Cira, Princesa Cautiva

La reina Viena ya está instalada en el Palacete, lejos del esposo que sigue detestando, las palabras que le dio, no han podido hacer olvidar su dolor, y esa sensación de estar lo más lejos posible de él. Lo único que le agradece es que haya aceptado enviarla a ese lugar, aunque casi no ve a nadie, puede hacer muchas actividades que en el palacio de Pallango, les eran prohibidas.

Viena está estudiando sus posibilidades para huir, debe llevar consigo algo que pueda comerciar fácilmente para obtener dinero e instalarse en algún campo; no puede llevarse consigo ninguna joya porque fácilmente la identificarian, así que solo está confeccionando algunas prendas hechas con lana, también está guardando semillas para poder cultivar, a su vez está estudiando a que reino irse, piensa que en Boron y Urtesi podría pasar como una artesana, está practicando esos dos idiomas.

Aunque ha podido descansar sin la presencia de la corona, tiene miedo cuando se anuncia que una visita ha llegado, le aterra la idea de que el rey Gizhi aparezca a llevársela, se pone de pie nerviosa y trata de llegar a la salida trasera, pero logra divisar que se trata de Lord Zgodan (príncipe Kobar) y se tranquiliza, calmando su respiración agitada.

El príncipe Kobar hace el saludo protocolar, todos ahí la tratan con el honor de una reina, y es para Viena un recordatorio perenne de quien es su esposo, quisiera que sus recuerdos se fueran, estar en otro lugar y ser otra persona; hay algo que el rey Gizhi rompió dentro de ella, con más fuerza que el golpe en el rostro, volver a ser la de antes es algo que ve imposible.

- "¿Cómo se siente, Su Majestad?", preguntó Kobar.

- "Mi cuerpo está bien, pero no he olvidado que hay momentos en que tengo que fingir que estoy mal, para que los informes que lleguen al rey indiquen aún mi delicado estado de salud", respondió Viena, con melancolía, mientras lo invitaba a sentarse.

- "¿Aún piensa en huir?", preguntó Kobar aún de pie.

- "Si quiero sobrevivir debo hacerlo, cuando este descanso termine todo volverá a ser como antes, aunque el rey prometió cambiar, no podré olvidar lo que hizo. Él no me agrada ni siquiera un poco, el palacio repele mi presencia, siempre seré para ellos la extranjera y Pallango es un lugar tan... No sé cómo expresarlo... No me gusta. ¿Se arrepintió de ayudarme?, no tiene que hacerlo, solo no me delate", expresó Viena, con aquella mirada de súplica, que activaba la conciencia de Kobar; para luego ir hacia la ventana.

El príncipe tiene una misión, está atrapado entre sus dos instintos, si va hacer lo que su hermano quiere y humillar al rey de Pallango, no lo va hacer a través de una muchacha asustada, puede ver la bravura dormida en Viena, si todos van a caer, hará que ella caiga de pie, él se acercó a ella, mientras ella le daba la espalda.

- "Quiero que piense algo, la próxima vez que venga, escucharé su respuesta, depende de lo que escuche de usted que yo le ayude en lo que quiere hacer. Reflexione en el hecho de que se va a convertir en una fugitiva buscada, como su familia es de Susumira, las mujeres de su familia no serán juzgadas con la misma condición con la que van a catalogar a usted, el honor en su reino se mide de otra manera, pero serán vigilados, si descubrieran que la están escondiendo, llevarán su caso hasta el Concejo de Hurmaya, podrían perder todos sus títulos, los terminaría arrastrando a su infierno; así que una vez que huya, deberá hacerse a la idea, que usted murió y que se convirtió en otra persona sin pasado; pero igual la seguirán buscando, y si la llegan a encontrar será sentenciada a muerte. (La reina voltea quedando a poca distancia de separación) Su Majestad, si está dispuesta a correr el riesgo de morir, piense que a veces hay que ganar la guerra de otra manera, a veces hay que dormir con el enemigo, para acabar con él cuando sueña; sea una estratega, antes de ser la presa, sea usted la fiera que acabe con el cazador. Si acepta, le enseñaré cómo, pero deberá estar dispuesta a hacer cosas que jamás imaginó hacer en su vida, (Kobar le levanta el mentón, ella no le rehúye) Es hermosa, por eso él está loco por usted, le puedo enseñar a ser la villana de la historia, y convertir el deseo del rey en el arma para destruirlo, pero para eso necesita dejar de ser una niña asustada, si él ya le quitó la inocencia y la convirtió en un objeto de deseo, use las mismas armas para destruirlo", dijo Kobar, mientras observaba que Viena lo escuchaba con atención; se acercó lo suficiente casi podía rozar sus labios, pero mientras notaba que había despertado algo en ella, se acabó rápidamente.

Kobar le sonrió, ella no entiende porque se sonroja, él nunca había actuado así con ella, se había ido ganando su confianza poco a poco en ese tiempo. Pero la sensación que provocó en ella su cercanía, fue algo extraño. El príncipe de los Senmorta tomó sus cosas y se fue del lugar; Viena lo quedó observando, hasta que sus ojos lo perdieron de vista, tomó asiento y se dio cuenta que él había despertado una peligrosa atracción en ella.