– He vivido tantas vidas que me resultan absurdas las personas que matan por poder y avaricia, o aquellas que quieren ser jóvenes eternamente. De nada sirve vivir sin un propósito o amor verdadero.
— Soy Gustavo Chevalier, el emperador del vasto imperio Terra Nova, pero durante muchos años fui el paladin de mi hermano. Fui testigo de cómo amó a su ahora esposa con todo el corazón en sus diferentes facetas.
— Han pasado siglos, pero yo sigo añorando su olor, su dulzura, su reconfortante presencia y su preciosa sonrisa, que iluminaba mis días.
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Todavía podría ir a casarme con ella
Habían pasado dos meses desde el baile en el que se anunció la nueva ley, y aunque en el imperio aún hayan nobles en desacuerdo, en el reino Talisman, el sexto príncipe aún creía que podía tomar el control.
— Acabo de perder un trato sumamente beneficioso por no haberte casado con esa mujer —le dijo el rey a su hijo, quien chasqueó la lengua.
— Podrás conseguir tratos mejores —le respondió el príncipe, despreocupado.
— ¿Me conseguirás un tratado de comercio con el imperio Terra Nova? Los únicos que tienen acuerdos tan beneficiosos son los imperios, y nosotros somos un reino. Actualmente, el único reino que tiene un acuerdo es el recién nombrado imperio Aurora, y la reina tiene un sabueso de primera categoría a su lado; a ella no nos podemos acercar —le dijo el rey con molestia.
— Todavía podría ir a casarme con ella; con su edad, sería un privilegio que yo la despose —dijo el príncipe con arrogancia.
— Aún puedes ir y conquistarla; el duque no se opondrá si vas y la enamoras —le dijo el rey, interesado en el tratado de comercio.
— No se diga más, no aceptes la ruptura; yo mismo iré a presentar mis respetos y enamorarla para que se case conmigo —dijo el príncipe, convencido de sus encantos.
— No puedo, estoy obligado a romper el compromiso. El emperador mandó un edicto imperial; si no rompo el compromiso, cerrará las fronteras del imperio para los habitantes del reino, y no puedo permitir eso. — A pesar de que no tienen un tratado de comercio directo con el emperador, había muchos nobles de Talismán que lograron cerrar acuerdos de comercio con nobles del imperio, y si las fronteras se cerraban, tendrían problemas internos.
— Iré personalmente a llevar la ruptura del compromiso, aunque no creo que pueda llegar al baile en honor a la fundación del imperio —dijo el príncipe, decepcionado. En ese baile es donde podría divertirse antes de casarse.
— Lleva contigo a tu hermana Berenice; a lo mejor corremos con suerte en concretar un matrimonio con ella y el emperador.
— Padre, sabes que Berenice es difícil de manejar por el apoyo que tiene de la reina. — El rey solo tenía el título de soberano porque se casó con la hija del gobernante anterior. La reina era una mujer de armas tomar, pero su padre prefirió casarla con un noble de su entera confianza para que no hubiera cambios en las leyes, doblegando la autoridad de la reina. Sin embargo, esta nunca permitió que su única hija fuera vendida en un matrimonio político, dándole al rey donde más le dolía: su harén.
— Llámala, tengo que hablar con ella. — A los pocos minutos, entró una castaña tan hermosa que podría quitarle la respiración a cualquiera.
— Irás al imperio Terra Nova, a casarte con el emperador para poder tener un tratado comercial.
— ¿Qué gano con eso? — respondió la mujer, desinteresada.
— Ser una emperatriz, ¿qué más quieres? — espetó el rey con enojo.
— No me interesa, puedo conseguir el tratado de comercio, pero tengo dos condiciones: la primera será que no me casaré con el emperador y la segunda, algo que me corresponde por derecho de sangre, y sabes muy bien qué es, querido padre — dijo la princesa de forma desafiante.
— Retírate —le dijo el rey a su sexto hijo.
— ¿Qué es lo que quieres, Berenice?
— La corona, quiero ser la reina. — El emperador no estaba seguro, pero podría usar la avaricia de su hija para que la reina le entregara el control completo sobre su harén.
— Te daré el puesto de heredera si logras firmar un acuerdo de comercio y un tratado de paz, pero si no lo logras, harás que tu madre me entregue el control de mi harén, o te venderé al primer postor —dijo el rey con severidad.
— Hecho, pero si logro mi cometido, me coronarás reina apenas llegue. — La princesa se retiró triunfante; tenía una carta bajo la manga para cerrar ese acuerdo con el emperador y recuperar la corona del reino. No iba a permitir que uno de los bastardos de su padre tomara lo que por derecho de sangre le pertenece.
La princesa fue a despedirse de la reina antes de partir; su hermano tenía afán de irse lo antes posible.
— Madre, volveré con la victoria; recuperaremos lo que se nos fue arrebatado.
— Mi pequeña princesa, sé que lo lograrás. Ten cuidado con tu hermano; si sus planes se frustran, se volverá en tu contra.
— Madre, no se preocupe. El general me cuida, en secreto; volveré sana y salva con lo que nos pertenece.
En el imperio se estaba celebrando un ostentoso baile en honor a la fundación del imperio. Como cada año, el emperador era el encargado de asignar una temática; este año será "misterio". Por lo tanto, todos estaban obligados a asistir enmascarados, algo que les pareció entretenido a las damas.
Mónica estaba en el ducado, siendo torturada por Berta, quien apretaba el corsé del vestido como si no hubiera un mañana.
— Mylady, se ve hermosa. — Berta veía maravillada cómo su señorita se veía en ese hermoso vestido dorado.
— El sufrimiento valió la pena — decía Mónica mientras se miraba en el espejo. El vestido era hermoso; su prometido lo había enviado como obsequio, prometiéndole que hoy se verían, por lo cual estaba emocionada.