Zach y Dylan llevan una relación bonita y perfecta. En años de Relación, nunca se les ha visto discutiendo y mucho menos separados.
Pero cuando Zach queda embarazado, muchas cosas comienzan a pasar y cambiar todo.
El amor que se tienen, podrá ser fuerte, tanto que lograrán superar todos los obstáculos que la vida les tiene preparados.
NovelToon tiene autorización de D J Becker para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
21
Lo único que puede hacer ante semejantes palabras fue suspirar. En ocasiones la madurez y facilidad que tenía Kai para ver el lado positivo de las cosas me sorprendía, deseaba poder tener su filosofía.
— Son una pareja hermosa, Zach. — prosiguió— No arruinen esa maravilla de relación por fricciones de este tipo. Además, muy en el fondo tú molestia radica en que es la primera vez que Dylan te niega algo, o bien que te impone ¿cierto?
— ... — seguí sin responder.
— Sólo piénsalo ¿vale? — sonrió— Ahora levántate, secate esas lágrimas y vamónos.
— ¿A dónde? — cuestioné confundido.
— De compras, recuerda que para eso quedamos hoy.
— ¿No vas a esperar que tu bebé despierte?
— Podemos llevarlo en su carreola.
— Pero... — la verdad aún no me sentía bien como para salir.
— Si se despierta no hay problema — aseguró— Es igual a su padre, le encanta estar fuera de casa.
Asentí, no me quedaba de otra más que ir. No podía arruinar las compras para el cumpleaños de mi ahijado, prometí ayudar y eso iba hacer aunque el dolor de cabeza estuviera matándome. Además servía de distracción, caminar un poco no me haría mal ¿Verdad?
[...]
Al final, ir de compras no fue una decisión asertiva.
— ¡Oh, mira! — exclamó Kai emocionado— ¡Estos globos están preciosos!
— S— sí — intenté sonreír, rogando al cielo que se decidiera por un modelo en especifico de una vez por todas. Quería ir a casa.
Eran prácticamente las cuatro de la tarde, habíamos pasado toda la mañana recorriendo tienda tras tienda buscando todo lo necesario para el sábado, cada artículo requería un establecimiento distinto. Hemos visitado prácticamente ocho tiendas alrededor de Seúl por capricho de Kai, quien está más que exitado con el primer aniversario de su pequeño primogénito. Y lo entiendo, tal vez comparta ese mismo sentimiento cuando me toque experimentar la misma fortuna con mi bebé en un futuro. Realmente no tenía problema en ir de un lado a otro de compras porque era algo que solía gustarme, pero especialmente hoy no me sentía bien para hacerlo, mejor dicho apto.
Últimamente solía cansarme demasiado rápido, lo cuál representaba una molestia enorme ya que era una sensación de fatiga la que debía soportar cada que me esforzaba de más, aunque pensé era normal; bastaba descansar un poco para disiparla. Pero hoy justo en estos momentos la fatiga pasa a segundo plano para ser reemplazada por algo parecido al sofoco. Era como si en vez de caminar un par de horas hubiese corrido un maratón entero, la sensación era idéntica: me sentía acalorado, agitado, exhausto. Puedo jurar que de un momento a otro empezaré a sudar como obeso. ¿Es esto a lo que se refieren con 'bochorno'? Espero que no, porque es espantoso, claro sin mencionar que tengo un asco tremendo luego de ver y degustar (obligatoriamente) un montón de tartas para fiesta.
— ¿Tú qué opinas Zach? — preguntó Kai de repente.
— ¿Sobre qué? — me sorprendió que mi voz sonará entrecortada, casi jadeante.
— Sobre... — me miró— ¿Estás bien?
— ¿Eh? — me sostuve con fue en el carrito de compras.
— Hey ¿Qué tienes? — se acercó hasta quedar enfrente, parecía preocupado.
— ¿P— por qué? — dios, no quería arruinar las compras.
— Estás colorado y... pareces cansado.
— Yo...
