Mis Tres Vidas

A Elizabeth le costaba un poco adaptarse a su nuevo hogar, pero con la ayuda de su fiel sirvienta lo iba logrando. Ella le describía el lugar y poco a poco ella contaba los pasos de cada rincón y memorizándolo en su mente. Todavía dependía de su bastón para estar segura y caer o chocar con los objetivos.

Moriría de la vergüenza si por su culpa se dañara alguna decoración del lugar. Que usara el bastón y fuera algo dependiente la hacia ver diferente de los demás, así era más fácil darse cuenta de su discapacidad, pero todos tenían órdenes de ayudarla y hacerla sentir cómoda allí.

Arón era muy amable con ella, la ayuda en todo y le hace sentir normal. Las cosas comenzaban a tomar otro nivel. Le pidió clases de piano para él. Ella aceptó con gusto y cada tarde practicaban juntos desde entonces.

Tenerlo tan cerca en el piano, sus cuerpos tan próximos, sentir el tacto cuando tomaban sus dedos para explicar algún acorde les daba un deseo interno e interés mayor del uno por el otro, que cada cual experimentaba en silencio.

Elizabeth notó que Arón estaba más sensible al contacto, sentía su respiración acelerar cuando tenemos algún contacto. Una tarde mientras practicaban sus melodías, lo sintió distinto. Estaba algo incómodo y tenso. Luego descubrió el motivo. La besó sin previo aviso. Sintió su mundo paralizar a su alrededor y se aferró a su boca, lo besó sin prisa.

Sentío todo como el primer día. Aún sin poder ver su rostro, su aroma era el mismo. Arón mientras la besaba sabía que era la indicada. No había una chica en todo el reino que le hiciera sentir ese sentimiento tan fuerte de amor, calidez y deseo. Esa tarde el estaba en una lucha interna para tomar valor y dar el paso. Le costaba un poco ser atrevido, pero una vez que la beso no pudo retroceder.

Las manos de Elizabeth recorren su cuello, su piel se eriza completa. Su cuerpo responde al instante y un gemido escapa involuntario de la boca de ella. Esto le da más deseo de besarla y la toma por las caderas y guía hasta sus piernas. Ella obedece y sus cuerpos se mezclan entre el placer y el deseo. Él tenía ganas de más, pero quería honrarla.

Fueron capaces de tomar compostura y separarse solo un segundo antes de que fueran a más. Seguidamente de estar distantes el le pidió matrimonio y ella aceptó, ese era su mayor deseo. No lo pensaron mucho, aprovecharon la emoción del momento y fueron juntos a la capilla del pueblo, sus padres no ofrecieron resistencia y fueron testigos de su amor.

Luego de tanto tiempo reprimiendo el deseo mutuo y pese a la personalidad retraída y respetuosa de Arón, fueron capaces de entregarse al amor sin sensura luego de la de la boda. Para Elizabeth esta vez fue superior a todas las anteriores. No tener visión intensificó mucho más las sensaciones que Arón le producía.

Una vez que se entregaron en cuerpo y alma no pudieron detenerse. Pasaron varios días sin salir de la habitación. Luego del quinto día ambos despertaron en la habitación ubicada en el bosque Buery. El padre de Elizabeth los felicitaba por haber cumplido una prueba más. Solo faltaba una.

Arón beso a Elizabeth con lágrimas en los ojos. Para él era muy complicado todo esto ya que solo Elizabeth recordaba quiénes eran en las reencarnaciones y temía que por su actuar algo malo surgiese. Ella lo consoló y le contó todo lo ocurrido en esa reencarnación. Luego fueron a unirse a los demás. Su abuela ya estaba allí también.