Valeria, una mujer que, tras una ruptura dolorosa, busca redescubrir su confianza y deseos más profundos. Al mudarse a una nueva ciudad para empezar de nuevo, encuentra a Mateo, un hombre enigmático y apasionado que se convierte en su vecino.
A primera vista, Mateo parece ser el tipo de hombre que desafía todas las normas y expectativas. Su vida está llena de secretos, y su atracción hacia Valeria es intensa e innegable. A medida que su relación evoluciona, Valeria debe confrontar sus propios miedos y deseos reprimidos mientras explora una conexión que desafía sus límites y redefine su comprensión del amor y la pasión.
NovelToon tiene autorización de Yu xi para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 9: Un Toque Inesperado
La mañana siguiente trajo consigo la promesa de un nuevo día, pero también el peso de la realidad que Mateo y Valeria no podían ignorar. Mientras desayunaban juntos, disfrutando de la compañía del otro, sabían que eventualmente tendrían que enfrentarse a los desafíos que su relación traía consigo.
—Tengo una reunión importante hoy —dijo Valeria, mirando su taza de café—. Puede que termine tarde.
Mateo asintió, comprendiendo la carga de responsabilidades que ambos tenían.
—Yo también tengo un día lleno, pero pensaré en ti todo el tiempo.
Se despidieron con un beso profundo antes de salir a enfrentar el día. Valeria llegó a su oficina, tratando de enfocarse en el trabajo, pero su mente no dejaba de regresar a los momentos apasionados que había compartido con Mateo la noche anterior.
A media mañana, mientras revisaba algunos informes, sintió una mano en su hombro. Sobresaltada, se giró rápidamente y se encontró cara a cara con Adrián, un compañero de trabajo con el que había tenido una relación tensa desde el principio.
—Perdona, no quería asustarte —dijo Adrián, con una sonrisa que no llegó a sus ojos—. Solo quería preguntarte si podrías revisar estos documentos antes de la reunión de esta tarde.
Valeria tomó los documentos, sintiendo una ligera incomodidad por la cercanía de Adrián.
—Claro, los revisaré en un momento.
Adrián no se movió de inmediato, su mirada fija en Valeria de una manera que la hizo sentir aún más incómoda.
—He oído rumores de que estás saliendo con alguien —dijo, su tono casual pero con un matiz de curiosidad—. ¿Es cierto?
Valeria sintió que su corazón se aceleraba. No quería compartir detalles de su vida personal, especialmente con alguien como Adrián.
—Mi vida privada es eso, privada —respondió firmemente—. Si no tienes más preguntas de trabajo, necesito seguir con esto.
Adrián levantó las manos en señal de rendición y se alejó, pero Valeria no pudo sacudirse la sensación de que algo más oscuro se escondía detrás de su interés. Intentó concentrarse en su trabajo, pero la inquietud persistía.
Esa tarde, durante la reunión, Valeria notó que Adrián la observaba con más atención de la habitual. Cuando la reunión terminó, él se acercó nuevamente.
—Valeria, sobre lo de esta mañana... —comenzó, pero ella lo interrumpió.
—No quiero discutir mi vida personal contigo, Adrián. Por favor, respeta eso.
Él asintió lentamente, pero su mirada tenía una chispa de desafío que no pasó desapercibida para Valeria.
—Lo entiendo. Solo quería que supieras que, si alguna vez necesitas hablar, estoy aquí.
Valeria forzó una sonrisa y se dirigió a su oficina, sintiéndose cada vez más incómoda con la situación. Decidió enviarle un mensaje a Mateo, contando brevemente lo que había sucedido.
Mateo respondió de inmediato: "No dejes que te moleste. Si necesitas algo, llámame. Te amo."
Las palabras de Mateo le dieron fuerzas, y Valeria se enfocó en terminar su trabajo para el día. Sin embargo, cuando salió de la oficina, notó que Adrián estaba esperándola cerca de la entrada.
—¿Te llevo a casa? —ofreció, sonriendo.
—No, gracias. Tengo otros planes —respondió Valeria rápidamente.
Mientras se alejaba, sintió la mirada de Adrián en su espalda, y no pudo evitar preguntarse qué intenciones tenía realmente. Esa noche, cuando se reunió con Mateo, le contó todo lo sucedido.
Mateo la escuchó atentamente, sus cejas fruncidas con preocupación.
—Voy a hablar con él si sigue molestándote —dijo firmemente.
