Luego de ser traicionada por su mejor amiga y su prometido, Bella busca la manera de vengarse de las personas que una vez quiso como a su propia familia.
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capítulo 16
En el barco, Vladímir se había encargado hasta el último detalle, la música las luces, la cena todo se veía hermoso, pronto destapó una botella de vino blanco y sirviendo dos copas se acercó a mí y extendiendo una de ella dijo.
— Ahora sí, es oficial, estamos en una cita.
Sonrió ante su comentario y aceptado su copa digo.
– Solo la aceptaré porque usted me la está dando, pero... en realidad yo no bebo.
— Pero usted dijo que...
— Sí bueno, el vino es parte de lo que dos personas toman cuando tienen una cita, pero en mi caso yo no suelo beber. — Veo como me mira curioso y agregó — Mi madre no solía controlarse cuando bebía, y solía atacarme cuando perdía la razón. Es por eso que de adulta decidí no abusar de este tipo de bebidas.
Veo como intenta tomar mi copa y corriendo mi mano para que no la tome, me mira serio y dice.
— No es necesario beber esta noche, no voy a obligarla si no quiere...
Tome un sorbo y al saborear lo dulce que era sonreí y mirando directamente a sus ojos dije.
— Créame señor Salvatore, nadie puede obligarme a hacer algo que no quiero. Bueno a excepción de mi familia, por alguna extraña razón ellos si consiguen doblegar mi voluntad.
Sonrió por eso y él agrega.
— Sé a lo que se refiere, la familia es algo complicada. Mi hermana por ejemplo, ya perdí la cuenta de cuantas veces me he enfadado con ella, pero no puedo evitar preocuparme por su bienestar. — Veo como me mira y dice.— Lo siento, lamento lo que sucedió con ella hoy.
— ¿Vas a seguir disculpándote? — Veo como sonríe y agregó — Dejemos algo en claro mis problemas con ella, son solo con ella. Tú intenta mantenerte al margen ¿Quieres?
Veo como asiente y levantándome de mi lugar digo.
— Porque mejor no cambiamos de tema y me enseñas tu barco.
Vladímir no dice nada más y asintiendo, me da un recorrido por todo el yate, íbamos hablando de los viajes que había hecho en el cuando era niño hasta que de pronto llegamos a los camarotes y con picardía pregunte.
— ¿Y cuál de todos este era el tuyo? — Veo como me mira y contesta.
— Señorita Bella no juegue conmigo, esta noche no seré un caballero si usted me provoca.
Sonreí ante su clara advertencia y acercándome a él, coloque mi rostro a escasos centímetros del suyo y conteste.
— Ya le había dicho señor Salvatore que nadie le había pedido eso...— Termine de acortar la distancia y colocando mis brazos alrededor de su cuello lo besé. Pronto el beso que había comenzando suave se convirtió en uno lleno de fuego y pasión. Las mano de Vladímir tomaron mis caderas y pegando su cuerpo junto al mío me apretó contra la pared. Podía sentir como su hombría crecía dentro de su pantalón y frotando mi cuerpo al suyo, pude sentir cuanto lo había afectado ese simple acto, puesto que se separó de mi y mirándome directamente a los ojos se quedó por un instante observando mi reacción.
Mi pecho subía y bajaba producto de la falta de aire que me había provocado aquel beso y aun con la respiración agitada dije.
— ¿Qué dice señor Salvatore, me va a enseñar su habitación?
Río con gracia, luego bajó sus manos a mi trasero, me cargo en sus brazos y con una sonrisa contestó.
— Está noche espero enseñarle más que eso. — Sin dejar a que contestara volvió a tomar mis labios entre los suyos y me llevó a su habitación.
Al ingresar al camarote delicadamente me deposito en la cama y recorriendo mi cuerpo con sus besos, nuestra noche de lujuria empezó.
***
Luego de nuestro apasionante encuentro, me levante para ir al baño y para tomar algo de agua, me vestí y al ver a Vladímir profundamente dormido, de espalda a mí, sonreí. Salí con cuidado de la habitación para no hacer ruido y dirigiéndome hacia la cocina del yate, me acerqué a la heladera y al tomar la puerta vi algo que me hizo poner los pies sobre la tierra otra vez. En ella había una foto de Verónica y Eric juntos abrazados, sonriendo felizmente.
Me reproche internamente por estar olvidando el punto principal del por el cual yo estaba allí y sirviéndome un poco de jugo escuche a alguien venir en mi dirección. Pronto Vladímir se apareció frente a mí con solo uno bóxer y completamente despeinado, sonreí por lo sexy que se veía así y dejando mi vaso vacío sobre la mesa dije.
— Perdón ¿te desperté?— Veo como solo menea la cabeza y rodeándome con sus brazos se coloca detrás de mí y prácticamente me ronronea en el oído.
— Vuelve a la cama... aún es temprano.
— Querrás decir demasiado tarde, debo volver a mi casa.
Veo como me mira y vuelve a decir.
— ¿En verdad quieres irte?
— No quiero, pero debo hacerlo.
— Está bien, daré la orden de volver y yo te llevaré. Igualmente, aún tendremos algunos minutos más...
— ¿No te bastó con todo lo de anoche?— Veo como sonríe y mordiendo suavemente mi cuello agrega.
— Creo que nunca tendré suficiente.
Sin poder siquiera resistirme me tomo en sus brazos y cargándome, me llevó otra vez a la habitación.
***
Eran casi las cuatro de la mañana cuando por fin habíamos llegado a mi casa. Vladímir luego de volver a seducirme y convencerme de volver a la cama, me mantuvo cautiva por dos horas más. Al estacionar en la entrada de la casa miré por la ventanilla y dije.
— Espero no despertar a nadie. — Volteé para mirar a Vladímir, pero pronto sus labios se volvieron a apoderar de los míos y cuando se separó dijo.
— ¿Qué harás más tarde?
— No lo sé, por lo pronto dormir, tú casi acabas conmigo. — Veo como sonríe y luego agrega.
— No planees nada para el medio día, pasaré por ti para ir a almorzar.
Asentí y acercándome a él para esta vez ser yo quien robará un beso de sus labios me despedí y luego baje del auto.
Al llegar vi como algunos hombres de seguridad patrullando el jardín y saludando algo incómoda por toda esa situación ingrese sigilosa a la casa. Al ver que no había moros en la costa, me saque los tacones y subí rápidamente para así poder descansar. Vladímir se había llevado todas mis energías esa noche y necesitaba descansar un poco si quería verlo más tarde...