El Omega Del Dragón.

Ya que había descansado lo suficiente, Beryl salió de su habitación para tomar algo de aire. Caminaba por el jardín cuando escucha un rugido, así que se asoma, viendo en lo alto de la torre a Frederick transformado en dragón, este era un dragón de color rojo y grandes alas, la única vez que lo vio, fue cuando lo atrapó, pero no le presto tanta atención.

— oye, ¿por qué no me lleva fuera del bosque transformado así?— le pregunte a Angela mientras señala al dragón.

— el amo no va a los pueblos en esa forma, causaría pánico.— responde Angela.

— cierto, por eso le dan sacrificios.— ríe.— en fin, necesito saber cuando podrán llevarme fuera del bosque, tengo imperios que conquistar.— asegura.

[No puedes salir del bosque y quieres conquistar imperios, si que sabes contar chistes.]

Beryl escucha la voz resonar en su cabeza y voltea hacía el dragón, quien observa en su dirección.

—¿puedes leer mentes o tienes un buen oído?— pregunta sin despegar su mirada del dragón.

[Es una conexión mental, pero si, puedo leer tu mente.¡oh! Llevas dos días sin bañarte, que sucio.] Se burla.

— no es cierto, me bañe antes de salir de mi habitación.— se defiende, y deja de leer mi mente. Miau, miau, miau, miau.— responde indignado.

Frederick apenas pudo aguantarse la risa, en realidad solo es una conexión mental, así que, aunque él le hable de forma telepática, Beryl responde en voz alta. Y por eso, Angela lo está mirando extraño mientra parece hablar solo, pero como esta mirando a Frederick, supone que su amo tiene una conexión mental con el pequeño omega.

[Pequeña rata rosa, ven.] Le pide.

Frederick se eleva de aquella torre, pero baja en el jardín cerca de donde esta Beryl, así que el chico se acerca, el dragón en verdad era enorme y ahora que no esta asustado, puede admirarlo mejor. Frederick se agacha, incluso baja la cabeza.

[Sube a mi lomo y sostente bien.] Le pide.

—¿en serio?, siempre quise montar una dragón.— no duda en subirse.

Aunque le cueste subir, lo logra y se sostiene bien de las escamas que sobresalen del cuerpo. Todos los presentes estaban sorprendidos porque Frederick había permitido al omega subir en su lomo.

El dragón agita las alas y se eleva rápidamente, Beryl se asusta un poco, cerrando los ojos debido al aire que ocasionan las alas del dragón, pero, cuando siente que se mueve lentamente, abre los ojos, mirando el paisaje, el bosque era inmenso, todo se veía totalmente increíble, el castillo parecía pequeño y estaba rodeado de ese verde y colorido bosque.

Y aunque a lo lejos logra ver un pueblo, Frederick le dice que ese lugar es el reino donde el omega vivia, este es el más cercano, les toma un día llegar hasta ahí aunque no lo parezca, pero, otros reinos o pueblos, estaban mucho más lejos, por eso era difícil ir en carruaje y todos los viven en el castillo, trabajan en diferentes áreas para subsistir sin necesidad del pueblo, cultivan y crían ganado, lo que necesitan para su supervivencia. Y cuando es necesario comprar otras cosas, el dragón tiene ganancias suficientes para esas necesidades, ya que en los reinos, tiene sus propios negocios sin que nadie sepa que él, es el dragón.

— ahora entiendo porque se da la buena vida. ¿Y aún así me dio avena rancia?, que hay de los otros prisioneros, ¿por qué están encerrados?— eso si le dio curiosidad.

[bandidos que han intentado saquear el castillo, al menos los que lograron llegar, porque dijeron que sus compañeros fueron devorados por los demonios.]

— ouch, aún así, ¿avena rancia?, mejor déjame ahorita que se puede en un pueblo.— pide.

[No, de hecho no dejaré que te vayas, al menos no por ahora, hay algo que debo saber primero.]

— ¿que?, eso es contra la ley, no puedes retenerme en contra de mi voluntad.—

[Puedo y lo haré. Tengo una duda, ¿como aprendiste el hechizo que usaste contra los demonios?]

— ¿eso?, en un libro rojo que encontré en una vitrina de la biblioteca, tenía candado pero lo abrí.— responde tranquilo.

[¡¿que?! ¿Te atreviste a sacar ese libro?, ese libro es de mis ancestros.]

— nadie me dijo eso, a mi me permitieron leer de todo y ese me llamo la atención, ahí vi ese hechizo, ¿por qué?, ¿es un hechizo prohibido?, ¿seré exiliado?, ¿se llevarán mi alma?, ¿significa ahora debo ser tu esposa?] Indaga.

[¿Esposa?, ¡no!, nada de eso, pero el hechizo que has aprendido, ningún humano lo había logrado usar, eres el primero y único, el hechizo es exclusivo de nuestra raza.]

— pues ni tanto, porque lo aprendí.— responde orgulloso.

[Ese es el detalle, ¿como pudiste hacerlo? A menos que lleves sangre de dragón, no hay otra explicación.]

— ¿dices que también soy una lagartija?, no lo creo, soy humano, uno extraño que puede tener bebés en la panza, pero a final de cuentas, humano.— responde.

[Lo mejor es que te quedes, al menos hasta saber sobre tus antecedentes familiares, si por tus venas corre sangre de dragón, es mi deber protegerte.] Responde.

— ¿en serio?, ¿entonces no tendré que trabajar?, ¿puedo vivir como el amo y señor del castillo?— pregunta emocionado.

[No tanto así, pero si, no necesitas trabajar hasta saber sobre tu linaje.]

— bien, entonces me quedo.— responde sin pensarlo.

Aunque no recuerda que en la historia se haya dicho sobre los antepasados de Beryl, ya que simplemente murió. Pero ahora que lo piensa, hay algo que debe de hacer, Frederick ha sido bueno con él, no puede dejar que los protagonistas lo asesinen y para eso, debe de evitar que el príncipe encuentre aquella espada capaz de atravesar la piel del dragón, esa, su será su nueva misión y ya sabe en donde puede encontrarla.

— oye, necesito que me lleves a un lugar, esto es por tu bien y el de toda tu gente.— pide.

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