Viktor Drago, un abogado de la mafia italiana de 38 años, ha dedicado su vida a mantener el control y el poder en su organización, así como a proteger a su apellido. Su visión del amor está limitada a la lealtad que debería tener y el vacío familiar, una vida llena de dolor y sin amor. Todo cambia cuando la conoce.
Liora, una colombiana de 20 años que busca un nuevo comienzo lejos de un pasado lleno de dolor, encuentra refugio y apoyo en Viktor. A pesar del miedo a involucrarse a un mundo nuevo, Liora se siente irresistiblemente atraída por Viktor, quien representa todo lo que siempre ha soñado.
¿Podrá su amor superar las pruebas y tribulaciones del mundo peligroso en el que viven? ¿O sucumbirán a las presiones y se rendirán?
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Parte 12
Viktor
Había tratado de evitar a Liora, porque me sentía muy confundido. Confirme que mi hermano no la veía como mujer y ella tampoco, cuando mi hermano me hablo de eso el primer día que llegamos.
—Vitya —Pongo los ojos en blanco, amaba decirme así.
—¿Qué pasa? —Le pregunto mientras voy sacando la ropa de las maletas.
—Tenemos que hablar —Me giro a verlo un poco preocupado, Dimitri era demasiado relajado para estar diciendo eso.
—¿Qué sucedió? —Me siento en el borde de la cama, mientras mi hermano se queda parado.
—Yo sabía que tú creías que la veía como mujer, no quise hacer nada porque tenía miedo que la alejarás —Agarra aire para seguir hablando —. La veo como hermana, como cuñada —Me mira —Vi como la mirabas, como tenías dudas porque a ti no te enseñaron que es el amor, no te le enseñaron tanto como a mí.
—¿A qué quieres llegar? —Pregunto con un poco de rabia.
—Le gustas y algo me dice que también te gusta, no sé qué te impide meterte con ella, sin embargo, quiero dejar en claro que jamás la vi como algo más.
Sacudo mi cabeza, mientras lo miro, ¿qué quería de mí? No sabía qué hacer, no sabía como expresarme. ¡Maldita sea! No podía verla como algo más, era demasiado menor, demasiado pequeña para mí.
—Tengo 38 años, voy a cumplir 39.
—Si a ella no le importa, ¿por qué a ti sí? —Una pregunta que me hice las siguientes casi 48 horas.
Sin querer pensar demasiado me sumí en mi trabajo, nada del exterior importaba. Solo importaba ganar el caso, ese maldito caso que me haría irme lejos de ella, lejos de Liora.
Toc, toc. Levante la vista al sentir el toque en la puerta, ¿quién era? Había dicho que nadie podía entrar a menos que fuera algo sumamente importante y nadie se atrevía a molestarme.
—¿Viktor? —La voz de Liora hace un cosquilleo en mi cuerpo que me hace tensar por completo, cierro los ojos para concentrarme en la información que no se podía olvidar que acaba de leer.
—Pase —No lo pienso ni dos veces para decirle que entre, su cabello estaba suelto, sus ondas caían de una forma preciosa que me hacía sentir un cosquilleo al verla con un vestido que estaba apretado en sus sen*os haciéndolos resaltar más.
Estaba preciosa, quería acercarme y besarla. Ya podía hacerlo, ¿por qué no lo hacía? Ya me acordaba, porque era demasiado joven, no podía destruir su vida, porque yo estaba acostumbrado a la soledad, ella... Ella no sé que quería.
—¿Estás ocupado? —Se sonroja un poco mientras baja la cabeza.
—No —Miento —Cuéntame, ¿qué paso? —Alejo los papeles de mí para darle una sonrisa.
—Yo quería ver si podíamos salir, que me enseñes la ciudad.
—¿mi mamá no lo hizo? —Niega con la cabeza.
—Me llevo hoy al centro comercial y me compró un montón de ropa, pero casi no me mostró la ciudad.
—¿Quieres conocerla? —Miro la hora, tampoco era mala hora para hacerlo.
—Sí —¿Debía hacerlo? No sé, mire la hora y mire los papeles. No podía irme, tenía trabajo; cuando gire a ver nuevamente a Liora, no lo pensé dos veces.
—Vamos —Agarré un abrigo y la acompañé a cambiarse de ropa.
Salió con otro vestido, igual de hermoso que al anterior, ¿es por qué era ella?
—Tu mamá me compro un montón de vestidos, me dijo que siempre quiso una hija, pero no se pudo —Asiento, cuando se enamoraron, querían tener todos los hijos posibles, pero su cuerpo ya no podía, casi había muert*o con Dimitri.
—Sí, supongo —No me sale más información, el tema de mi familia era algo que aún no era capaz de tratar del todo.
Me gusta estar con Liora, me gustaba como se reía por cualquier tontería que veía, veía como sus ojos se iluminaban al ver algo nuevo, me gustaba como se ponía de puntitas para señalar algo mientras volteaba a verme.
Era algo que no podía describir, la primera vez que la conocí me llamo la atención, era linda y tenía un no sé qué en su mirada, pero ahora era mucho más que eso. Era que me encantaba como me hacía preguntas sobre cualquier cosa, también como señalaba de una para mostrar que era lo que le llamaba la atención, ella siempre estaba ahí.
Me gusta, me gusta ella, me gusta una niña de casi 21 años, me gusta una persona que no tiene familia, que no tiene a nadie. Yo no puedo prometerle un futuro, yo no puedo decirle que le daré todo de mi vida, porque eso sería mentira.
Eso era lo que más me enojaba, jamás podría darle lo que quería. Porque yo no me veía como papá, nunca me vi con una familia, por qué mi concepto de esa realidad era totalmente diferente, ¿yo qué le podía ofrecer?
Llegar en la noche luego de una noche maravillosa con ella, supe que me gustaba más de lo que debería, por eso no podía darme el lujo de quedarme, porque yo no podría hacer nada, yo no iba a poder ofrecerle algo de verdad bonito.
—¿por qué no le das una oportunidad a esa niña? —Mi padre me estaba esperando afuera de mi habitación.
—No deberías meterte en mi vida privada.
—Lo hago si veo que te estás equivocando, tienes a alguien con quien formar una familia.
—¿Qué? ¿Me quieres hacer casar con ella? ¿Quieres que yo me casé para tener tu nieto abogado? —Pregunto furioso, solo había sido un error traerla aquí.
—No, no es eso —Mi padre trata de acercarme y tocarme, pero evito su toque de forma brusca.
—No quiero nada con ustedes, solo vine para ver ella como se sentía aquí, ya vi que lo hará bien. No necesito más —Lo hago aún lado, no podía quedarme más aquí.
—Lo siento, hijo —Esa palabra la quería escuchar el muchacho de 13 años que veía como su hermano de 3 años, tenía el amor que él jamás tuvo.
—Muy tarde —Le respondo y cierro la habitación.
Esa misma noche guardo todo en mi maleta y me voy de la mansión Drago. No quería nada de mi familia, quería a Liora, pero sabía que esto era lo mejor para nosotros; ella merecía a alguien mejor.
Es entretenida