Layla es una princesa que está destinada a casarse con alguien desconocido, pero todo eso cambia al conocer a su tutor.
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capitulo 19: Deshacerse de las molestias.
En esta misma noche, Layla se encargaba de que tanto la concubina de su padre como su hija, se fueran esta misma noche. De lo contrario, los guardias junto con la princesa heredera lo sacarán a la fuerza.
Graciela e Isabel no le tocó más de otra que hacerlo. Pues no querían causar un escándalo más y menos hacia su persona.
Layla era quién la escoltaba hasta afuera del palacio, no estaba sola, ya que Darcy siempre la acompañaba. Se preocupaba que madre e hija intentarán algo contra Layla, aunque la princesa no era débil, Darcy prefería cuidar a su esposa e hija que estaba creciendo en el vientre de ella.
— esto no se quedará así.— declaró Graciela, muy molesta.
— yo creo que sí. Solo yo sé cuál es su destino y a donde va... Pero eso solo puede cambiar si me juran aquí mismo que no volverán a pisar el palacio o la tierra donde estará mi padre.
— yo no te juraré nada, no eres nadie para mí. Pero si te prometo que esa satisfacción que sientes ahora será borrará muy pronto. No me quedaré con esta derrota.
— así lo has querido tú. Guardias, por favor, dejen a estas mujeres fuera del palacio. Dentro del carruaje que la llevará lejos de aquí.
— si princesa.
Layla realmente no quería ver mas sus caras, le dió el camino fácil para no hacerlo, pero al declararle que esto no se iba a quedar así, la princesa tomará su siguiente plan para no tener ningún problema a futuro por ellas dos.
— es mejor prevenir que lamentarse...— dijo Layla al lado de Darcy.
— éstoy de acuerdo contigo. Es mejor sacarla del camino, o mejor dicho, del imperio.
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Ya más tarde, a media noche. En un carruaje como pasajeras iban Graciela e Isabel, ambas se iban a casa de un pariente en la capital, pues eso fue lo que le pidieron amargamente al chófer.
— no te preocupes... Saldremos de esta.— expuso Graciela— nos vengaremos de Layla... Y también de Enrique. Él es el único culpable de esta desgracia, dándole el poder a esa ingrata.
— si es posible... A Darcy por igual— el carruaje se sacude bruscamente por un bache provocando que se le cayera la peluca. Ella lo toma de inmediato y se frustra más.— ¡Nos vengaremos de esa gente!
Sin embargo, el carruaje se detuvo de golpe, causando que ambas se cayeran entre sí.
— ¡¿Que ocurrió?!
— ¡Madre!...
En aquel momento, alguien abre la puerta. Era el chofer que anuncia lo siguiente.
— ya llegamos a su destino.
— ¡Idiota! ¡¿Por qué se detuvo tan de golpe?!
— órdenes de la princesa.
— ¿Que?
Graciela sale de golpe del carruaje y lo que le causó más impresión fue ver un puerto de barcos en toda su vista. Isabel sale después de arreglarse la peluca y queda de igual de asombrada que su madre.
— ¿Pero que?
— oh, deben ser ustedes dos. La princesa Layla pidió esto por un favor que le debo a la antigua emperatriz Miriam.— habló el capitán de una tripulación.— llegan a tiempo. Es hora de irse.
— no, no nos iremos a ningún lado.— a punto de regresarse al carruaje ve que el chófer se estaba marchando.— ¡Oiga! ¡Espere!
— no es una pregunta, es una orden. La princesa me ordenó que la sacará del imperio, y eso es lo que haré, así saldré de la deuda que le tenía a su madre.
El capitán chasquea los dedos y a ambas se la llevan hacia el barco que esta a punto de zarpa. Las dos forcejeaba, pero no podían contra los hombres del capitan.
— no se asusten, ya que no le haremos nada malo, solo la llevaré a un lugar, muy, pero muy lejano para que no molesten a sus majestades.
Tal vez, si solo ellas se hubieran ido sin amenazar, Layla la dejaría en paz en este imperio, pero no podía arriesgarse así que lo único que pensó fue llevarla lejos de su hogar cruzando un gran océano. Donde Graciela y su hija tendrían que empezar de nuevo en nuevas tierras.
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Dos día después, Layla se encargaba de su padre, está vez, tiró la toalla y miró con determinación a su hija.
— me iré sin pelear más. Me di cuenta que no sirvo para esto. Era tu madre quien realmente mantenía a flote este imperio. ¿Podrías decirle a tu madre que me perdone?
— deberías decirlo tú, fuiste el responsable de que ella nunca viera luz en todo su matrimonio contigo. Sin embargo, ella te perdonará. Pues ella desea comenzar nuevamente con el hombre que realmente la quiere, te perdonará para no tener ningún tipo de sentimientos contigo.
— ya veo. ¿Y tú?... ¿Me seguirás odiado?
— no. Ya no lo hago. Mi futuro no merece recordar malos tratos, sentimientos y recuerdos. Pienso olvidarlo para renovar nuevos recuerdos con mi futura familia.
— entiendo. Eso... Me deja un poco en calma. A pesar de eso, déjame decirte que lo lamento por todo aunque eso no vaya cambiar nada. Adiós Layla.
— adiós padre.
Era mejor así, que él viviera la vida que le queda en un lugar tranquilo a pesar de las cosas que hizo, al final, es su padre y ella su hija, no podía dejarlo a su suerte, ya que aunque sea muy poco, tiene recuerdos alegres con él antes de que la desgracia se asomara en la vida de Enrique.
— Layla. Yo te ayudaré en todo lo que pueda en el imperio. No es un mayor problema, pero un poco más, y podría afectar en algunos puntos vitales del imperio.
— lo sé, por lo eso quiere actuar antes de que las cosas empeorarán. Junto haremos...