Rose

Rose había encontrado la felicidad en su nueva vida como directora de la Academia de Vampiros. Había superado su pasado y se había enfocado en su futuro.

Pero un día, mientras estaba en su despacho, recibió una visita inesperada. Era un vampiro que no había visto en siglos, un vampiro que había sido su gran amor en el pasado.

"Rose", dijo el vampiro, con una sonrisa. "Es un placer verte de nuevo".

Rose se sorprendió. No sabía qué decir. El vampiro se acercó a ella y la tomó de la mano.

"Me he pasado siglos buscándote", dijo. "Nunca te olvidé".

Rose se sintió confundida. No sabía qué hacer. Parte de ella todavía amaba a ese vampiro, pero otra parte de ella había superado ese amor.

"¿Por qué has regresado ahora?", preguntó Rose.

"Porque he oído sobre la Academia de Vampiros", respondió el vampiro. "Y quiero ser parte de ella. Quiero estar contigo".

Rose se sintió tentada. Pero también sabía que no podía dejar que su pasado la definiera. Tenía que tomar una decisión.

Rose se sintió confundida. Por un lado, estaba el vampiro que había sido su gran amor en el pasado, y que ahora había regresado para estar con ella. Por otro lado, estaba Alexander, su amigo y aliado, que había estado a su lado durante todos los desafíos que habían enfrentado juntos.

Y entonces, se dio cuenta de algo que no había visto antes. Alexander estaba enamorado de ella. Lo veía en la forma en que la miraba, en la forma en que se preocupaba por ella.

Rose se sintió abrumada. No sabía qué hacer. Parte de ella todavía amaba al vampiro que había regresado, pero otra parte de ella sentía algo por Alexander.

"Alexander, necesito hablar contigo", dijo Rose, llevándolo a un lado.

"¿Qué pasa, Rose?", preguntó Alexander, mirándola con preocupación.

"Es sobre el vampiro que ha regresado", dijo Rose. "El que fue mi gran amor en el pasado".

Alexander se puso tenso. "¿Qué pasa con él?", preguntó.

Rose tomó una respiración profunda. "Me ha dicho que me ama, y que quiere estar conmigo".

Alexander se sintió como si hubiera recibido un golpe. No sabía qué decir.

"Rose, yo también te amo", dijo finalmente. "He estado enamorado de ti durante mucho tiempo".

Rose se sintió sorprendida. No sabía qué hacer. Estaba atrapada en un triángulo de amor, y no sabía cómo salir.

Rose se sintió abrumada por las confesiones de amor de Alexander y el vampiro que había regresado. No sabía qué hacer, ni a quién elegir.

Pero después de mucho reflexionar, Rose tomó una decisión. Se dio cuenta de que su corazón pertenecía a Alexander. Lo amaba por su bondad, su lealtad y su fuerza.

"Alexander, quiero hablar contigo", dijo Rose, llevándolo a un lado.

"¿Qué pasa, Rose?", preguntó Alexander, mirándola con esperanza.

"Quiero decirte que... te amo", dijo Rose, sonriendo. "Quiero estar contigo".

Alexander se sintió eufórico. Había esperado tanto tiempo por escuchar esas palabras.

"Rose, te amo también", dijo Alexander, abrazándola. "Voy a hacer todo lo posible para hacerte feliz".

Pero justo cuando parecía que todo iba a salir bien, el vampiro que había regresado apareció de nuevo.

"No puedes amar a Alexander", dijo el vampiro, con una mirada de odio. "Eres mía, Rose. Siempre lo has sido".

Rose se sintió asustada. No sabía qué hacer. Pero Alexander se puso delante de ella, protegiéndola.

"No te voy a dejar que la lastimes", dijo Alexander, mirando al vampiro con furia.