Mi Historia Entre Tus Manos

El sol apenas había despuntado cuando Alex comenzó a inquietarse. Después de haber dejado a Emma en su casa la noche anterior, algo dentro de él no había estado bien. Conocía a Emma lo suficientemente bien como para saber que debido a que su visita al departamento de Ethan no había salido como ella esperaba, la muchacha no estaba nada bien. Y ahora, a la luz de un nuevo día, el hecho de no haber recibido ninguna respuesta a sus llamadas solo incrementaba su preocupación.

Intentó varias veces más comunicarse con ella, pero sin éxito. La ansiedad creció en su pecho, y después de un rato, decidió que esperar no era una opción. Se vistió rápidamente, agarró las llaves de su coche y se dirigió a la casa de Annia y Kyle, con la esperanza de encontrar alguna respuesta.

Al llegar a la casa, la familiar fachada le dio una ligera sensación de alivio. Como de costumbre, la casa irradiaba calidez, un refugio seguro donde siempre se sentía bienvenido. El muchacho estacionó su coche en la entrada, salió y se dirigió a la puerta principal. Dio un par de toques, y casi de inmediato, la puerta se abrió revelando a Annia, quien lo saludó con su característica sonrisa amable.

-¡Alex!- exclamó Annia, notando de inmediato la expresión algo tensa del joven- Qué gusto verte tan temprano. ¿Cómo estás?

Alex sonrió, aunque no pudo evitar que su sonrisa fuera algo forzada.

-Hola, Annia. Estoy bien, gracias. Solo pasaba por aquí para ver cómo estaban todos.

Annia lo invitó a pasar con un gesto cálido, y él la siguió al interior de la casa. En el comedor, Kyle estaba sentado leyendo el periódico, una rutina que raramente alteraba por las mañanas. Al ver al jóven, Kyle levantó la vista, su mirada aguda notaba algo en la postura y la expresión del joven que lo hizo bajar el periódico con más atención.

-¡Alex!- saludó Kyle con una voz grave pero amistosa- Es un placer verte, ¿qué te trae por aquí tan temprano?

Alex se esforzó por parecer relajado mientras saludaba a Kyle.

-Quería ver si Emma estaba por aquí. Tenía planeado encontrarme con ella, pero parece que no responde al teléfono. Tal vez está ocupada con algo.

Kyle levantó una ceja, detectando la ligera tensión en la voz de Alex. No dijo nada de inmediato, pero mantuvo sus ojos fijos en el joven, como si intentara leer más allá de las palabras.

Mientras tanto, Annia se dirigió hacia la cocina. -¿Has desayunado ya, Alex?- preguntó con esa hospitalidad natural que siempre la caracterizaba- Estaba a punto de preparar algo, ¿por qué no te quedas y desayunas con nosotros?

Alex vaciló, pero no quería parecer descortés, así que asintió.

-Me encantaría, Annia. Gracias.

Annia sonrió con gratitud y desapareció en la cocina, dejando a Alex y Kyle solos en el comedor. Kyle, con su mirada fija en Alex, decidió abordar la cuestión.

-Pareces algo inquieto, Alex- comentó Kyle, dejando el periódico sobre la mesa- ¿Hay algo que te preocupe?

Alex intentó mantener la calma. No quería alarmar a los padres de Emma, pero tampoco podía mentirles. -Es solo que...-comenzó a decir, buscando las palabras correctas- Emma no ha respondido mis llamadas desde anoche, y pensé que tal vez se había quedado con alguna amiga o algo. No es nada serio, solo me preocupa un poco.

Kyle asintió lentamente, pero no parecía convencido.

-Entiendo. Bueno, Emma es una joven responsable, pero supongo que todos tenemos nuestros días. De todas formas, si hay algo que quieras compartir, puedes hacerlo, Alex.

Antes de que el muchacho pudiera responder, Annia regresó con una bandeja en las manos. Había preparado un desayuno sencillo pero delicioso: huevos revueltos con hierbas frescas, tostadas integrales, jugo de naranja recién exprimido, y una pequeña selección de frutas en un cuenco. Todo tenía un aroma delicioso que llenaba el comedor, dándole a la mañana un aire hogareño y acogedor.

