El Presidente Enamorado... Una Historia De Amor, Secuestro Y Venganza.

John corta la llamada con Max y decide llamar a la guardia presidencial, tiene un mal presentimiento de todo esto y no quiere volver a caer en una trampa, lo mejor es ir prevenido.

—¿Qué sucede John? —pregunta Annie al verlo tan preocupado.

—Vamos, tenemos que ir a un lugar —John la toma de la mano, ya sin violencia y la lleva hasta el auto que los espera fuera del hotel. Sin embargo el semblante de preocupación no se va de su rostro.

—Tienes que decirme que esta pasando, John, ¿Acaso me llevaras a la cárcel?—pregunta confundida mirándolo a los ojos.

—En su momento lo sabrás, no te preocupes —contesta John haciendo contacto visual con ella, sin poder dejar de mirar esos ojos celestes impresionantes. ¿En que diablos estas pensando, John? Se regaña a si mismo, hace unos momentos ella lo dejo muy en claro, podría ser su padre, tiene que dejar de pensar en ella como una mujer y darse cuenta de que solo es una niña a la que dobla en edad.

Unos kilómetros después, un auto negro se les acerca, los sobrepasa en velocidad y se detiene frente a ellos, asustando a Annie.

—¡Han venido por mi, John! ¡Van a matarme! —grita aterrada, él le toma la mano entre las suyas para darle valor, sin dudas esta muy asustada por lo sucedido.

—Tranquila, Annie. Mientras estés conmigo nadie te hara daño—con sus ojos celestes empañados de lágrimas lo mira detenidamente —te lo dije una vez y lo vuelvo a repetir, no vuelvas a mirarme así o no respondo de mi.

—¿Qué? Ya deja de hacer eso —le contesta algo enojada.

—¿Qué estoy haciendo? —pregunta John consternado.

—No tienes que seguir actuando, ya eres libre y estoy en tu poder, puedes hacer conmigo lo que quieras, solo te pido que protejas a mi familia.

—¿Qué? ¿Qué te hace pensar que estoy actuando?—esta chica lo confunde de todas las maneras posibles.

—De la forma en que me tratas, no tienes que ser amable conmigo —en ese momento Annie se sobresalta cuando un hombre vestido de negro se acerca al auto y les golpea el vidrio. John lo baja y comienza a hablar con él

—Hola —saluda John

—Hola señor presidente estamos aquí para lo que necesite—saluda el joven con cortesía y respeto

—Muchas gracias, solo tienen que seguirme, tengo la ubicación—le comunica John al guardia de seguridad, que se sorprende al ver a la joven desarreglada y pálida que esta junto al presidente.

—¿Puedo saber quienes son? —pregunta Annie, una vez que continúan en viaje.

—Son parte de mi seguridad, pedí que vinieran conmigo, no quiero más sorpresas —responde John.

—¿Acaso tienes miedo que pueda terminar lo que comencé? —exclama Annie, sorprendiéndolo

—¿Miedo de ti? Olvidalo... ¿Por que estas a la defensiva?

—Lo siento, tienes razón. Discúlpame —le suplica Annie.

—Deja de hacerlo. Sabes que me molesta cuando pides disculpas por todo —Annie baja la vista avergonzada.

—Esta bien.

John lleva manejando más de una hora, cuando comienza a adentrarse en un lugar muy humilde. Desde el inicio de su gobierno la Pobreza en el país, tenía índices muy altos, por lo que había centenares de barrios bajos, pero poco a poco cuando empezó a haber fuentes de trabajo y oportunidades para todos, estos barrios fueron desapareciendo, realmente esta muy sorprendido de estar en uno de ellos y tan alejado de la ciudad, debería poner más atención por estos lados. Puede ver una pequeña sonrisa en los labios de Annie, por lo que se imagina la situación

—¿Conoces este lugar, Annie? —pregunta John, sabe que están muy cerca de su casa.

