Tras la pérdida de de su persona amada Ethan decide buscarlo en un nuevo universo. Precisamente en ese universo está la persona indicada pero el pasado oscuro lo persigue no quedará libre de los pecados sucedidos en su propio mundo, la destrucción de su propio amor
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A la preparatoria II
Lian frunció el ceño mientras miraba a su hermano mayor. —Pero aún no hemos terminado—.
—No importa—, respondió Max con un tono autoritario antes de dirigirse hacia la salida.
Ethan miró a Lian con preocupación reflejada en sus ojos. —¿Está bien tu hermano?—
—Sí… es solo Max siendo Max—, dijo Lian tratando de restarle importancia mientras sentía cómo su corazón se hundía un poco al ver cómo se alejaban juntos.
Mientras salían del café y caminaban hacia sus casas separadas, Lian no pudo evitar sentir una mezcla de frustración y tristeza por cómo había terminado su primer día juntos como seniors. Sabía que debía hablar con Max sobre esto; no podía seguir interponiéndose entre él y Ethan.
Perspectiva Ethan
Ethan caminó hacia casa sintiendo una mezcla extraña de emociones: alegría por haber pasado tiempo con Lian y frustración por cómo Max había arruinado ese momento perfecto. Se preguntaba si algún día podrían estar juntos sin las interferencias del hermano mayor.
Al llegar a casa, se sentó en su cama mientras reflexionaba sobre el día. Las risas compartidas y las miradas cómplices llenaban su mente; no podía esperar para ver qué les traería el resto del año escolar.
Sin embargo, sabía que tendría que enfrentar a Max eventualmente. No podía permitir que nadie interfiriera entre él y lo que realmente quería: estar cerca de Lian sin miedo ni dudas.
De regreso en casa, Lian sintió una mezcla de alivio y frustración al cerrar la puerta tras él. Había sido un día lleno de emociones intensas; había reído y sentido mariposas en el estómago gracias a Ethan, pero también había sentido cómo las sombras del celoso Max amenazaban con oscurecer esos momentos felices.
Decidido a hablar con Max sobre sus sentimientos antes de que esto se volviera más complicado, subió las escaleras hacia su habitación con determinación.
Sabía que tenía que hacer algo para proteger lo especial que estaba comenzando a florecer entre él y Ethan antes de que fuera demasiado tarde. Y así comenzó su último año escolar: lleno de promesas románticas y desafíos inesperados por delante.
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El segundo día de la preparatoria comenzó con una mezcla de emoción y nerviosismo. Lian se despertó temprano, repasando mentalmente lo que quería decirle a Max. Sabía que tenía que establecer límites; no podía permitir que su hermano interfiriera en su relación con Ethan. Mientras se duchaba, se imaginó cómo sería el día: bromas en clase, risas en el almuerzo y, tal vez, un momento a solas con Ethan.
Al llegar a la escuela, el bullicio era el mismo que el día anterior. Estudiantes charlando, riendo y corriendo por los pasillos. Lian se dirigió a su casillero y, para su sorpresa, encontró a Ethan esperándolo.
—¡Hey, buen día!— exclamó Ethan, su sonrisa brillando con la luz del sol que entraba por la ventana.
—¡Hola! ¿Cómo estuvo tu noche?— preguntó Lian, sintiendo que su corazón se aceleraba al ver a Ethan.
—Bastante bien. Vi una película horrible, pero me reí mucho—, respondió Ethan, riendo. —¿Y tú?—
—Lo mismo de siempre. Solo me preparé para el día—, dijo Lian, tratando de sonar casual mientras pensaba en cómo abordar el tema de Max.
Mientras conversaban, apareció un nuevo personaje: Clara, una chica extrovertida y carismática que había llegado a la escuela el año anterior. Siempre llevaba un sombrero colorido y era conocida por sus locuras.
—¡Hola, chicos! ¿Listos para la clase de química? ¡Hoy haremos experimentos explosivos!— exclamó con entusiasmo.
—¿Explosivos?— preguntó Lian con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Sí, sí. No te preocupes. Si algo explota, solo será un pequeño desastre—, bromeó Clara mientras se reía.
Ethan miró a Lian y ambos intercambiaron miradas cómplices. —¿Listo para un poco de caos?— le preguntó Ethan.
—Siempre—, respondió Lian, sintiendo que el día comenzaba a mejorar.
La clase de química fue todo lo que Clara había prometido: un caos controlado lleno de risas y experimentos que apenas lograban funcionar. Mientras los estudiantes mezclaban líquidos de colores brillantes, Ethan no podía dejar de mirar a Lian. La forma en que se concentraba en el experimento, con el ceño fruncido y los labios apretados, lo hacía parecer aún más adorable.
—¡Mira esto!— gritó Clara mientras vertía un líquido espumoso en un vaso. —¡Es como una erupción volcánica!—
La mezcla burbujeante estalló y llenó el aire con un olor extraño. Todos comenzaron a reírse mientras algunos intentaban esquivar las salpicaduras. Ethan se rió junto a ellos, pero su mirada seguía volviendo a Lian.
Cuando la clase terminó, Clara se acercó a ellos. —Oigan, ¿qué planes tienen para el fin de semana? Estoy organizando una fiesta en mi casa. ¡Va a ser épico!—
—Suena genial—, dijo Ethan sin pensarlo dos veces.