-Aquí tienes- dijo Annia mientras colocaba la bandeja en la mesa y se sentaba- Espero que tengas hambre.

-Gracias, Annia, huele delicioso- respondió Alex, agradecido por el gesto aunque su mente aún estaba ocupada con la preocupación por Emma.

Mientras comenzaban a desayunar, Annia observó a Alex con una mirada que sugería que no se le escapaba nada. Como madre, tenía un instinto casi infalible para detectar cuando algo no estaba bien, y esa mañana, lo que veía en Alex no le pasaba desapercibido.

-Alex, ¿no tienes idea de dónde está Emma, verdad? - preguntó de repente, con un tono que era a la vez suave pero directo.

Alex, que estaba a punto de llevarse un trozo de tostada a la boca, se detuvo. La pregunta lo tomó por sorpresa, pero más que eso, la precisión de la observación de Annia lo dejó sin palabras momentáneamente. Su nerviosismo era más evidente de lo que había pensado, y ahora se encontraba en una posición difícil, donde no quería alarmar a Annia y Kyle, pero tampoco quería mentirles.

Bajó la tostada y miró a Annia a los ojos. Sabía que no podría evadir la verdad. Se aclaró la garganta antes de responder, tratando de mantener la calma.

-No, Annia, no sé exactamente dónde está- admitió, con un ligero suspiro- La última vez que hablé con ella fue anoche, pero después de eso, no he sabido nada. Es por eso que vine aquí, pensando que tal vez estaría en casa. Pero...- hizo una pausa, buscando las palabras- estoy seguro de que está bien. Quizás solo necesitaba un poco de tiempo para sí misma.

Kyle intercambió una mirada con Annia, y aunque su expresión no cambió mucho, Alex pudo notar que había un matiz de preocupación en sus ojos. Annia también lo observaba, pero su mirada era más curiosa que preocupada.

-Es raro que no te haya llamado de vuelta- comentó Annia, en voz baja- Emma es muy cercana a ti, y siempre te mantiene al tanto de todo. ¿Estás seguro de que no hay nada más que nos estés diciendo, Alex?

Alex sintió un nudo en el estómago. Sabía que Annia lo apreciaba y confiaba en él, y la idea de ocultar algo importante le resultaba incómoda. Pero también sabía que la situación entre Ethan y Emma era complicada, y no era su lugar revelar los sentimientos personales de su amiga.

-Realmente no hay mucho más que decir, Annia- dijo finalmente, con sinceridad—. Emma ha estado lidiando con muchas cosas últimamente. Tal vez solo necesita algo de espacio. Pero si no la han visto o escuchado pronto, estaré más que dispuesto a ir a buscarla y asegurarme de que esté bien.

Annia asintió lentamente, sopesando sus palabras. -Eso sería muy amable de tu parte, Alex. Pero, por favor, si sabes algo, háznoslo saber. Emma es fuerte, pero siempre es bueno tener a alguien que se preocupe por ella.

Kyle, que había permanecido en silencio durante la mayor parte de la conversación, se aclaró la garganta antes de hablar.

-Alex, sabes que si esta pasando algo malo, algo que necesite nuestra ayuda, puedes decírnoslo- afirmó- No queremos que ella se sienta sola en esto.

Alex sintió el peso de la responsabilidad en sus palabras. Sabía cuánto amaban a Emma, y cuánto querían protegerla, pero también sabía que había límites a lo que podía compartir.

-Lo haré, Kyle- prometió, mirando a ambos- Emma tiene mucha suerte de tener padres como ustedes.

Un silencio cayó sobre la mesa, mientras todos volvían a concentrarse en el desayuno. Pero incluso mientras comían, la preocupación flotaba en el aire, una tensión no dicha que era imposible ignorar.

Aunque Annia, tenía cierta idea de donde podría estar su hija.