—Si, John mi casa queda a unas pocas cuadras de aquí, no veo la hora de estar con mi madre y poder abrazarla —el presidente se da cuenta de que su felicidad es genuina y es tan hermosa cuando sonríe.

—¿Tú vives aquí? —pregunta sorprendido, podría habérselo imaginado, en su momento le dijo que había tenido que dejar de estudiar para cuidar de su madre y su hermano, y no había conseguido trabajo... Entonces ¿De qué trabajaba Annie? Nunca se lo había preguntado

—Si, John, aquí vivo, este es el lugar en donde crecí. ¿Por qué preguntas?

—No tenía como saberlo...

—No tenías porque saberlo... ¿O me tendrás más compasión ahora porque sabes que vivo en la indigencia?

—No quise decir eso... Solo que viviendo en estas condiciones puedo llegar a comprender un poco por qué lo hiciste.

—No me gusta la compasión, John —le contesta enojada.

—No te gusta, porque nadie la ha tenido contigo, porque eres una niña que creció en el abandono, junto con carencias materiales y afectivas, déjame decirte que yo si siento compasión por ti... Y me encargaré de ayudarlos a tener mejores viviendas y oportunidades de trabajo.

—Me alegra escuchar eso por mis vecinos, yo no me quedare aquí, me iré a la ciudad. Si me quedo seré un blanco fácil para esas personas.

—Te dije que te ayudaría...

—También dijiste que no hacías tratos con delincuentes... —le recuerda.

—Tienes razón, pero comprende mi situación, estaba enojado y tú estabas a punto de colapsar, si te dejaba ir en ese estado no ibas a llegar a ningún lado.

—Aun así, guardate tu ayuda y tu compasión, no la necesito...

—Deja ese orgullo de lado, Annie. No te servirá de nada.

—No voy a seguir escuchándote—le contesta enojada.

—Esta bien—John deja de hablar y se concentra en manejar, están muy cerca del hogar de Annie. Una vez que ella se reencuentre con su familia la dejara ir, le dará dinero a su madre sin que sepa y se encargará de que lleguen sanos y salvos a la ciudad. No sabe por qué lo hace... Siempre dijeron que tenía un corazón demasiado blando y le duele ver lo que la marginalidad y las carencias afectivas hacen en una persona, a pesar de eso, Annie es una muchacha dulce, empática, inteligente, con un gran futuro por delante, él se ocupará de que sea así.

Poco a poco van a acercándose al lugar y ven un gran tumulto de gente frente a el, también John encuentra el auto de Max estacionado afuera.

En ese momento pueden ver que una gran llamarada de fuego sale del interior de un tráiler. Annie desesperada comienza a gritar

—¡Para el auto, John! Páralo! —John le hace caso e intenta detenerla. Se imagina lo que esta ocurriendo.

—Escúchame Annie, tienes que calmarte —John intenta tranquilizarla, pero al no tener éxito deja que ella salga corriendo, y el la sigue por detrás.

Annie llega a lo que antes era su casa, ahora convertido en chatarra quemada y comienza a gritar y a llorar desconsoladamente, en un momento de locura intenta adentrarse al lugar, pero John la detiene con fuerza

—¡Déjame ir con ellos, no podré soportarlo! ¡Solo déjame ir! —grita con desesperación, rompiendo en pedazos el corazón de John, quien la toma en sus brazos con mucho cariño para consolarla.

—No podrás hacer nada, Annie —le dice con ternura —escúchame...

—Nooo, nooo, quiero morir John, solo dejame ir! —grita con tanto dolor qué no cree poder soportarlo.

—No puedes ir con ellos, quédate conmigo, te ayudaré a atrapar a los malnacidos que hicieron esto...—le dice John, con lágrimas en los ojos.

—¡No quiero, solo déjame! —Annie sigue forcejeando en los brazos de John, pero él sigue abrazándola con fuerzas.

—No te dejaré ir... —en ese momento Annie siente que todo a su alrededor se pone oscuro y pierde el sentido por completo, en los brazos del presidente