Dos Locos Emanorados

Lorena

Después de prepararme con mi amiga para el gran fin de semana que nos esperaba al lado de Leo nos dirigimos a la casa de campo y que casa... Era una casa campestre con piscina y vista al mar, tenía espacios abiertos muy hermosos... Mi Hombre me esperó en la puerta y corrí abrazarlo a llenarlo de besos y abrazos él me respondió igual y nos invitó a entrar...

— No coman delante de los pobres… —La voz de Diana nos saca del apasionante beso. Reímos y la vimos entrar a la la propiedad. Leonardo yo nos quedamos un rato más afuera, su mirada estaba sobre mí, hoy yo quite todos esos horribles trapos de segunda mano y aproveché estar en el centro comercial para comprar algunas cosas, usaba un bikini negro de dos piezas, abajo una falta larga con estampado de flores en color verde y blanco, sandalias planas y mi melena despeinada suelta. De maquillaje solo usé un protector solar con color, un rubor en crema e hidratante para labios. Después de estudiar me con la mirada, me toma por la cintura y atrae hacia él, nos fundimos en un beso, sus manos acunan mi redondo trasero y me acercan más a él, suelto un gemido que él ahoga con sus besos que luego recorren mi cuello y barba. Me encanta este hombre.

— Eres demasiado hermosa princesa. — Me dice luego de dejar un último beso en mis labios. Luego nos tomamos de la mano y entramos juntos a la casa. Alejandra ya estaba adentro y nos fuimos arreglar todo para irnos a la playa, subimos a una de las habitaciones y hablamos cosas de chicas, junto con Diana y Aleja, cuando de repente escuchamos risas abajo y esa era la señal que los amigos de Daniel habían llegado.

Matias y su hermano Jordano.

Diana fue por un refresco y hacer una llamada a sus padres pues cuando salió de casa lo hizo tan apurada que no avisó...

Los chicos en la sala la vieron bajar y dirigirse a la cocina ella saludó formal sin prestar mucha atención pues ya iba en la llamada…

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Leonardo

— Ohh Por dios ¿Quién es ese mujerón? — No se me había pasado por la mente esta probabilidad.

— Ni se te ocurra... es amiga de mi mujer y no quiero problemas. Así que ya sé que es todo tu tipo, pero te repito no quiero problemas. — Le digo serio, Andrés y jordano se ríen y él parece que ni me escuchó, no quita la mirada del camino por donde desapareció Diana.

— Calma galán ya vendrá otra. — Interviene Andrés.

— Que otra ni que mierda, es ella. ¡ya vuelvo! — Sin decir más se levanta del sillón y se va por el mismo camino. Voy a decirle algo pero, Su hermano no me deja.

— Hey déjalo. Si lo arruina le rompemos las piernas y asunto resuelto. — Niego y lo dejó ir.

— Vamos a la Playa las chicas bajan después...

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En la Playa...

Todo estaba muy ameno los chicos ya estaban en la playa habían arreglado un lugar chevere con sillas al lado de unas palmeras, una mesa con bocadillos además de una cava con cervezas, de repente llegó corriendo Alejandra con su ánimo al 100% y esa naturalidad que posee.

— Tú hermana sigue igual de linda. — Comenta Jordano sin apartar la mirada de ella.

— Aparta tus ojos de hay. — Le digo con voz firme, es mi hermanita, ni loco la dejaría a mis amigos, confío en ellos pero, no sé qué tanto en este ámbito, no estoy preparado.

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Narra el autor…

Matías se unió rápidamente a los chicos pues, no quería que Diana se diera cuenta de que él la estaba observando, definitivamente para él Diana sin saberlo ya era suya, se le metió entre ceja y ceja, le gusto lo que vio, sus movimientos, la forma en la que habla con sus padres, ese cuerpo, se la imaginó a ella cuidando de Él y el consintiéndola. Cuando la vio llegar a la playa ya sus pensamientos tomaron otro color más fuegos más calientes y es que no era para menos.

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Lorena

Mi amiga venía en un bikini de rayas de dos piezas y un pareo blanco sin abotonar. Así era ella, una mujer curvy segura de sí misma y hermosa.

— Señores vayan alistando sus mejores atuendos en las próximas semanas me caso. — Si apartar su mirada de Diana.

— Debo ir a buscar un balde, la cantidad de baba que estás derramando es abismal. — Los chicos ríen a carcajadas por la intervención de Andrés.

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Leonardo

— Vengan... Hagamos las presentaciones. — Les presenté a mis amigos a la mujer más bella del planeta. Mi mujer, soy un enamorado orgulloso y no lo puedo evitar, pasamos un buen rato entre risas y el ambiente magnífico que nos brindaba el lugar donde nos encontramos. Matías coquetea todo el tiempo con Diana parece que se hubieran estado esperando la verdad se veían muy bien juntos, él y ella encajaron a la perfección. Después del almuerzo nos sentamos algunos a seguir tomando otros a bañarnos...

Con mi chica jugamos un rato en el mar ella estaba totalmente desinhibida y relajada sin duda así era como. La quería ver siempre...

— Princesa, ¿cómo la estás pasando? ¿Quieres una cerveza? no te he visto tomar nada… — Estaba seguro de que no, pero nada perdía con confirmar. Me tomó de la mano para salir del agua y sentarnos juntos debajo de una palmera.

— Amor, este día ha sido genial y tus amigos, — Ríe. — Son muy agradables, me gusta todo. Y La cerveza pues nunca antes he probado una. — Leo sonrió y acarició su mejilla.

— ¿Quieres probar?... yo te cuido si te pasas de trago. Además, recuerda que quiero ser el primero en todo. — Se sonroja y se siente tímida.

— Es horrible, no sé cómo toman esto tan amargo. Mejor toma tú y yo te cuido. — Luego de probar la cerveza y arrugar la cara me dice eso, es tan linda, tan tierna, tan mía.

— Quiero que me cuides siempre, así como yo lo haré contigo princesa... ¿sabes que quiero hacer ahora? — Le digo tocando sus muslos descubiertos.

— No. Definitivamente, no quiero. — Se ríe a carcajadas y se aparta un poco de mí. — Eres muy cachondo mi amor. Ya que soy tu prometida creo que quiero esperar hasta la boda para volver a fornicar. — Levantándose y corriendo hacia el mar.

— Eso no va a pasar ni en tus mejores sueños... ¡¡ven aquí!! — Corre mientras ríe y se dirige al agua.

— ¡¡Atrápame!!

— ¡¡Lo haré y te castigaré!! — Lorena corrió tanto como pudo, me lanzó agua y en mi primer intento de atraparla se soltó como pudo y corrió hacia los chicos conmigo detrás de ella en un movimiento se agachó agarró arena para lanzar y esa arena llevaba una pueda me impactó en el pecho haciéndome un rojo emití un sonido de dolor. Ella al darse cuenta se frenó y venía hacia mí disculpándose.

— Ohh Por Dios mi amor perdón, perdón. — Los chicos estaban asombrados esperando mi reacción. Reí internamente y aproveche su guardia baja para cargarla como un saco de papás en mis hombros.

— Ahora te voy a enseñar a comportarte *Splash Nalgada* los chicos empezaron a silbar y a reír.

— Qué Vergüenza Leo sueltameeee — Le doy otra nalgada y camino hacia el interior de la casa.

— ¡¡Cállate!!