— ¿Zach estás bien? — insistió— ¿Quieres volver a casa?
— Perdón, creo que no me siento bien. Perdón. — cerré mis ojos con fuerza, sintiendo impotencia.
Kai tocó mi frente.
— De nuevo tienes fiebre — su voz denotaba preocupación— Te llevaré a casa para que Dylan te lleve al médico, tal vez el estrés y el disgusto de esta mañana te han hecho daño.
Asentí.
— Iré a pagar esto — señaló la mercancía— Tú cuida a SeoHan un momento ¿si?
— Lo siento Kai — respondí mortificado— De verdad perdóname por arruinar esto.
— No Zach — revolvió mí cabello con cariño — Perdóname tú a mí por no haberme dado cuenta de tu malestar. Descuida, en un momento nos vamos a casa resiste un poco más mientras pago ¿OK?
— Ok — asentí.
Kai me dedicó una última sonrisa antes de perderse entre los pasillos para dirigirse a la caja registradora. Suspiré decepcionado, aliviado en parte de poder irme a casa y descansar, mis pies apenas podían sostenerme en pie, era como si estuvieran hechos de algodón. Tuve que sostenerme con fuerza de la carreola para darme apoyo, de nuevo la sensación de vértigo me atacaba. Dios, incluso respirar se me estaba haciendo difícil. Traté de distraerme con el bebé que tenía en frente, jugueteando con sus pequeñas y regordetas manitas, estrujando esas mejillas rosadas. SeoHan me sonrió.
— Tío Zach se siente mal — le hablé, el niño pestañeó mirándome confundido.
La única respuesta que obtuve fue un lindo y adorable balbuceo de su parte, acompañado de una coqueta y hermosa sonrisa. Devolví el gesto acariciando su bonito cabello rizado.
— ¿Zach? — escuché una voz conocida a mis espaldas. Me giré para ver de quién se trataba pero sin dejar de aferrarme a la carreola.
— Oh — me sorprendió reconocer la figura que tenía en frente— Mark, hola ¡Que gusto!
— Si, cuanto tiempo — sonrió— Es grato encontrarte aunque sea por coincidencia. Asumo qué estás de compras.
— Algo así — suspiré.
— ¡Ommo! — su vista se fijó en el bebé que tenía a mi cuidado— ¿Es el hijo de Kris?
— Si.
— Aigoo — sus ojos brillaron de emoción— ¡Está enorme! — sin miedo alguno se acercó hasta su sitio y lo tomó en brazos— Ya casi cumple un año ¿Verdad?
— Si, este sábado. — respondí mientras Mark se dedicaba a llenar de besos y mimos al niño que se dejaba querer encantado de la vida.
— Además de enorme, está precioso. Pero dime — me miró— ¿Cómo te va? ¿Qué tal va tu relación con Dylan?
— Bien, me va bien — sonreí intentando quitarme la sensación de sofoco— Dylan y yo estamos bien también, aunque de vez en cuando discutimos, nada serio.
— En una relación las discusiones son necesarias, así la unión se fortalece.
— Supongo tienes razón — suspiré.
— Oh, es cierto — me dedicó una enorme sonrisa— Este año te graduas, ¡muchas felicidades! Ya casi te despides de la universidad.
— Si, casi — murmuré triste— Aunque me temo tendré que darme la baja temporal. No es seguro aún pero dadas las circunstancias estoy prácticamente obligado a hacerlo.
— ¿Baja? — Mark me miró preocupado— ¿Por qué? Estás a nada de acabar el semestre.
— Si pero creo que mi bebé no está acoplándose a ese arduo ritmo de trabajo, no quiero perjudicarlo.
— ¿Tú bebé? — musitó confundido.
— Oh — entonces lo recordé: Mark no sabía de mi embarazo, hace tiempo que no nos veíamos— Si, mi bebé. — sonreí acariciando mi diminuto vientre.
— Oh, no me digas que estás... — abrió su boca con sorpresa mirando fijo mi vientre.
— Si. — respondí con orgullo— Estoy embarazado.