—¿Y tú, Lian?—
—Claro, suena divertido—, respondió Lian, aunque una parte de él estaba más interesada en pasar tiempo a solas con Ethan que en asistir a una fiesta ruidosa.
Mientras caminaban hacia la siguiente clase, Ethan decidió preguntarle a Lian sobre Max. —Oye, ¿todo bien con tu hermano? Ayer pareció un poco… protector—.
Lian suspiró. —Sí, es solo Max siendo Max. Creo que tiene miedo de perderme o algo así. Pero tengo que hablar con él—.
—Si necesitas ayuda, puedo estar ahí—, ofreció Ethan, sintiendo una conexión aún más fuerte entre ellos.
—Gracias, eso significaría mucho—, dijo Lian con una sonrisa sincera.
Después de la clase de química, se dirigieron a la cafetería para el almuerzo. La multitud era abrumadora, pero Lian se sentía seguro al lado de Ethan. Se sentaron en una mesa junto a Clara y otros amigos.
—Así que, ¿qué piensan hacer después de la fiesta?— preguntó Clara mientras rellenaba su plato con pasta.
—No sé… tal vez ver una película—, sugirió Ethan.
—¡Eso suena genial! Pueden venir a mi casa después de la fiesta—, dijo Clara emocionada.
Lian sonrió al escuchar eso; la idea de pasar más tiempo con Ethan lo entusiasmaba. Pero justo cuando estaba disfrutando del momento, Max apareció nuevamente.
—¿Qué están planeando?— preguntó Max con tono inquisitivo mientras se sentaba junto a ellos.
—Solo hablando sobre la fiesta de Clara—, respondió Lian tratando de mantener un tono ligero.
Max frunció el ceño. —No creo que deberías ir a esa fiesta. No sé si es seguro—.
Lian sintió cómo la frustración comenzaba a burbujear dentro de él. —Max, tengo diecisiete años. Puedo tomar mis propias decisiones—.
Ethan miró a Lian con preocupación y trató de intervenir: —Es solo una fiesta entre amigos, Max—.
—Sí, y yo soy uno de esos amigos—, agregó Clara con una sonrisa desafiante. —No te preocupes por mí; soy responsable—.
Max parecía indeciso, pero finalmente se encogió de hombros. —Está bien… solo cuídense—.
Una vez que Max se alejó, Clara estalló en risas. —Ese tipo necesita relajarse. ¡Es como si estuviera tu padre o algo así!—
Ethan y Lian rieron juntos, sintiéndose aliviados por la tensión que había creado Max.
Después del almuerzo, la siguiente clase fue educación física. Ethan siempre había disfrutado de esa materia; era una oportunidad para desahogarse y divertirse. Pero hoy había algo más en juego: jugar al baloncesto significaba que tendría la oportunidad de mostrarle a Lian sus habilidades (o la falta de ellas).
Mientras corrían por la cancha, Ethan se dio cuenta de que no podía dejar de mirar a Lian. Cada vez que encestaba una canasta o hacía un pase perfecto, su corazón latía con más fuerza. Sin embargo, también sabía que había otros chicos en el equipo que estaban prestando atención a Lian.
—¡Vamos, Lian! ¡Puedes hacerlo!— gritó uno de los chicos del equipo mientras pasaba el balón hacia él.
Lian recibió el balón y dribló hacia la canasta. Con un movimiento ágil, lanzó el balón y encestó. Los aplausos resonaron en la cancha mientras todos vitoreaban.
Ethan sintió una oleada de orgullo al ver a Lian brillar. —¡Eso es! ¡Eres un natural!— le gritó desde el borde de la cancha.
Lian sonrió ampLianente mientras corría hacia Ethan después del juego. —Gracias por animarme—.
—No hay problema—, respondió Ethan mientras le daba una palmadita en la espalda. —Eres increíble—.
Después del juego, se sentaron juntos en los bancos para descansar y tomar agua. La adrenalina seguía fluyendo por sus venas cuando Clara apareció nuevamente.
—¿Listos para la fiesta? ¡Voy a llevar algo increíble para compartir!— exclamó Clara con entusiasmo.
—¿Qué vas a llevar?— preguntó Lian curioso.
—¡Un ponche especial! Pero no les diré qué lleva hasta que lleguen—, respondió Clara mientras guiñaba un ojo.
Ethan sonrió al ver cómo Clara mantenía el aire festivo incluso después del agotador ejercicio físico. —Suena misterioso… tal vez deberíamos asegurarnos de no perderlo—.
El día avanzó rápidamente y pronto llegó el final de clases. Mientras todos se apresuraban hacia las salidas, Lian sintió una mezcla de emoción y ansiedad por lo que vendría después de la escuela: la fiesta en casa de Clara.
—¿Listo para ir a casa y prepararte?— le preguntó Ethan mientras caminaban juntos hacia la salida.
—Sí… creo que estoy listo—, respondió Lian nervioso pero emocionado al mismo tiempo.
Antes de separarse para irse a casa, Ethan lo miró fijamente durante un momento. —Oye… ¿puedo escribirte algo? Me gustaría decirte algunas cosas—.
—Claro—, dijo Lian intrigado.