle esa aura de presumido era todo lo que más deseaba.

___ jum, entonces tengo tu palabra, espero que la respetes, ¡te ganaré! mi caballo tampoco ha conocido la derrota___ comentó Natalia, con tono de competitividad.

____ ¿Dónde está tú caballo? ___ preguntó Santiago.

___ No te preocupes, ese es asunto mío, me encargaré de traerlo. Solo necesito un día de descanso después de su llegada para que se recupere del viaje, y se encuentre en condiciones.

__ ¿De cuánto será la apuesta?____ preguntó Santiago curioso, sin poder imaginar o deducir la magnitud de lo que acababa de empezar.

___ Veo que eres impaciente," hablar de dinero con una dama no es de caballeros"; ¿No es ese el dicho de ustedes los hombres?, por suerte a mí no me importan las etiquetas, pero de igual forma, no será de dinero nuestra apuesta. Lo decidiremos al momento de empezar la carrera. Buenas noches, señor Santiago.

Diciendo esto, Natalia se marchó sin esperar respuesta, dejando a Santiago sorprendido, ¿Qué era lo que acababa de suceder?. Era la pregunta que Santiago se hacía, mientras se quedó mirando como la hermosa figura de Natalia se perdía en el silencio de la entrada de la noche.

____ Que Mujer... Espero ganar de lo contrario, presiento que estaré en problemas ___ dijo Santiago con una sonrisa de medio lado que siempre lo caracterizaba y lo hacía ver tan guapo.

Natalia se encontraba mirando por la ventana de la habitación asignada para ella, cuando fue interrumpida por una presencia que no se podría imaginar. Se giró para enfrentar al señor Jiménez, quien acababa de entrar con cara de pocos amigos.

___ ¿Cuántas veces te dije que no llegaras tarde? ___ replicó Osvaldo, con mucha ira acumulada.

___ ¿Estás molesto porque llegué tarde o porque estoy aquí? Contesta Natalia, con voz firme, pero con tristeza. ___ Se que mi presencia te molesta, papá, y te entiendo. Ni siquiera yo me perdonó.

Osvaldo guardó silencio y evadió la conversación. ____ Espero que no se vuelva a repetir ___ dicho esto, salió de la habitación, dejando a Natalia perdida en recuerdos que le destrozaban el corazón. Para toda la familia, no solo era una situación incómoda, sino también dolorosa. La señora Naila deseaba tener a la hija a la que tuvo que renunciar, por falta de coraje y oposición hacia su esposo. Para los hermanos, Richard y Marcos, era una situación en la que no se atrevían a opinar.

La mañana sorprendía a todos por igual, patrones y empleados, en la Hacienda de los Jiménez. La familia se preparaba para el evento del día (tres) de las ferias, exposición de ganadería lechera. Todos los trabajadores andaban preparando todo para que fuera como todos los años, perfecto.

Natalia aún no se despertaba, se había dormido muy tarde, la ventana se encontraba abierta como siempre le gustaba dejarla, sentir la brisa de la noche era una de las cosas que más le gustaba. Dormía profundamente, sobre sábanas de satén blancas que contrastaban perfectamente con el negro de su cabello.

El bullicio de los alrededores la despertó del profundo sueño. Natalia tomó su celular, para llamar a su querido amigo Rick, quien era su mano derecha en la Hacienda de su tío, era el único hombre a excepción del señor Carlos Jiménez al que le permitía estar cerca de ella.

___ ¿Natalia como te encuentras? ¿Quieres que vaya a recogerte?, por favor, dime lo que sea ___

Se escuchaba al otro lado de la línea.

Natalia sonrió y dijo:

__ Cálmate, estoy bien. Puedo estar bien en cualquier lugar. ¿Cómo está todo allá? ¿MI tío está bien?

Eran muchas preguntas que Natalia tenía.

___ Todo está bien, no te preocupes ___ respondió Rick, para calmar a Natalia.

___ ¿Cómo está Capricho? Necesito que lo traigas ___ Natalia no le confiaría esta misión a nadie más que a su amigo.

___ ¿Qué...? No estás hablando enserió, ¿verdad? ___ comentó Rick, quien no tenía idea de lo que pasaba por la mente de Natalia.

___ Por supuesto que sí. Sabes que no bromeó con eso. Tendrá una carrera aquí en San José de Lunar.

___ Pero Natalia, sabes cuántas horas de viaje en camión será, por no mencionar lo nervioso que es Capricho cuando tiene que subir a un camión, y, por otra parte, las condiciones del terreno donde correrá, no las conocemos ___ dijo Rick preocupado.

___ Soy consciente de todo esto, por eso confío en ti __ para Natalia esta carrera lo era todo, así que iría más allá de los límites.

___ No sé que decirte ___ replicó Rick, muy preocupado.

___ Yo sé, Rick, todo lo que implica este viaje. No te preocupes, tendremos un día para familiarizarnos con el terreno. Además, sé que estamos preparados para esto __ Argumentó Natalia, buscando converser a su amigo.

___ ¿A qué se debe todo esto Natalia? ¿Por qué la decisión de esta carrera? ¿ Qué apuestas? ___ preguntó Rick, muy intrigado.

___ Tú siempre de curioso __ dijo Natalia cortando a su amigo ___ Solo dime si estás dispuesto a hacer esto?.

___ Está bien, pero creo que es una locura. Esta vez no le apostaré a Capricho ___ dijo Rick en tono de burla.

Natalia sonrió y, deseando que todo saliera bien.

___ Cuida bien de Capricho. Te esperó en la entrada del pueblo ___ terminó Natalia.

No era la primera vez que se preparaba para una carrera, pero algo en su corazón se sentía diferente.