—No, no quiero que hagas eso. Solo... mantente cerca, ¿sí? Me siento más segura cuando estás conmigo.
Mateo asintió y la abrazó.
—Siempre estaré a tu lado, Valeria. No dejaré que nadie te haga daño.
Esa noche, aunque sus cuerpos se unieron en una pasión renovada, había una sombra de preocupación que ambos compartían. Sabían que el camino no sería fácil, pero estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.
Las semanas siguientes fueron una mezcla de pasión y tensión para Valeria y Mateo. Su relación florecía, pero la sombra de Adrián seguía presente, creando un ambiente de inquietud que ambos sentían.
Una noche, mientras cenaban en el apartamento de Mateo, Valeria notó que él estaba más callado de lo habitual.
—¿Qué pasa? —preguntó, tomando su mano—. Pareces preocupado.
Mateo suspiró, mirando a Valeria con seriedad.
—Hoy en el trabajo, recibí una llamada anónima. Alguien me advirtió sobre Adrián, diciendo que ha tenido problemas en otros trabajos por acosar a compañeras.
Valeria sintió un nudo en el estómago.
—¿Qué vamos a hacer?
—Voy a investigar más. Si esto es cierto, hablaré con tu jefe y me aseguraré de que Adrián sea despedido.
Valeria asintió, sintiéndose agradecida por el apoyo de Mateo.
—Gracias, Mateo. No sé qué haría sin ti.
Mateo sonrió y la atrajo hacia sí, besándola suavemente.
—Siempre estaré aquí para ti, Valeria. No lo olvides.
Decidieron no dejar que la preocupación arruinara su noche y se concentraron en disfrutar el momento. Sin embargo, la tensión subyacente era innegable.
Unos días después, Mateo llegó al apartamento de Valeria con una expresión grave.
—Hablé con alguien que solía trabajar con Adrián —dijo, sentándose en el sofá—. Confirmaron que fue despedido de su último trabajo por acosar a una compañera. Tenemos que hacer algo.
Valeria se sintió inquieta, pero también aliviada de que finalmente tuvieran la información necesaria.
—Hablaré con mi jefe mañana. No quiero que esto continúe.
El día siguiente fue tenso para Valeria. Se dirigió a la oficina de su jefe y le contó todo lo que había descubierto sobre Adrián.
—Esto es serio, Valeria —dijo su jefe, frunciendo el ceño—. Investigaremos a fondo y tomaremos medidas si es necesario. Gracias por informarme.
Valeria se sintió un poco más tranquila al salir de la oficina, pero sabía que la situación aún no estaba resuelta. Esa noche, mientras cenaba con Mateo, recibió una llamada de su jefe.
—Valeria, hemos investigado las acusaciones y resultaron ser ciertas. Adrián será despedido mañana. Gracias por tu valentía al denunciarlo.
Valeria dejó escapar un suspiro de alivio y le contó a Mateo las buenas noticias. Él sonrió, abrazándola con fuerza.
—Sabía que todo saldría bien —dijo—. Ahora podemos concentrarnos en nosotros.
Las siguientes semanas fueron mucho más tranquilas. Sin la presencia amenazante de Adrián, Valeria y Mateo pudieron disfrutar de su relación sin preocupaciones. Se dieron cuenta de que, a pesar de los desafíos, su amor era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier obstáculo.
Un sábado por la mañana, mientras disfrutaban de un desayuno tardío, Mateo miró a Valeria con una sonrisa traviesa.
—¿Qué tal si nos escapamos este fin de semana? Solo tú y yo, sin distracciones.
Valeria sonrió, encantada con la idea.
—Me encantaría. ¿A dónde vamos?
—Es una sorpresa —dijo Mateo, guiñándole un ojo.
Ese fin de semana, Mateo la llevó a una cabaña en las montañas, un lugar tranquilo y hermoso donde pudieron desconectar del mundo y concentrarse en su amor. Pasearon por el bosque, disfrutaron de la naturaleza y se reconectaron de una manera que solo la paz del entorno podía proporcionar.
—Esto es perfecto —dijo Valeria una noche, mientras se acurrucaban junto al fuego—. Gracias por traerme aquí.
Mateo la besó en la frente.
—Cualquier cosa por ti, mi amor.
Sabían que aún podrían enfrentar desafíos en el futuro, pero en ese momento, todo lo que importaba era su amor y la paz que habían encontrado juntos.