En "En las profundidades de este mar oscuro," la protagonista, una exitosa pianista y escritora, se despierta desorientada en una cama con un hombre mirándola con desprecio. Al intentar recordar cómo llegó allí, se desvela una cadena de eventos espantosos: huía de su prometido, Ian, quien planeaba asesinarla. Tras descubrir una conspiración entre Ian y su amante para sacrificarla, es apuñalada y apenas logra escapar del edificio donde sucedió el ataque. Durante su huida, llama a su madre para alertarla sobre la traición de Ian y pedirle que investigue. Finalmente, gravemente herida, es rescatada por paramédicos y se enfrenta a una enigmática figura de otro mundo, aceptando una nueva vida para proteger a sus seres queridos.
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Decisiones y Revelaciones
Aquí estoy, tomando una decisión propia. Antes de llegar a este punto, tuve que pasar por sueños terribles. Es tiempo de desviarnos de la trama original. No quiero problemas con esta familia, y no quiero hacerme enemigo de la persona equivocada cuando apenas están floreciendo mis negocios. Decidí hablarlo con calma. Mientras terminábamos de desayunar, hice un sonido para que Lady Ross me prestara atención.
—Lady Ross, no soy el tipo de persona que se va con rodeos, así que iré directo al punto —dije, dando indicaciones a Jack para que acercara lo que había preparado—. Seré honesto: pensé en dejar esta familia para no volver. Sin embargo, por toda la ayuda que me ha brindado desde que llegué, pienso que lo justo es devolverle ese favor —dije, mientras leía los documentos en la carpeta.
Esperaba que leyera con cuidado el documento y lo analizara. Este documento era para que accediera a adoptarme, teniéndome como posible heredero, con la única condición de que podría hacer lo que quisiera. Sin embargo, solo leyó lo más importante y firmó sin dudarlo.
—Me parece bien —dijo, entregándome los documentos—. Haré los trámites necesarios para que esta noche tengamos una reunión con los de la empresa —añadió, mandando a una sirvienta a servir el postre.
Después de comer el postre, me excusé con tener pendientes y supuse que iría a la oficina. Sin embargo, me di cuenta de que sería más conveniente trabajar en casa porque ya se había hecho tarde. Después de trabajar un par de horas, le avisé a Jack que preparara el auto para visitar a Lara, decidiendo pasar el resto de la tarde con ella.
Al llegar, Roger me recibió felizmente en la entrada y me dejó pasar. En la sala, Lara estaba sentada junto a la ventana, muy concentrada en una revista. Al anunciar mi presencia, dejó la revista a un lado y me mostró felizmente lo que estaba viendo.
—Mira —dijo, mostrándome un artículo sobre mí.
—Ja, ja, ja, ¿es en serio? —dije, leyendo una parte que decía que tenía varias mujeres a mi lado, pero seguía diciendo que estaba soltero—. Qué divertido, ja, ja, ja. Por lo menos no mencionan que me comprometí con esa persona.
—A ese no lo conocen ni en su casa —dijo, dejando la revista en una mesa con otras que hablaban sobre mí—. Si fuera sociable, traería una conmigo y presumiría de ti.
No tengo idea de qué tipo de expresión hice, pero ella me replicó diciendo que no me burlara de ella.
—Está bien —dije, tratando de no reírme—. Cambiando de tema, vine a decirte que vamos a irnos de viaje por unos meses —dije, extendiéndole mi plan de viaje con unos boletos—. Escoge el destino que más te guste.
—¿Y esto? —dijo, alzando una ceja—. ¿Y tu "familia"?
—No te preocupes por eso. Ya estoy acabando mis asuntos en este lugar. ¿Qué opinas? —dije, dando una señal a Jack para que trajera la caja que había preparado—. Antes de eso, necesito que me acompañes a una última reunión antes de realizar nuestro viaje.
Ella aceptó sin dudar, y el resto de la tarde siguió tranquila hasta que cerca de la hora de la reunión llegó el cocinero a traernos unas galletas. No hubo ninguna reacción especial de mi parte ni de Lara. Se presentó como Hansen, parecía una buena persona, aunque le vieron la cara a mi mejor amiga. No podía actuar sin saber el asunto correctamente, y tampoco le daba mucha importancia ya que nos iríamos por un tiempo.
