Segunda Oportunidad

***Lucía ***

En la mañana siguiente mientras seguía en la cama, escucho que tocan la puerta como si fuesen a echarla.

-¡Ya voy! - grité mientras me iba poniendo mi bata para ir a abrirla.

- ¡Buenos días!. - me sonríe Rocío y me aparta para mirar por todas partes como si estuviese buscando algo o a alguien.

- ¿Qué buscas?.- Su mirada posa en los utensilios de la cena anterior que aun estaban en la mesita de la sala.

- Pasaste una buena noche eh! -

-No es lo que piensas, ayer después de que Adrian se fue estuve muy cansad...

- ¿Qué? ¿Cómo que se fue?, lo dejaste ir!! - me interrumpe y me recrimina.

-Pues sí, debía irse.- digo encogiéndome de hombros tratando de sonar lo más natural.

Me arrastra al sofá.

- Cuéntame que hicieron para que te hayas cansado y ni tus cubiertos pudieras recoger. - pregunta emocionada esperando mi respuesta.

- Rocío ¿que esta pasando por esa cabecita sucia tuya?. Adrian y yo solo somos amigos.-

Veo la decepción en sus ojos cosa que me causa mucha gracia, tomo algunos de los cubiertos y los llevo en la cocina y ella trae los demás detrás de mi.

- Amigos, si como no. - lo dice sarcástica.

-Dejame decirte cariño que el bombón ese no te ve como una amiga, sino todo lo contrario. - se ríe y agrega

- Para él eres la capa de chocolate que debe cubrir ese relleno. -

- Deja de decir tonterías. - escapo de ella y me meto a la ducha.

....///....

Las palabras de Rocío resuenan en mi cabeza, cierro los ojos y la imagen de Adrian llega a mí.

Sin darme cuenta la espuma del jabón ya cubría todo mi cuerpo y aunque el agua era fresca yo sentía mucho calor.

Mi respiración se hizo pesada, solté un suspiro profundo y me llevé una de mis manos a los senos para apretarlos y estimularlos.

Al mismo tiempo mi sexo palpitaba, exigiendo atención, me acaricio despacio todo el cuerpo hasta llegar allí e introduzco un dedo.

Pronto siento que uno, no es suficiente e introduzco otro.

Aumento la velocidad, mis piernas se aflojan, mi piel se eriza y siento como mis manos se llenan de miel.

Suspiro de placer, me termino de enjuagar y salgo de la regadera.

Cuando estoy lista para irnos Rocío quien seguía en la sala esperándome, se acerca a mí.

- Amiga el agua estaba demasiado caliente o porque sales rosada. - me pregunta algo asustada.

-No es nada. Vámonos. - esquive su pregunta y nos fuimos cada una a su lugar de trabajo.

Es que no cabe duda que la mala influencia de Rocío se pega a uno, o sino ¿qué otra explicación tendría para hacer semejante locura dentro de la bañera?

Durante todo el día estuve distraída, Rebecca se dio cuenta.

-Si deseas ya puedes retirarte, hoy no hay muchos movimientos.-

- Esta bien, nos vemos mañana.-

...///...

Ya casi era hora de que Adrian llegue, así que me siento a esperarlo y no entiendo porque estoy tan nerviosa.

Lo escucho tocar la puerta y me arreglo la falda para ir a abrir.

- Hola.- me saluda con un beso y yo como toda una boba, olvidé como respirar.

-¿Lista? - vuelve a hablar.

- Sí, vamos. -

En el trayecto Adrian intenta hacerme conversación, sin embargo, inicia de la peor manera.

- ¿Qué hiciste durante tu día?. - pregunta sin separar la vista del volante.

Empiezo a toser sin parar. ¡Qué estúpida! Me acabo de ahogar con mi propia saliva.

-¿Estás bien? - busca una botella de agua y me la pasa.

- Si estoy bien... No he hecho gran cosa, lo de siempre despertar e ir a trabajar. - lo veo sonreír y wow ¡qué bella sonrisa!

'Lucía concéntrate'

- ¿Emocionada por volver a ver a los niños? -

-Bastante... ya los extrañaba.-

-Les harás muy feliz.-

Adrian tenía razón, apenas me vieron bajar del coche empezaron a correr a mi encuentro.

Me siento en mis piernas y abro los brazos para recibirlos.

Llegan a mí y casi me caigo de espaldas.

-Son tremendos. - los saludo y nos abrazamos todos juntos.

Adrian quien seguía de pie a nuestro lado como observador.

Se aclara la garganta.

- Y yo ¿qué?, ¿estoy pintado?- pregunta celoso, pero su voz transmitía diversión.

Los niños también se acercan a él para saludarlo.

Subimos a la camioneta de Adrian y fuimos a una heladería cercana.

Pasamos una tarde genial, en todo momento sentí la mirada de Adrian sobre mí.

Sin embargo, yo ni siquiera podía mirarlo, la culpa me carcome.

Llevamos a los niños de vuelta a la casa y doña Juana nos recibe muy contenta, aunque se la notaba un poco enferma.

- Me hacen muy feliz saber que mis nietos la hayan pasado bien con ustedes, hacen muy buena pareja.-

-Gracias abuela- responde con confianza Adrian, y yo solo me limito a sonreír.

- Nos vemos pronto.- nos despedimos de ellos y Adrian me acerca hasta casa.

Lo invito a pasar y pedimos de delivery una pizza para cenar.

Cuando llego la pizza nos acomodamos otra vez en el sofá y empezamos a compartir la cena, a diferencia de ayer, esta vez yo me sentía incómoda con mis propios pensamientos.

Trate de alejar esas imágenes de mi cabeza y concentrarme en la conversación, pero me era imposible.

-Adrian creo que necesito descansar, no te molesta dejarme sola. - lo veo algo decepcionado pero yo necesito aclarar mi mente.

-No te preocupes. - se pone de pie y yo hago lo mismo y lo sigo hasta la salida.

-¡Qué descanses!.- Adrian se acerca a mí y cerré los ojos para recibir su acostumbrado beso en la mejilla.

Sin embargo, siento como mis labios son presionados con los suyos, acabo de recibir un cálido y dulce beso.

'Otra vez mi mente juega conmigo'. - pensé pero me separé y abri los ojos, me di cuenta de que sí pasó.

Cierro la puerta dejándolo afuera.

Quedé totalmente aturdida y si antes ya estaba tonta, ahora me puse peor.