— Oh, mi dios ¡¿Enserio?! — mi amigo dio un gritillo agudo a causa de la emoción— Wow ¡Muchísimas felicidades, Zach! ¡Qué emoción!
— Gracias.
— Dylan debe estar loco con la idea del bebé.
— Ni te imaginas, igual que yo — admití.
— No es para menos, pero dime ¿Cuántos meses tienes?
— Estoy por cumplir 4.
— Eso significa que la última vez que nos vimos ya estabas esperando bebé — inquirió.
— Si, pero no lo sabía. Entonces tenía como tres semanas y aún no empezaba con los síntomas.
— Que lindo ¿Y ya saben si es niño o niña?
— No, aun no. Kris dijo que al cumplir 18 semanas podríamos averiguarlo, siempre y cuando el bebé esté en posición. Recién cumplí 15 semanas, por lo que todavía falta.
— Hum... — la expresión de Mark recayó, inicialmente me desconcerté pero reanalizando mis palabras supe por qué.
— Perdón, no creí que mencionar a Kris te incomodara.
— ¡No! — se apresuró a corregir — Él y yo ya no son nada así que...
Un fuerte sonido de cosas callendo nos hizo pausar la conversación y voltear a nuestras espaldas.
— ¡¿Qué demonios haces tú con mi hijo?! — Kai venía hacia nosotros hecho una fiera, su mirada encendida al encontrarse con la de Mark.
— K— Kai — traté de calmarlo. Mark estaba igual de desconcertado.
— ¡Suelta a mi hijo! — exigió apenas estuvo con nosotros, prácticamente arrebatandole el niño de los brazos. SeoHan se asustó ante el grito y comenzó a llorar.
— P— perdón — susurró Mark— No creí que...
— Tú no tienes vergüenza ¿Verdad? — atajó— Luego de acostarte con mi marido ¿Cómo te atreves siquiera a tocar a mi hijo?
— Yo no...
Kai silenció las palabras de Mark con una fuerte bofetada que resonó por todo el pasillo. Mi corazón empezó a latir frenético, la impresión fue demasiada, que la gente alrededor mirara solo generaba más presión en mi, todo empezó a dar vueltas, esta vez sentí como si el suelo quisiera tragarme.
— Chicos... — les llamé asustado al ver que mis pies empezaban a no querer sostener mi peso.
— Eres un cualquiera — atajó Kai, ignoró mi llamado por mantener su atención fija en agredir a Mark. El aludido no respondió. Kai siguió insultandolo.
— Chicos, por favor... — volví a llamarles pero el bullicio mezclado con el llanto del bebé hicieron que mi jadeo fuera inaudible.
Todo se volvió lejano, el sonido, la gente, todo. Sabía que estaban discutiendo porque en medio de lo aturdido de mi mente escuchaba zumbido a mi alrededor, no importó cuantas veces les pedí ayuda ni la fuerza con la que me aferré al mango de la carreola, mis piernas simplemente no soportarón más mi peso, terminé cayendo sintiéndo un agudo dolor en mi vientre cuando toqué suelo. El sonido de mi nombre siendo pronunciado con angustia fue lo último que distinguí antes de que todo se tornara negro.
[Dylan]
No recuerdo con claridad la última vez que sentí tanto miedo en mi vida, es más ni siquiera sé si experimenté algo semejante en el pasado. Tal vez porque ningún suceso puso en riesgo algo importante para mi, hasta ahora. Cuando recibí la llamada de Kai informando que Zach estaba en el hospital sentí mi sangre helarse. El miedo, la angustia afloraron violentos sacudiendo cada fibra nerviosa de mi ser, una sensación parecida al pánico entremezclada con adrenalina recorrió mi sangre. Todo fue demasiado rápido, ni siquiera tengo noción de cómo llegué al hospital sin matar a nadie en el camino, o bien estrellarme contra algún poste después de infligir toda señal de tránsito existente.
Muchas gracias autor@, tu historia está genial 🫂