—No es necesario que pongas ese tipo de expresión —dijo Lara, tomando una copa de vino—. Es un niño adorable —añadió con una sonrisa—. Además, al enterarse de que ese idiota nos estaba mintiendo a ambos, lo abandonó como lo que es.
Dejó su copa y tomó su bolso.
—¿Ya es la hora, no?
Asentí y procedimos a salir. Al subir al auto, recordé que debía ser caballeroso y le abrí la puerta, acto que le sorprendió un poco. Durante el camino hizo comentarios burlones sobre eso.
Al llegar al lugar de la reunión, entré con Lara agarrada de mi brazo. No solo había empleados, sino también inversionistas presentes. Acordamos hacer presente el propósito de ella. Lady Ross me presentó como su hijo adoptivo, sin quitarme el apellido de mis padres, me presentó como Ansel Winston.
—Mi querido Ansel estará ausente por un tiempo, por lo que espero ansiosamente su regreso —dijo, sorprendiéndome porque no había mencionado mi viaje.
Personalmente saludé a cada persona. Como siempre, algunos me veían como un usurpador.
—Joven amo, ¿esta hermosa señorita es su novia? —preguntó uno de los empleados, viendo a Lara con ojos codiciosos.
—Esta bella dama es mi dulce hermana —dije, dándoles una mirada amenazante.
Después de eso, me disculpé diciendo que mi hermana estaba muy cansada, así que nos retiramos. Después de dejar a Lara en su casa, regresé a la residencia. Mientras tomaba un vaso de leche en mi habitación, sonreí inconscientemente. Por fin le había hecho justicia a mi Ansel y pronto conocería otros lugares.
Al día siguiente, comenzó nuestra aventura. Lara y yo viajamos a diferentes destinos, disfrutando de la libertad y las nuevas experiencias. Cada lugar que visitamos tenía su propio encanto y desafío. Nos encontramos con personas interesantes y aprendimos mucho sobre nosotros mismos y el mundo.
Uno de los destinos que elegimos fue una pequeña villa en la costa italiana. Las vistas eran impresionantes, el mar azul y los acantilados escarpados. Nos alojamos en una villa encantadora con vistas al mar, disfrutando de la tranquilidad y la belleza del lugar. Lara estaba feliz, y eso me daba una paz indescriptible.
Una mañana, mientras desayunábamos en la terraza, Lara me miró con una sonrisa traviesa.
—¿Sabes qué? Creo que nunca he sido tan feliz como lo soy ahora —dijo, mirando al horizonte.
—Me alegra escucharlo. Yo también me siento increíblemente bien —respondí, tomando un sorbo de mi café.
—Ansel, quiero que sepas que no importa lo que pase, siempre estaré a tu lado —dijo, tomando mi mano.
—Y yo siempre estaré a tu lado, Lara —respondí, apretando su mano con fuerza.
Nuestros días en Italia pasaron rápidamente. Cada día era una nueva aventura, explorando lugares históricos, disfrutando de la gastronomía local y simplemente viviendo el momento. Pero, como todo, nuestro tiempo allí también llegó a su fin. Era hora de seguir adelante y enfrentar los desafíos que nos esperaban en casa.
Al regresar, me sentía renovado y listo para enfrentar cualquier cosa. Tenía un nuevo propósito y la determinación de proteger a quienes amaba. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a luchar por lo que creía.
El primer día de regreso, fui a mi oficina y comencé a trabajar en los nuevos proyectos que había planeado durante el viaje. Lara se encargó de sus asuntos, y ambos estábamos ocupados, pero felices.
Una tarde, recibí una llamada de Lady Ross. Quería reunirse conmigo para discutir algunos asuntos importantes. Acordamos vernos en su casa.
Cuando llegué, me recibió con su habitual sonrisa cálida.
—Ansel, me alegra verte. ¿Cómo fue tu viaje? —preguntó, sirviendo té.
—Fue increíble, gracias. Aprendimos mucho y nos relajamos bastante —respondí, tomando asiento.
—Me alegra escuchar eso. Quería hablar contigo sobre algunos cambios en la empresa y nuestra estrategia futura —dijo, sacando unos documentos.
Discutimos los planes y estrategias, y me sentí optimista sobre el futuro. Tenía confianza en que juntos, podríamos lograr grandes cosas.
Esa noche, mientras reflexionaba sobre todo lo que había sucedido, me di cuenta de cuánto había cambiado. Ya no era el mismo. Había crecido, aprendido y estaba listo para enfrentar cualquier desafío que la vida me presentara.