Soy dueño de una gran cadena de venta de carne, mi ganado es seleccionado y criado a pasto, soy innovador en mi ramo, conocido como el CEO de la carne verde. Construí mi imperio desde cero y ahora tengo que contratar pequeños ganaderos para que mi negocio prospere. En una de las propiedades encontré a una mujer que no puedo sacar de mis pensamientos. Voy a conquistar a mi diosa del fuego, cueste lo que cueste...
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Capítulo 15
Cuando la miro y está con los ojos cerrados debajo de la ducha, lavándose, casi pierdo la respiración. Parece de esos programas de chicas mojadas. Sale de debajo del agua y me mira sonriendo, me vuelvo loco de deseo.
Me dice:
_ Vamos, Alê, ánimo, el agua está deliciosa.
Me quité la gorra y la camiseta y entré al agua; realmente estaba genial. Cuando me di la vuelta para hablarle, me estaba devorando con la mirada, decidí no decir nada.
“Bia”
Hasta cierto punto, no es tan mal trabajador, pero cuando mis empleados se enteren de que me ayudó con las cerdas, habrá comentarios, porque no dejo que ninguno de ellos me ayude.
Cuando llega la hora del baño, veo al capataz y a Lino viniendo en nuestra dirección. Intenté cortar a Lino para que no hablara de más, pero no funcionó. Entré a lavarme y, en un impulso, le dije que entrara. Cuando se quitó la camisa y entró al agua, estuve entre el cielo y el infierno, estaba mojada y con un calor que casi regreso a la ducha, solo que él estaba allí y sin camisa. Entré en casa, cambié mi overol, y cuando llegué a la mesa ya estaban todos allí. Y, por increíble que parezca, Alê se había hecho amigo de todos y conversaba como si esa fuera su vida.
Estaba sentado al lado del capataz, quien al verme, abrió un espacio entre los dos para que me sentara en el medio.
Me senté y sentí el olor de su perfume mezclado con el jabón de limón que hace María.
Empezamos a comer y cuando terminó la comida, el capataz me dijo:
_ Bia, mañana empieza la inseminación, ¿continuamos con el cronograma normal?
_ Sí, deja a la mitad de ellas separadas para que mañana temprano podamos comenzar. Lino, el leche queda a tu cargo; no vayas a lastimar a mis chicas.
_ No te preocupes, patrona, cuidaré de ellas como si fueran mis mujeres.
_ Ya me da miedo, cuida de ellas como si fueran tus amigas, mejor.
Todos se ríen y me levanto de la mesa. De las cerdas, puedo ocuparme como siempre.
_ Sí, señora.
Después de que todos se van, solo quedamos yo, Alê y María en la mesa. María decide intervenir.
_ Bia, yo me encargo de las cerdas mañana.
_ No, María, yo me las arreglo.
_ Dime, Beatriz, ¿qué puedo hacer para ayudar? Así aliviarás tu carga.
_ Alessandro, mañana y pasado son dos días muy importantes, no puede haber errores. Si no, perderemos el trabajo de meses, así que solo intenta no molestar, así terminamos a tiempo.
“Alê”
Vaya, ella habla de mí como si fuera un ignorante en el tema. ¿Acaso piensa que he pasado mi vida entera detrás de un escritorio dando órdenes? Comencé criando mi ganado y cuidando; tendré que mostrarle que sé lo que estoy haciendo.
Estoy tan concentrado en mis pensamientos que me habla y no la escucho.
Levanto la cabeza, ella me está mirando. Pregunto:
_ ¿Qué dijiste? Repite, por favor.
_ Verás, María, solo hubo que presionar un poco para que su neurona empezara a fallar.
_ Iré al hospital a ver a mi padre y de ahí pasaré por la casa de la agricultura a买 unos víveres. Solo volveré por la noche. Si tienes algún lugar al que ir, puedes irte; no te voy a necesitar más hoy.
Se levanta y sale de la cocina sin mirarme.
María me dice:
_ Tu Alessandro, ella preguntó si querías ir con ella, pero no escuchaste y ella te interpretó mal. Ve tras ella antes de que se vaya.